Esposa del CEO italiano por venganza

Esposa del CEO italiano por venganza ES

Romance
Última atualização: 2025-10-24
Anika  Atualizado agora
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192 Avaliações
49Capítulos
5.5Kleituras
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Resumo
Índice

Irene Saint lo perdió todo: el amor, la confianza y lo más sagrado, su bebé. Destrozada, huyó a Italia para proteger su vida, aquí resurgirá como una mujer poderosa, elegante y dueña de sí misma. Conocerá a Alessandro Balestri, un CEO italiano imponente y magnético, que le ofrece no solo una alianza profesional, sino la llave para su venganza. Al regresar Irene encuentra un Aiden: Arrepentido. Redimido. Dispuesto a demostrar que no fue él quien la destruyó, que aún hay espacio para recuperar lo perdido. Y ahora, Irene tendrá que enfrentar el dilema más grande de su vida: ¿dar una oportunidad al amor que nace en el presente, o volver a confiar en aquel que la condenó al infierno?

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Capítulo 1

1. Una cruel verdad

POV IRENE SAINT

—Aiden, mi amor… estoy embarazada —le digo, con la voz temblorosa de emoción.

El silencio que sigue es breve, pero se siente eterno. Lo observo: mi novio, mi príncipe azul.

Aunque yo tenga apenas diecinueve años y él veinticinco, siempre creído que el amor que nos une es lo bastante fuerte para desvanecer cualquier diferencia: no solo la edad, también la distancia de nuestras clases sociales, sostenidos por la certeza inquebrantable de nuestro amor.

Pues él, ahora convertido en el joven CEO de Lefevre Corp, heredero de una de las fortunas más influyentes de Europa, me había demostrado con hechos que nada de eso tenía verdadero peso. Ni los títulos, ni la riqueza, ni el linaje que lo rodeaba lograban interponerse entre nosotros; lo que realmente definió nuestra historia era la manera en que elegía mirarme, protegerme y amarme.

Al menos eso creía yo. Hasta este día.

Sonrío mientras acaricio mi vientre aún plano.

—Es nuestro bebé, Aiden… —susurro—. Nuestro regalo de la vida.

Pero lo que esperaba que fuera un abrazo lleno de alegría, fue un muro de hielo. Su rostro cambia, apenas perceptible al inicio, y lo que antes era dulzura se torna en un gesto serio, casi perturbador.

—Irene… —dice con voz grave, más fría de lo normal—. No lo puedes tener.

Mis labios se entreabren, sin comprender.

—¿Qué… qué acabas de decir?

Él desvía los ojos, revelando que lo que está a punto de decir no nace del corazón, sino de un cálculo frío y deliberado.

—No entiendes nada… un hijo sería mi mayor debilidad. Acabo de asumir el mando como CEO y no pienso arriesgar mi imperio por un error. Los niños no son bendiciones, son cadenas, y yo no voy a cargar con uno que manche mi nombre o ponga en juego mi poder. ¿Podrías comprender que este no es el momento?

—¡Pero es nuestro hijo! —exclamo, con el corazón encogiéndose.

Sus ojos se clavan en los míos, y por primera vez veo algo que jamás había notado: una frialdad cortante, cruel, casi despiadada. Sus dedos se cierran con brusquedad alrededor de mi brazo, arrancándome un leve quejido.

—Escúchame bien, Irene —su voz es firme, como una sentencia—: no puedes tener ese bebé. Yo me niego.

—¿Negarte? —susurro, con un nudo en la garganta—. Esto no es una decisión solo tuya, Aiden. ¡Es mi cuerpo, es mi hijo! Y yo… ya decidí tenerlo.

—Ahora mismo te llevaré al hospital —declara sin pestañear—. Este embarazo se tiene que interrumpir.

Siento que todo el aire me abandona.

¡Plaf! Sentí cómo mi corazón se hacía trizas en mil fragmentos. Todo se desvanecía, aplastado por el peso helado de su rechazo.

—No… —susurro apenas, con lágrimas asomando en mis ojos—. No puede ser que me pidas eso. ¿Quién eres? —Pregunté con voz entrecortada.

Una sonrisa ladeada y una mirada con un destello de oscuridad fue la única respuesta.

Fue en ese pequeño gesto que al final comprendí: el verdadero Aiden no es mi príncipe azul, sino el verdugo de mis sueños.

Respire profundo, intentando asimilar todo lo que estaba viviendo. Mientras descubría su nueva faceta, me levanté, tomé mi pequeño bolso del sofá dispuesta a marcharme, con mirada firme, le dije:

—Desde hoy, Aiden… esto se acabó. Este bebé será únicamente mío.

Intenté alejarme, pero Aiden volvió a sujetarme del brazo con más fuerza, haciendo que un dolor agudo recorriera mi piel.

—Irene… no seas terca. Termina con este embarazo y podremos ser felices, los dos —dijo con frialdad, una que me heló la sangre.

No pude contenerme y mi mano cruzó el aire con furia, estrellándose contra su rostro. El golpe resonó como un trueno en la habitación, y en un instante, su expresión se endureció, revelando la sombra oscura, casi demoníaca, que parecía haber guardado pacientemente en su interior para salir a la superficie.

Antes de que pudiera reaccionar, prácticamente arrastrándome, me llevó hacia su auto. Durante el trayecto, una y otra vez le supliqué que me soltara, pero él fingó no escucharme.

Me aferré a un milagro, a cualquier cosa que me permita escapar y salvar a mi bebé.

Las lágrimas caían sin control por mi rostro; La decepción, el dolor y la impotencia se mezclaban en un nudo en mi garganta.

Al llegar a un hospital privado, Aiden me tomó con brusquedad dirigiéndome al interior, hasta un consultorio de ginecología.

Allí, un médico anciano, corpulento, de mirada fría y cruel, lo saludó:

—Buenas tardes, señor Lefevre. Qué gusto poder ayudarle.

Lo miré, buscando un atisbo de piedad, que detuviera lo que se avecinaba. Pero no había nada. Nada que refleje la voluntad de ayudarme. Solo encontré indiferencia.

—Yo le ayudaré a solucionar su “problema”, señor Lefevre —comentó el doctor, con desdén.

“¿Problema?” Pensé. Nuestro bebé no era un problema, era mi vida.

Tomé fuerzas y lo enfrenté:

—Antes del procedimiento, Aiden… quiero hablar contigo a solas.

Quise apelar al amor que decía sentir por mí desde que me conoció.

—Está bien… doctor, déjenos a solas —pidió él.

Frente a frente, con lágrimas rodando por mis mejillas, lo miré:

—Aiden… por favor, mírame. Decías que me amabas, que yo era la mujer de tu vida… no nos hagas esto. —Llevé su mano a mi vientre—. ¿Ves? Esto es nuestro hijo.

Sus ojos parecieron empañarse de lágrimas, pero no llegó a posar su mano sobre mi vientre; en cambio, se zafó de mi agarre con brusquedad.

—Irene… todo estará bien. Solo que… ahora no es el momento. Después podremos tener todos los hijos que quieras.

¿Por qué no era el momento 'adecuado'? ¿Acaso existe uno? Sus palabras me desconcertaban; No lograba entender qué le ocurría, pero el simple hecho de que hablara de un futuro juntos encendió en mí una chispa de esperanza que me atravesó fugazmente.

—Aiden… te lo ruego. Si no lo quieres, me iré. Nunca más volverás a verme.

—No, Irene —apretó mis brazos con fuerza atrayéndome a su pecho—. No lo repitas. Tú te quedarás conmigo, y este embarazo… acabará hoy.

—Si haces esto, Aiden… te juro que jamás volverás a escuchar de mis labios un “te amo”. Solo lograrás que te odie.

Él intentó besarme, aferrándose a mí hasta dejarme sin aliento, con la fiereza de un depredador decidido a doblegarme a su voluntad.

—Cariño… no lo compliques más —murmuró, con esa voz grave y dominante que no admitía réplica.

Logré fingir sumisión.

—Está bien… solo déjame ir al baño, por favor.

Aiden asintió, distraído. Aproveché ese instante y salí, moviéndome con cautela pero con el corazón desbocado, buscando desesperadamente una salida. La puerta de emergencia estaba cerca, brillando como un pequeño faro.

Caminé despacio, conteniendo la respiración, tratando de no llamar la atención, pero los guardaespaldas de Aiden me vieron a lo lejos y comenzaron a seguirme. Cada golpe de sus botas contra el suelo retumbaba en mis oídos como un tambor de advertencia.

Entonces, Aiden apareció, su rostro lleno de furia, avanzando decidido a detenerme. Sentí el miedo implantarse aún más en mi pecho, pero el instinto de supervivencia fue más fuerte.

Corrí, esquivando sillas y mesas.

La puerta de salida estaba a solo unos pasos, y con cada movimiento podía sentir cómo se acortaba la distancia entre ellos y yo.

—¡Hijo mío… mamá te va a salvar! Seremos felices…lo prometo —susurré.

Una vez que logré salir del hospital, mis piernas parecían tener vida propia; corría sin mirar atrás, con el corazón latiendo a mil por hora.

Sin poder evitarlo, al fin me alcanzaron, intenté cruzar la calle, pero él ya estaba frente a mí, bloqueando mi camino. Nuestros ojos se encontraron y, por rápidos segundos reconocieron al hombre que he amado. En esa mirada había dolor, el mismo que ardía en mi pecho; para él tampoco era fácil, en su silencio también sangraba la herida de lo que me estaba haciendo.

—¡Déjame! ¡Por favor, aléjate! —grité con todas mis fuerzas, pero Aiden ya me tenía del brazo.

Mordí el brazo de Aiden con todas mis fuerzas así logré liberarme de su agarre.

Creí que finalmente había logrado escapar, cuando de repente un auto irrumpió en la calle frente a mí. El vehículo apareció sin aviso, y el golpe fue tan brutal que me arrancó el aliento de los pulmones.

Desde la distancia, escuché su grito desesperado, desgarrador como la de un animal herido que está perdiendo lo que más quiere en este mundo :

—Ireneee…

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Viviana Adriana Tazzioli
me encanta la novela , con drama pero con resolución rápida que dan muchas ganas de leer muy recomendable, gracias autora.
2025-10-25 21:00:59
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
Alonzo gracias por aceptar al hermano de Abby eso dice más que mil palabras de tu amor de padre
2025-10-25 07:56:35
0
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
Abby no mires atrás la vida te está dando una oportunidad y si el forma parte de esa oportunidad bienvenido si no, disfruta de lo que estás recibiendo y pronto llegará alguien que te quiera y valore
2025-10-25 07:55:23
0
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Teresa Alba
Alonso un hombre encantador dispuesto a adoptar al hermano de Aby para que ella tenga finalmente la familia que merece , Que bonito!!!!!
2025-10-24 21:03:22
0
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Teresa Alba
No imaginé que el problema que tiene Aby con su jefe fuera sentimental, pensé que era laboral y le vendría bien irse a España ,pero ahora? encontrará un nuevo amor en España? o no se irá?
2025-10-24 21:02:25
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
Irene y Maggi juntas ya recuerda, es bueno para Irene, encontrar paz y amor
2025-10-23 21:23:17
0
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
estoy feliz por Abby también por Alonzo, después de la tempestad sale el.sol y llega la calma
2025-10-23 21:22:16
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Teresa Alba
Ojalá puedan ser felices, tiene una familia que disfrutar y se merece que la vida le sonria
2025-10-23 21:15:16
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Teresa Alba
Que bien que la madre de Irene haya recuperado la memoria y pueda vivir feliz con su hija y Alessandro, podrán recuperar el tiempo que les quitaron. Aby y Alonso felices al confirmar que son padre e hija a pesar de que también es hija de Mónica, como dijeron Aby e Irene eso no tiene que influir
2025-10-23 21:14:09
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
creo que tú segunda oportunidad llegó como un tornado, arrasando en tu espacio dando un golpe y una sacudida, para que sepas que nada es fácil no color rosa
2025-10-23 07:25:53
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
Mónica nunca quiso a nadie, no conoce esos sentimientos, es tan miserable que aún sabiendo que su hijo se va por su culpa no muestra nada por wl
2025-10-23 07:24:44
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Ruht Mercedes Hernandez Lunar
Aiden suerte en tu viaje, todos merecemos una segunda oportunidad y está vez tu te la estás brindando, no confiaba mucho en ti, por el dañó que hiciste a Irene, pero no toda es tu culpa
2025-10-23 07:23:15
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Teresa Alba
Tengo la sensación que la sobrina de Antonio va a ser la "pesadilla amorosa"de Aiden si realmente está arrepentido de todas sus acciones anteriores ojalá pueda ser feliz
2025-10-22 15:10:20
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Teresa Alba
Ojalá las pruebas de ADN demuestren que Abby es hija de Alonso y por fin ella pueda mejorar su vida , porque parece que tampoco es demasiado feliz en la cafetería donde trabaja, Alonso por fin podrá descansar y disfrutar de su hija
2025-10-22 15:08:55
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Teresa Alba
Parece que ha encontrado a su hermana en Abby, eso lo deduzco yo por la reacción de Alonso, espero que sea así por fin todos tengan paz y puedan vivir tranquilamente
2025-10-21 01:10:45
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1. Una cruel verdad
2. Un alma rota
3. El primer capítulo de mi nueva vida
4. Lo que me pertenece
5. Todo tiene su recompensa
6. Tu venganza reclama su momento
7. Suba al auto, señorita Saint
8. Contrato de Matrimonio
9. Seré tu mejor decisión
10. Todo, excepto amor
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