Elle durante varios días no quiso probar bocado. Lo que había vivido en aquella casa había sido tan traumante que ella no sabía como había sobrevivido.¡La había asfixiado hasta el límite! Cuando había probado bocado, al otro día de haber llegado, no lo había hecho con éxito. El alcalde había apretado tan fuerte que juraría tener una fisura en su garganta.
-Saldrán para ir a enfermería- dijo uno de los de seguridad. Elle no quería salir. Elle solo quería quedarse hundida en su rincón con la mente en blanco. Porque no tenía cabeza como para pensar en algo. Escuchó como abrían los candados de las primeras jaulas, la tercera era la de Dylan y la cuarta de Winter, y supo que la próxima era la de ella. Tenía que salir sí o sí. No había ningún momento de consideración. Tenía que salir o si no el castigo sería peor. -Omega 5 sal de inmediato- ordenó el guardia sacando el teaser listo para pegárselo en cuanto viera resistencia. Elle quiso negarse pero su cuerpo ya no aguantaría más. Sabía que su cuerpo estaba muy maltratado y ni golpes, ni descargas eléctricas ni mucho menos las fosas, aguantaria. Se arrastró hasta salir de la jaula. Su cuerpo mostraba heridas de todo tipo; moretones —de todo tipo de colores—, heridas abiertas —por los golpes con un especie de látigo—, raspaduras —por arrastrarse— y quemaduras —por los teaser y los bastones eléctricos—. Era la única que había llegado en ese estado al centro desde hace mucho tiempo. El centro OPAA se caracterizaba por cuidar, de cierta manera, a sus omegas. Pero con Elle no habían cumplido su regla número uno: sacar de su lista al alfa que se había excedido con el trato. Pero al ser el alcalde pues no podían hacer mucho. Si él decidía matar al omega, que tenía a cargo aún, seguiría en las listas de los alfas del centro. Lo más seguro lo ascenderían y tendría privilegios. Quizás dos omegas o más. -Caminen- ordenó uno de los alfas. Era realmente deplorable como los trataban. Los omegas eran tratados igual que los esclavos de siglos anteriores de Estados Unidos. Luego de poner abrazaderas plásticas, que agregaban unas nuevas líneas rojas a sus muñecas, los pusieron en fila india. Con un alfa y dos guardias llevaron a los primeros diez a la enfermería. Allí harían pruebas de rutinas para ver cuanto miden, pesan y todo lo necesario a su cuerpo. -Omega 4, 5,7, 9 y 10 pasen- dijo un doctor en la puerta de una habitación. Elle conocía de sobra esa habitación, la habitación panadería, como ella le decía. Desde los once, desde que tuvo su primer celo, ella junto con otras niñas y mujeres iban para un chequeo. El doctor las ponía en unas burras contiguas, dejando a un lado la privacidad, las tocaba de una manera que Elle sabía que no era normal o por lo menos eso era lo que ella pensaba. Nunca nadie la preparó, ni a ella ni a las otras cinco niñas, para lo que de ese momento en adelante pasarían cada mes luego de su celo. Eran una niñas y jamás pensaron que a su corta edad ellas ya veían a una especie de ginecólogo. Estaban aterradas porque nadie le explicó que pasaría. Primero fue Winter a la que el doctor revisó. Aún estaba recuperándose de las heridas internas por la brutalidad de una alfa quien había metido varios juguetes sexuales a la vez. También la perdonaron al ser una abogada amiga del alcalde. -Wow- dijo sorpresivo al ver a Elle y todo su cuerpo herido. Elle no se había dado cuenta de que ese "wow" era por ella porque sus ojos estaban cerrados y su rostro hacia un lado. Ya el color en sus dedos se había ido, sus manos estaban tan aferradas a los bordes de la camilla que sus nudillos estaban blancos y todo para tratar de desviar el miedo que sentía. Siempre tuvo miedo cada vez que iba allí porque por más tiempo que pasaba yendo y por más que las más adultas le explicaran quien era ese doctor y que hacía, vivía aterrada que alguien la tocara. Ya sea para bien o, como en todos los casos, para mal. -Omega 5...- odiaba que la llamarán así, ella tenía su nombre y uno muy bonito -Tu interior está muy irritado, aun tienes restos de semen pero se nota cuan dañada estás por dentro.- dijo el doctor -¿No usaron lubricante y mucho menos esperaron a que te lubricaras naturalmente?- preguntó y Elle no dijo nada -tendré que notificarlo- agregó -N-No...- suplicó en susurros sin mirar al doctor. Elle no quería que nadie supiera que ella había sido la omega del alcalde; no por lo menos entre sus "amigos". Aunque Winter lo sabía por obvias razones. Pero lo que sí no quería era que ninguno de los alfas supieran. Ya lo sabían los alfas que tenían el permiso de las listas; eso era más que suficiente. Además de seguro recibiría un castigo por no ser una buena omega y complacer a su alfa en turno. -¿Quien fue tu último alfa?- preguntó el doctor. No hubo respuesta así que buscó en el sistema y vio el nombre del alcalde -Oh ya entiendo- dijo sorprendido. Winter tomó su mano dejándole saber que estaba allí apoyándola. El doctor no hizo nada; él era el único que permitía, aunque sea un mínimo contacto, en las omegas. Acarició con su pulgar el dorso de su mano pero Elle nunca se giró. Estaba aterrada y se sentía completamente humillada. El doctor terminó con Elle y continuó con la siguiente. Elle tragó duro y como pudo bajó sus piernas de la burra y esperó a instrucciones de los guardias. Casi cuarenta minutos después los diez omegas volvieron a las jaulas para volver con otros diez omegas. Elle se sentía aliviada porque por fin ya no tendría a ese doctor entre sus piernas. Acarició sus muñecas para aliviar un poco el ardor que quedó cuando picaron las abrazaderas plásticas antes de entrar al "consultorio" del doctor. Con una orden todos los omegas entraron a sus respectivas jaulas. Winter se acomodó para poder hablar un poco con Elle cuando se llevasen al segundo grupo. Elle suspiró y acomodó su cabello. -Ese hombre te ha dejado jodida- susurró y Elle asintió sin decir nada. -De todas las bestias que me han tocado incluyendo a estos- susurró mirando a la puerta viendo al guardia -él es el mayor de todos- -¿Que te hizo?- preguntó horrorizada. Elle negó al escuchar esa pregunta. Se tensó de solo pensar que estuvo tan cerca a la muerte. No quería seguir hablando, no quería seguir recordando ese momento. Aunque pensaba que era mejor morirse no quitó sentir pavor a la muerte. Por eso se prometió no volver a desear morirse y también se prometió huir de aquella pesadilla y llevarse con ella a Winter y Dylan. Elle suspiró dolida y habló -Estuve a punto de morir Winter- susurró y vio a Winter llevar sus manos a su boca con una expresión de sorpresa en su rostro. El guardia de seguridad salió del área de las jaulas y ella se sintió más calmada para hablar un poco más con su amiga. Aunque ella no quería contarle todas las atrocidades que le habían hecho esa pareja de alfas. La luz en las jaulas se cortó y Elle tomó fuertemente la mano de Winter. De pronto ambas escucharon un par de golpes secos y Winter soltó un grito bajito. La puerta se abrió y la luz de unas linternas otorgaron claridad a la enorme habitación. -Tiene que ser rápido Zack, tenemos diez minutos a lo mucho- se escuchó una voz y ninguna de las dos reaccionaron. -Lo sé Aaron. Por eso comienza con el lado izquierdo mientras yo voy por el lado derecho- dijo Zack. Aaron hizo lo que Zack le pidió y comenzó a quitar los candados y abrir las jaulas para que los omegas salieran de ellas. Elle se tensó cuando escuchó como el candado de su jaula se abrió. Levantó la vista y aquella promesa que se hizo duró lo que duraba una estrella fugaz en el cielo. Solo quiso morirse cuando vio aquel hombre que era el culpable de su casi muerte. Soltó de mala gana la mano de Winter, ni sabía que aún la tenía agarrada, y abrazó sus piernas contra su pecho negando continuamente. -V-Volviste para matarme...- susurró al mismo tiempo que enterraba su rostro entre sus rodillas. -¿Que?- se escuchó confundida aquella pregunta -Al contrario vine a salvar tu vida y la de los demás- anunció y la tomó de la mano para sacarla de la jaula. Zack nunca se había topado con una omega que luchara tanto por quedarse como ella. Luchó contra pataleos y arañazos y eso lo hacía ver confundido. Cansado y muy confundido. Finalmente la sacó de la jaula gracias a que Aaron le había inyectado un tranquilizante. ——————————————