9. Una suplica
Zack observó fijamente el rostro de la chica aún inconsciente entre sus brazos. Aún con todos aquellos golpes se veía hermosa, aún con aquella piel tan amarilla, aun con sus huesos visibles se veía hermosa. Pasó la esponja por su mejilla lastimada y sintió como extrañamente su sangre hirvió. ¿Donde estaba él para evitar esos golpes y los que de seguro habían antes de esos y protegerla con su propia vida? ¿Donde estaba él cuando esa ella estaba siendo maltratada? Acarició con extrema delicadeza el cuello llenándolo con la espuma. Luego siguió descendiendo acariciando su cuerpo y no con una connotación sexual. Lo menos que le importaba, en ese momento, era el sexo. Sí, le atraía como si fuese un imán y le costaría mucho no besarla y borrar todo lo malo de su pasado. Limpió su cuerpo con amor y cada vez que se encontraba con una nueva cicatriz maldecía entre dientes. No se explicaba su ánimo y mucho menos su aroma. Era agrio, denso, frustrante y con una pizca de dolor. Nunca había t
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