-¿Como te fue?- preguntó Winter con voz bajita.
Elle había llegado la noche anterior. Tenía moretones por todo el cuerpo y dedos marcados en su cuello. Ella al tener su piel más clara de lo normal se veían más los moretones. No había emitido ninguna palabra y mucho menos se había movido. Donde el beta, a cargo de ella, la había tirado allí había permanecido. -Ellie contéstame- suplicó preocupada Se atrevió sacar su mano y tocar su pie sintiendo que aún estaba con vida. Aunque su temperatura era muy baja, casi helada, suspiró con tranquilidad al sentir como Elle movía su pie un poco. Le preocupaba mucho el estado de Elle, ella era quien único le hablaba sin importar las exigencias de sus mayores. Por eso Winter se atrevió a sacar su mano de la jaula. Elle no quería volver a saber nada de lo que había pasado. No quería pensar en lo que esos dos locos le habían hecho. Elle solo quería salvarse de ese infierno que vivió pero no pudo. Así que aceptó su destino lo mejor que pudo y agradecía que por lo menos no se había muerto allí con todo lo que aquellos alfas le habían hecho. ••Dos noches antes•• Elle no tenía las fuerzas para levantar su mirada y ver como el alfa le hacía el amor a su prometida. ¿Porque ninguno podía tratarla así? ¿Porque le negaban a los omegas un poco de cariño? ¿Acaso los omegas habían sido los únicos, de las tres razas, que peleaban para tener lo que los omegas tenían...nada? Pero aunque ella quisiera no mirar, el alfa le había exigido que los mirara o sino sería un cadáver tirado en un puente. Y no es que no quisiese eso pero por lo menos quería intentar una vez más huir. -T-Te amo tanto, J- jadeó Phelicity con la cabeza colgando en el borde de la cama. Jason le estaba haciendo el amor a su prometida como Elle siempre quizo, en su más escondido rincón de su corazón, que un hombre se lo hiciera con tanta pasión. Porque a pesar de ser un poco rudo, bastante en realidad, él aún la miraba con pasión, con admiración y hasta con ilusión. Eso era una tortura para ella, ver como él amaba en cuerpo y alma a su rubia y la besaba como si fuese la última vez que sus labios recorrerían la piel. Y no es que Elle sintiera celos porque estuviese enamorada o le gustase Jason porque estaba segura que si fuese otra pareja alfa también tendría el mismo sentimiento. -Te amo más bebé- susurró Jason besándole el cuello y atrayéndola a él. Volvió a besar a su prometida y Elle vio como Jason trepaba a Phelicity en su regazo. Tomó su cintura en sus manos y escuchó el largo gemido que soltó ella cuando Jason entró en ella. La mirada que Jason le daba a Phelicity podía hacer sentir, a cualquiera que lo viese, envidia. Esa sonrisa que solo significaba una cosa; adoración. Elle tirada en el suelo solo pedía un poco de piedad, para ella y por un poco de amor. Solo pedía alguien que no la tratase peor que un animal. ¡Ella era humana! Al igual que ellos. Su vista se empañó viendo fijamente como las manos del alfa acariciaban con amor la piel de la alfa mientras ella subía y bajaba penetrándose así misma. Levantó su mirada y se concentró en la silla blanca frente a un espejo. Le bastaba escucharlos como también querer mirarlos. -¡Mírame!- gruñó Jason al percatarse de que la omega no los miraba. Elle se dedicó a mirar la enorme habitación escuchando el gruñido tan fuerte del alfa. El gris y negro predominaba en la habitación y a pesar de ser oscura daría mucho por vivir en una habitación así. La cama era en pilares color grisáceo posicionada en el centro de la habitación custodiada por dos mesas de noches. Una mesa, en combinación con la cama, con un espejo con bordes en luces blancas y una silla; frente a la cama empotrada a la pared. Habían dos puertas contiguas, una daba al baño y la otra al walking-closet. De seguro ambos eran enormes... De repente sintió un fuerte jalón de su cabello que la tomó por sorpresa e instintivamente tomó las manos del alfa; algo que lo hizo enojar. Como bestia, la levantó tomándola del cabello y le dio un golpe con la mano cerrada. Un hilo de sangre salió de su labio siguiendo su camino por su garganta. El golpe había sido tan fuerte que su cuerpo se habría caído al suelo si no fuese porque el alfa la tenía del pelo. Sus ojos estaban inundados en lágrimas, el dolor de ese golpe fue el detonante para que se permitiera llorar. -No vuelvas a tocarme- gruñó Jason antes de darle otro golpe. Esta vez aterrizando en su ojo haciendo sangrar su ceja. Como castigo la arrastró por toda la casa llegando a una puerta justo entre la cocina y el recibidor. Allí abrió la puerta y sin ningún problema la tiró por las escaleras. Elle solo pudo quejarse en silencio porque si lo hacía en voz alta sería un pase libre para que el alfa siguiera golpeándola. Su cuerpo dolía como el infierno, de seguro una de sus costillas estaban rotas, le dolía su cabeza y una de sus manos no la podía mover. Escuchó sus pasos bajar las escaleras y quizo encogerse para protegerse a sí misma pero no valió de nada. Jason la tomó de la mano golpeada y la levantó. Elle cerró sus ojos fuertemente y mordió su labio herido. No podía gritar, aunque quisiera con todas sus fuerzas no podía. Jason apretó su mano y le ordenó que abriese los ojos. A muy su pesar Elle los abrió y quizo correr cuando vio aquella habitación. Un pad, porque ni era un colchón, con unas pulseras en cuero en el borde estaba tirado en el suelo. Junto a eso habían unas bolsas plásticas con unos bastones eléctricos. En la pared, colgando, había todo tipo de fustas, palas y látigos con puyas al final de cada tira. Con poco cuidado la tiró en el pad, boca arriba, y la amarró de manos y piernas. Se posicionó entre sus piernas y sin aviso y sin ninguna preparación entró en ella arrancándole una mezcla de grito con sollozo. La penetró tan fuerte que ella sentía que se desgarraba por dentro. Los sollozos se hicieron más fuertes cuando él se enterraba, hasta la base, y se quedaba haciendo unos movimientos circulares. De seguro estaba asegurándose de dañarla lo más que podía. Elle sintió algo resbalando por entre sus nalgas y frunció el ceño. ¿Se excitó tanto que se mojó sin necesidad de la inyección? ¿Acaso era sangre? Quizo cerrar sus piernas, ya el dolor no lo soportaba, pero el enorme cuerpo del alfa estaba allí evitando cualquier movimiento que la omega quisiese hacer. Suspiró un poco aliviada cuando sintió un vacío en su interior cuando Jason se retiró. -¡Puerca! Estás sangrando- dijo Jason viendo su miembro empapado de sangre. Volvió a pegarle tan fuerte que su boca comenzó a sangrar. Elle tenía miedo de morirse de esa manera, ahogada en su propia sangre. Giró su rostro y escupió sangre. Sentía repulsión por sí misma y solo quería que el alfa la dejara de una buena vez. Jason la soltó, la viró y la amarró nuevamente. Buscó la "inyección milagrosa" y la inyectó haciendo que al instante el corazón de Elle latiera descontrolado. Esperó unos minutos y cuando vió como la excitación, mezclada con sangre, de Elle escurría hasta aterrizar en el pad se enterró haciendo que su espalda se encorvara por el dolor. -Te lo dije, no me importaba tener que usarla- gruñó Jason enterrándose una y otra vez en ella. Los sollozos se deslizaron de su garganta mezclados con gritos y jadeos haciendo reír al alcalde. Elle trataba de liberar sus manos y sus tobillos de las correas pero no podía. Parecía una bestia tratando de zafarse y los gritos mezclados con gemidos hacían que Jason le diera tan fuerte que él mismo ni sabía como. Su corazón lo sentía como si fuese el rápido galope de un caballo. Lo tenía tan acelerado que llegó a pensar que ese era su último aliento. Y sonrió al pensar que estaba a minutos de recibir lo que tanto había buscado. Sentía como si millones de hormigas corrían por el interior de sus venas y la adrenalina estaba acelerando su pulso. De seguro lo tenía sobre las cien pulsaciones. Hasta que sintió unas manos en su cuello ahí su pulso comenzó a disminuir. -¡Perra!- gruñó Jason penetrándola tan fuerte. Elle rompió una de las correas y trató de sacar una mano de su cuello. Estaba a segundos de morir. Después de todo y pensar querer morir no lo quería hacer de esa manera. Aquellas manos estaban haciendo presión cortándole la respiración. Su pulso de seguro estaba en menos de veinte mientras él seguía entrando y saliendo como loco del interior de ella. Pulso diez. Pulso cinco. Pulso tres. -Suéltala- dijo con una sonrisa Phelicity -Todavía es muy pronto para matarla- Ella estaba allí en silencio disfrutando de todo lo que su alfa le había hecho a aquella omega. ••Presente•• -N-Ni quieres saber- susurró Elle para sí misma. Elle solo se encogió en su jaula evitando que Winter la volviera a tocar. Elle no quería que nadie la volviese a tocar no después de lo que ese loco alfa le había hecho. ———————————