Zack tomó en brazos a Elle y en silencio salió con su amigo y los quince omegas, que habían liberado, detrás. El comportamiento de ella le había dejado confundido y con un sentimiento de culpa horrible. No lo entendía pero así lo sentía. El miedo que vio en su mirada era extremadamente inquietante. Inquietándolo y depositando una preocupación instantáneamente en él.
-¡Tenemos que salir ya!- habló Sam llegando con otros veinte omegas y con sus dos compañeros. -No lo sabíamos Sam- dijo irónicamente Aaron. Zack miró hacía atrás viendo el miedo y la felicidad en los omegas...y en ellos mismos. Pero estaban a punto de lograrlo y no se podía sentir mejor porque no podía. Pero las alarmas se activaron y las puertas comenzaron a cerrarse automáticamente -¡Corran!- gritó Zack alentando a los omegas y a sus propios amigos. Acomodó más a Elle en sus brazos y se detuvo para ayudar a los omegas que se estaban quedando atrás. -¡¿Que estás haciendo?!- gritó preocupado Aaron -¡Corre!- alentó deteniéndose para llegar a donde Zack estaba. -¡Llévatela!- dijo y pasó el cuerpo de Elle a los brazos de Aaron. -No te voy a dejar- dijo y en ese momento llegó Sam. Aaron hizo el mismo gesto que hizo Zack con él y le entregó a Elle para que la pusiera a salvo. Se habían quedado tres omegas atrás. No tenían las fuerzas para correr y se veía en sus ojos la súplica para que no los dejaran. Y Zack no tenía corazón para dejarlos así que corrió tan rápido como sus piernas le permitieron y con ayuda de Aaron lograron ayudar a los omegas. -¡Avancen!- gritó Sam Quedaban unos pocos metros para llegar a la puerta y los omegas estaban seguros de que no llegarían. Y si eso pasaba tendrían que prepararse para el castigo que vendría. Un castigo del que tenía como destino la muerte. Zack y Aaron sintieron la derrota de los omegas cuando estos se hicieron más lentos. -¡Falta poco!- gritó Zack -¡Vamos ustedes pueden!- alentó Unos pocos pasos y la puerta estaba a punto de cerrarse. Zack dudó mucho en que lo lograrían y de hecho también Aaron dudó. Pero vieron la luz al final del túnel cuando vieron a Sam, Rex y Dan aguantando con todas sus fuerzas la puerta. Aceleraron sus pasos y lograron cruzar la puerta con una felicidad incontrolable. No hubo tiempo para celebrar la hazaña que habían logrado por un pelo. Aunque tarde o temprano lo celebrarían con champán y todo. Montaron a todos los omegas en las tres camionetas negras, con vidrios polarizados y sin tablillas y rápidamente pusieron en marcha. Aaron, su mejor amigo, había tomado el control de la escapada. Él era el mejor en autos y todo eso por si algo salía mal. Zack miró por el retrovisor sonriendo cuando vio el centro atrás. -¡Lo logramos!- dio un grito eufórico Zack. -Pero por poco, Z- suspiró nervioso Aaron. -Sí, Aaron, pero lo importante es que lo logramos.- dijo viendo de reojo a la parte trasera encontrándose a la mujer que pataleó para que la dejara y a la que estaba junto a su jaula acariciando su cabello. Zack tomó una sábana blanca y se la tendió a la mujer para que tapara la desnudez de la mujer inconsciente. Era extraño, pero no quería que nadie la viera de esa forma. Ahora sentía una rabia incontenible al recordar cuando se la entregó a su mejor amigo. Volvió a tenderle la sábana con el rostro más serio que podía tener. Winter la tomó con un poco de miedo y cuando iba a decir un inaudible gracias él se giró dejándola con la palabra en la boca. Aaron frunció el ceño y lo miró de reojo. Algo le pasaba a su amigo y no sabía que era. Aquel repentino cambio de ánimo y el olor a posesividad que desprendía era inevitable. Miró a Winter y a Elle para ver que era lo que había hecho cambiar de ánimo al alfa, su amigo. -¿Que se te perdió? Mira adelante o sino vamos a morir por tu incompetencia- gruñó y Aaron volvió a fruncir el ceño y negar para luego volver a poner su atención a la carretera. Zack estaba confundido por como había reaccionado ante lo que había hecho Aaron. Pero le fue imposible tratar de esconder su actitud posesiva al ver como Aaron miraba a la mujer inconsciente. El iris de sus ojos se volvieron rojos cuando escuchó a quien, hasta ese momento consideraba su amigo, hacer preguntas sobre ella. -¿Como se llama?- preguntó Aaron a Winter. En realidad Aaron no le importaba como ella se llamaba, más le importaba como se llamaba la chica que acariciaba con cariño el cabello de la chica inconsciente. Pero a pesar de todo, le gustaba hacer enojar un poco a Zack. Aunque era difícil que él terminara enojado pero aún así lo hacía. -S-Su nombre es Elle...- susurró con miedo Winter. -Es bon...- no logró a articular lo que quería decir. Los omegas miraron completamente asustados lo que pasaba. En cuestión de segundos el alfa copiloto, Zack, estaba con sus manos en el cuello del otro alfa haciendo presión dejándolo completamente sin aire. Y todos agradecían que eso había ocurrido en una luz roja de lo contrario hubiesen terminado en un aparatoso accidente. -Ni se te ocurra decir lo que estás pensando- gruñó muy cerca dejando ver sus ojos rojos de alfa completamente enojado. -S-Suéltame- dijo casi inaudible. -Estás advertido Coleman- gruñó nuevamente Zack haciendo más presión en el cuello de Aaron. -¿Que carajos te pasa?- preguntó Aaron -¿Quieres matarme o que?- -Si no arrancas, lo haré- dijo acomodándose en su asiento con toda la despreocupación del mundo. Como si hubiese dicho que la noche estaba hermosa. Aaron no dijo nada y arrancó inmediatamente. Jamás Zack había actuado de esa manera. Jamás había sido tan aterrador. Aunque a él no le provocó miedo le había preocupado. Minutos después las tres camionetas entraban al terreno donde estaba el búnker. En cuestión de segundos, sin esperar a que la camioneta se detuviera por completo, se bajó. Abrió rápidamente la puerta corrediza de atrás y le arrebató de las manos de Winter a Elle. -¡No! No se la lleve- se escuchó el grito de Winter hacer eco en el silencio de la noche -¡¿A donde se la lleva?!- gritó inmediatamente bajando la mirada al suelo de la camioneta. Aquellos ojos de alfa le ordenaron hacerlo. -La llevaré conmigo- dijo con voz cortante y la cubrió más con la sábana. Zack vio que Winter se veía muy asustada y trató de calmarla -Estará bien- -Z, ese no es el protocolo- advirtió Aaron aún sabiendo que Zack no le importaría seguir el protocolo al pie de la letra. Recibió una mala mirada y luego vio desaparecer a su mejor amigo con la chica, aún sedada. Miró a Winter cuando escuchó un sollozo seguido de una persona tratando de silenciarla -No tienen porque callarse. Ya no están en el centro. Pueden hablar y hacer lo que quieran. ¡ESTÁN LIBRES!- dijo feliz Aaron. Se acercó a Winter y con miedo a que ella lo rechazara se sentó a una distancia prudente. Quería abrazarla, quería que dejara de llorar porque algo muy dentro de él le hacia sentir triste y culpable por algo que él mismo ni sabía. Pero no, debía ser cauteloso. -Ella estará bien. Zack es un buen hombre, no le hará nada- dijo evitando por todos los medios no tocarla. Estaba muy consciente de que si lo hacía no podría haber un solo momento lejos de ella. Sus ojos azules le miraron con preocupación e inundados en lágrimas. Esa chica, la que Zack se había llevado, debía ser muy importante para la hermosa chica junto a él. Y quizo preguntarle pero tuvo que guardárselas ya que tenían que bajar para llevarlos a una revisión de todo. Luego le darían comida caliente, comida de verdad y para terminar la noche darles unos cuartos con su propia cama, almohada, sábanas, ropas limpias y hasta con su propio baño y una pequeña cocina. Entró a una habitación, una enorme pero realmente bonita. Cada uno de los doctores contaban con una habitación así. Enorme y con todo lo necesario en ella. Cerró la puerta y por fin se sintió completamente seguro. Ahora tenía todo lo necesario para sentirse completo y en paz. Miró el rostro de la chica entre sus brazos, aún con algunos golpes amarillos, otros aún violetas, cortes y gruñó de solo imaginársela sufriendo. Caminó con cuidado y con temor a caerse y no porque no pudiese con ella al contrario ella era muy liviana para él. Se sentía mareado y no quería dejarla caer. -Por ti daría mi vida- susurró luego de dejarla tendida en la cama. No sabía porque esas palabras habían salido de sus labios pero sentía la necesidad de decirlas. Pero sobretodo sentía la necesidad de protegerla a toda costa. —————————