Tres años he esperado para ser la Luna perfecta de mi manada y darle un heredero al Alfa. Tres años de mentiras, siendo la intrusa en el amor de otros. Tres años para sufrir la muerte de mi bebé y vengarme del hombre que desfiguró mi rostro y destrozó mi vientre. Morir capturada por mi propia manada o escapar y sobrevivir, eran mis dos caminos y tomé la decisión de esconderme y vivir. El Rey Lycan, Aldric Thorne, el más sanguinario y cruel que dirigía a los hombres lobos con mano de hierro, me convertí en su doncella personal, la posición más peligrosa, donde podía perder la cabeza en cualquier momento, en el mínimo desliz, pero nadie de mi pasado me buscaría aquí. “Siempre sumisa, no hables, no escuches, no veas nada, no molestes al Lycan o morirás” eran reglas simples a seguir y pensé estar haciéndolo bien, hasta que un día, el Rey me hizo una proposición que no pude rechazar. — ¿Quieres que salve a esas personas? Entonces entrégate a mí esta noche, sé mi mujer, te deseo y sé que sientes lo mismo, una vez, Valeria, solo una vez… Pero no fue solo una vez y la pasión se convirtió en amor. Ese hombre frío e indomable logró conquistar también mi corazón. Sin embargo, cuando el pasado viene a acosarme y la verdad de mi nacimiento se revela ante mí, debo volver a tomar una decisión, escapar del Rey Lycan o esperar por su misericordia. “Lo lamento, pero esta vez no perderé de nuevo a mis cachorros, ni siquiera por ti, Aldric” Mi nombre es Valeria Von Carstein y esta, es mi complicada historia de amor con el Rey Lycan.
Ler maisNARRADORAAztoria miraba a su macho con estrellitas en los ojitos. Hasta el pedo de Khalum le parecía el más oloroso de la selva."Mmm tan masculino, creo que el próximo celo lo dejaré hacérmelo en modo «guerra», cosa que me afinque bien el martillote"Lyra sentía vergüenza por los pensamientos libertinos de su propia loba."¿No deberías estar ayudándolo a rastrear el terreno?""¿Para qué? Si las cosas se ponen feas, mi macho se come a todos esos guerreritos de pacotilla"El pecho de Khalum se hinchó más al escucharla.Esa lobita estaba ganándose una buena revolcada cuando estuviesen a salvo.Lyra no daba crédito al flirteo de sus partes animales, en medio de tanto peligro.Y Drakkar asentía incluso de acuerdo con los deseos primitivos de Khalum… esto era de locos."Entremos por ahí. Lyra, sostente bien, voy a saltar""¡Khalum, no, no, mi amor, espera, ese es el foso de las bestias, pueden atacarte, no sabemos bien qué hay allí!"Lyra y Aztoria se pusieron de repente algo nerviosas, e
NARRADORA—¿Alguna de ellas habrá logrado llegar hasta este lugar usando la magia de portales? —Lavinia analizaba todas las posibilidades mientras examinaba el hechizo.No era tan fácil como dejar caer unas gotas de sangre, y quien lo hizo lo selló de manera compleja.Una vez más se asombró del poder de Laziel. Aunque le costaba su esfuerzo, igual podía burlar la barrera.—O quizás fue una de las primeras De la Croix —la voz baja de Laziel se escuchó a su espalda—. Mi madre dijo que eran muy poderosas, no creo que las descendientes encerradas en el reino de los elementales se hayan desarrollado hasta estos límites.Y Lavinia estaba de acuerdo.La magia fue prohibida entre los elementales; incluso la bruja que más habló de los portales en el diario y fue amante de aquel vampiro, no lo consiguió.A lo largo de estos años, Lavinia había descubierto que para abrir un pasaje tan poderoso que conectara tierras paralelas, se necesitaban sacrificios, una gran cantidad de almas o energía mági
NARRADORASentada en medio de las runas lunares, Lyra miraba a Drakkar con los ojos llenos de sorpresas. —Lyra, ¿qué sucedió? ¿Todo está bien? —le preguntó atravesando el hechizo e inclinándose para abrazarla. No le gustaba lo desconocido, esas cosas raras que podían salir mal y llevarse a su mujer. —Drakkar, encontré otro fragmento del poder del Khalum, pero las cosas son más complicadas de lo que creía —Lyra le transmitió en su mente todo lo que el espectro reveló para ella. “El Corazón… mi Corazón…” Aztoria escuchó a Khalum murmurar pensativo, intentando recordar.Los secretos de Khalum despertaban mucho su curiosidad. Necesitaban obtener ese poder y hacerlo ya; el tiempo se acababa para el padre del Beta William. Pero por muy poderosos que fueran e incluso con el espectro de Laziel, esta manada contaba con demasiados guerreros, bien entrenados y armados. Era necesaria una ayuda desde adentro y esta vez, muy en serio, el Beta William tendría que escoger de bando.*****Mient
NARRADORA —Señor, hay rumores de que el Rey Lobo está más raro que nunca, pero que su poder parece haber aumentado —el guerrero hablaba con un joven Alfa sentado en la silla similar a un trono. Su mirada severa, sus rasgos afilados y fríos. —Bien, puedes retirarte —le dijo al hombre que dudaba en seguir hablando. —Pero… su hermana… quizás si pagamos por ella, no creo que al Alfa le guste… —¿Acaso sabes lo que quiere mi padre? ¿Te atreves a hablar por él? —¡Nunca me atrevería, señor Wallace! —el guerrero comenzó a sudar frío.Estaba seguro de que el Alfa les ordenaría traer a Vera como fuese, pero su hermano Wallace era otra cosa. —Vera se buscó ese mal por ella misma, bien le dije que no fuera al torneo —Wallace le respondió entre dientes.—. ¿O quieres traer la desgracia del Rey Lobo sobre nuestra manada? El guerrero juró y perjuró que no, pero Wallace lo despachó con algo de molestia. Había pasado un tiempo y no se terminaban de acostumbrar a él. Siempre hablando de su pad
NARRADORA La mente de Nana le jugaba malas pasadas. Intentaba concentrarse en el placer que sentía con su mate sobre ella, sus manos calientes acariciándola con ternura. Sus besos ardientes, esas sensaciones vibrantes que recorrían su piel. Sin embargo, cuando William subió su falda de cuero y comenzó a dejar tiernos besitos en la parte interna de sus muslos, Nana tuvo que luchar con la idea de cerrar las piernas. William, desde el inicio, se dio cuenta de su miedo. Diosa, ¿qué le había sucedido a su hembra? Su lobo rodeaba lentamente a Reina, que aún temblaba bajo cada lamida y caricia. Las manos callosas desataron las tiras del costado con suavidad, siempre mirándola por encima de su vientre, despacio, a pesar de que aguantarse le estaba costando años de vida.—Cariño, no me compares con nadie más. Te voy a hacer olvidar… Nana, confía de verdad en mí…Nana asintió nerviosa, apostando todo a este momento. La boca lujuriosa bajó por su monte de Venus, lamiendo y gruñendo. Wil
NARRADORA ¡Las demás iban a flipar cuando lo supieran! —Nena, ¿de veras estás bien? ¿Cómo te voy a golpear la cabeza? —Drakkar estaba que no entendía nada. —Vamos de regreso, esto es muy fuerte, necesito tiempo para procesarlo —lo tomó del brazo y Drakkar miró a su amiguito semierecto que se había quedado con las ganas. —¡Y tú! —Lyra se giró de repente hablando con la sombra. — ¡Procura que no se filtre más de esas… esas intimidades a mi mente o eres espectro muerto! ¡Piérdete hasta que te necesite! Señaló entre la oscuridad del bosque, resoplando y echando a andar con su macho que se había quedado con las ganas. Pero el que sí se estaba desquitando todo era Laziel. Fueron tantas las veces que sus hermanas se burlaron de su posible relación con la mujer que ahora gemía sobre él. Que estaban de metiches, arruinándole los pocos momentos de abordarla a solas. En una esquina oscura del palacio, como dos clandestinos, la hechicera estaba con el vestido subido hasta la indece
NARRADORA —Bueno, parece que las cosas funcionaron con Nana —Lyra dio un suspiro mirando la espalda ancha del guerrero que se alejaba. Se habían quedado como dos padres preocupados por su cachorra, esperando a Nana en el camino por si se metía en problemas. El guerrero del Beta les había dicho que la Omega dormiría a salvo dentro de la manada. Repentinamente, el pecho fuerte de Drakkar le tapó la visión. Lyra subió la mirada sin comprender. —No estés viendo la espalda de otro macho, no me gusta — Lyra sonrió de lado, sintiendo los dulces celos de su salvajito. —No sé, hace tiempo que no te veo bien la espalda, ni eso ni nada más… interesante —miró sutilmente hacia su entrepierna y luego se giró para echar a andar de regreso a la cabaña. Escuchó enseguida a Drakkar persiguiéndola y una sonrisa astuta y sexy se dibujó en sus labios. —Lyra, vamos a hacerlo… yo también te deseo demasiado, pero siempre hay problemas, personas y el viaje… —la abrazó por detrás, todo estresa
NARRADORA—Toma aire por la nariz, amor… lento, preciosa… así… —le dio un respiro, y antes de que Nana volviera a ponerse la coraza, la besó de nuevo.Su cuerpo más alto la arrinconó en la oscuridad del alero.Con la música de fondo y las risas a lo lejos, ellos se acariciaban y besaban lentamente, rodeados de sonidos eróticos.El corazón de Nana estaba a punto de salirse de su pecho.—Mmmm… sshhh… — siseó vibrando con el cosquilleo en su vientre y entre sus piernas.Todo parecía perfecto, pero de repente el beso aumentó de intensidad y las manos del macho bajaron a apretar sus nalgas con lujuria.La dura y fiera erección se frotaba vigorosa contra su vientre.Gruñidos lobunos comenzaron a salir de la boca de William, donde unos caninos enormes empezaron a emerger.—No, no, ¡maldición! —William dio un paso atrás, jadeando, dejando a Nana desconcertada.Enseguida pensó que había hecho algo mal. Seguramente era eso.William descubrió que era una mojigata.—Yo… lo lamento… —se disculpó c
NARRADORAWilliam comenzó a comprarle todo tipo de cosas dulces que la tenían chasqueando los labios y salivando con las delicias.Las pupilas afiladas del macho se fijaron en esos labios regordetes, brillando en azúcar, aguantando las ganas de chupárselos y lamerlos.Nana era una mezcla de inocente seducción.Ella misma no se daba cuenta de lo que encendía en su interior con cada gesto.De repente se dio cuenta de que la atención de Nana se quedó fija en unos collares de piedras brillantes.—Deme ese turquesa —le pidió a la hembra que los tejía, pagándole con unas monedas que Nana nunca había visto antes.—Para ti —William se lo ofreció mirando su cuello blanco al descubierto.—No, no debiste comprarlo…—Pero quise hacerlo, es un regalo para ti —insistió colocándoselo alrededor del cuello, acariciando su piel “sin querer”.—Yo… no tengo nada para regalarte —ante la respuesta de la omega, William se quedó algo perplejo… si ella pudiese leer su mente.“Nena, que existas ya es el regalo