Dicen que los ingleses son inexpresivos, educados, fríos, reservados y que beben demasiado té. Emily lo había investigado y se sentía lista para enfrentarse a una nueva vida en este país y a todos sus obstáculos. Lo que nadie le dijo es que también eran crueles, en especial el hombre del que se enamoró y que su recién aparecido padre biológico millonario, su nueva mejor amiga y su medio hermano le presentaron e instaron a casarse. Sí, Ethan O’Sullivan, el demonio inglés, el magnate más rico, terriblemente sexy y poderoso de Inglaterra, y el maldito ex prometido de Emily Turner. Aquel maldito que el día de su boda la humilló de la peor manera. Después del trauma, Emily decide dejar de lado sus sueños y a su recién descubierta familia, para reconstruir su corazón, sin saber que se lleva un par de secretos que cambiarán su vida. Años después, y cuando aparentemente estaba en su mejor momento… Ethan reaparece de la nada para hacer de su vida un infierno. Lo que él no sabe es que ella está lista para enfrentarse a él, incluso para vengarse, y no será cualquier venganza… Es una que se multiplicará por tres. Porque Emily ya no está sola.
Leer más—No— la respuesta de Ethan a la pregunta más importante de nuestras vidas resuena por todo el salón como una sentencia o una maldición.
Mi corazón tiembla.
“Está bromeando, ¿verdad?”, pienso con inquietud.
—Ethan...
No puedo decir más, él suelta mis manos con desdén, como si estuvieran sucias, y la mirada cariñosa de hace unos instantes desaparece por completo… hasta convertirse en una mirada de desprecio junto a una sonrisa extraña.
No, no es esa sonrisa dulce y emocionada que tanto amo, ni su sonrisa conquistadora que deja ver un hoyuelo en su mejilla… parece ser una sonrisa llena de maldad que me deja congelada en mi lugar.
Lo observo tomar el micrófono con confianza, como si fuera el dueño del lugar. Sus acciones solamente me dejan más desconcertada.
¿Qué está haciendo?
Ethan O’Sullivan, mi prometido, se gira para ver a los cientos de invitados e incluso saluda a los medios que cubren nuestra boda. Algo que yo nunca quise, pero él estaba aferrado en querer contarle al mundo sobre mí, sobre su amor infinito hacia mí. No pude negarme a su propuesta.
—No, señores, no me casaré con la hija bastarda de Philip Branson— el lugar resuena con expresiones de sorpresa, risas burlonas y creo que expresiones de lástima, al menos eso creo, porque en mi mente solo resuenan sus crueles palabras y las risas, que van aumentando su volumen, cada vez más.
—Ethan, ¿qué haces?¿Por qué haces esto? — logro preguntarle en un susurro.
—¿Por qué? ¿Por qué no lo haría? Yo, Ethan O’Sullivan, el dueño y CEO del imperio O’Sullivan, jamás me rebajaría para casarme con una hija bastarda— se gira hacia mi padre que, a pesar de las lágrimas que ya nublan mi vista, puedo notar que está con el rostro enrojecido y eso es una mala señal. Mi padre se siente mal. Pero a Ethan no le importa, sigue con sus insultos.
—Jamás me casaría con la hija de un desgraciado, infiel, traidor y poco hombre como tú, Philip Branson—. La sonrisa de Ethan se vuelve más cruel. —Jamás me casaría con una mujer fácil— se gira hacia mí, para humillarme mirándome directamente a los ojos. —Una mujer miserable que no solo mendiga por dinero para sobrevivir y que ni así pudo salvar a su madre— su risa resuena, rompiendo cada vez más mi corazón. —También, mendiga amor y atención.
Ethan no baja el micrófono, no deja de verme y por supuesto, no ha terminado conmigo.
—¿Cómo podría casarme con una mujer que abre las piernas con tan solo unas pocas palabras bonitas…?— No termina de hablar cuando mi mano impacta con su rostro con fuerza.
La indignación y el odio comienzan a surgir de mi corazón roto. ¿Cómo puede hablar de mi madre? ¿Cómo puede burlarse de lo que he vivido? Y cómo es que puede hablar tan descaradamente de aquella ocasión en la que hicimos el amor. Una noche que pensé había sido la más maravillosa para ambos, donde abrimos nuestro corazón… donde fuimos vulnerables.
—Vaya, las zorras también se indignan— dice de manera burlona. Las risas aumentan por todo el lugar. Mi mirada va a mi padre y mis hermanos que están con él, viendo como cae al suelo con dolor, mientras están rodeados de guardaespaldas para que no se acerquen a mí, y también, veo a Amelia sonriendo… A lo lejos, una mujer despampanante de vestido blanco se acerca poco a poco a nosotros.
—Emily Branson, te presento al amor de mi vida, Blair Thomas.
Siento como mi cuerpo comienza a temblar más. No puedo moverme de mi lugar, es como si mi cuerpo fuera a colapsar si diera un paso al frente. Es un ataque de ansiedad, ataques que he sufrido desde que era niña, y ahora, reaparece de la peor manera.
Siento que estoy sudando y temblando sin control. Mi corazón está latiendo de manera desenfrenada, mi mirada comienza a desenfocarse… mis oídos parecen querer explotar. No puedo respirar.
—¿Por qué? — digo con los dientes apretados. ¿Por qué hace esto? ¿Por qué le hace esto a mi familia?
Ethan tira el micrófono lejos de nosotros y se acerca a mí a paso lento, como un depredador, como un ejecutor a punto de cumplir la sentencia de muerte de su víctima.
Él coloca su palma en mi mejilla como un acto condescendiente, su mirada es de lástima y burla, como si viera a una pobre tonta. Al final, eso soy.
—¿Por qué no hacerlo? Eres solo un peón en mi venganza, Emily— sus dedos trazan mi rostro con una maldita calma que me causa escalofríos y su toque me da asco. —Tu familia me debe mucho y hoy van a comenzar a pagar. No voy a descansar hasta destruir todo de los Branson, y mi querida muñequita, tú, tú eres la primera en caer.
Con brusquedad, gira mi rostro hacía donde está mi padre, aún en el suelo, veo a mi hermana junto con él tratando de hacer que reaccione y gritando por ayuda. Observo a mi hermano, Jim, peleando con algunos guardaespaldas…
Ethan acerca su rostro al mío, puedo sentir su respiración junto a mi oído.
—El segundo en caer es tu padre. Parece que hoy es un buen día para que muera. Me alegra ver este momento— su risa grave es cruel. —Me vio humillando a su hija favorita, una zorra necesitada de amor que tontamente me ayudó a terminar con él.
Mi respiración es más errática, siento que estoy a punto de desmayarme, aunque después de este momento, solo quiero morir.
—Aún no mueras, muñequita. Tienes que ver como tu familia se desmorona. Me deben mucho, una vida— me suelta bruscamente. Por la fuerza, termino en el suelo, jadeando por respirar, por liberar el dolor que siento por todo mi cuerpo.
Me siento tan mal… como si de verdad fuera a morir.
Ethan me observa desde su posición, viéndome desde arriba con desdén y odio, parece que sigue hablando pero no puedo entender nada de lo que dice. A su lado, llega Blair, quien sin pensarlo me suelta una patada que da de lleno en mi vientre, enviando más oleadas de dolor por todo mi cuerpo.
—Esto es por codiciar algo que no es tuyo. Ethan fue y siempre será mío— su voz suena muy a lo lejos.
—Gracias por ayudarme con mi venganza— dice Ethan antes de darse la vuelta e irse con ella.
Mi mirada desenfocada solo puede distinguir sus siluetas alejándose cada vez más, dejándome aquí tirada como si fuera basura.
—¡Emily! ¡Vámonos, te ayudaré a escapar! — alguien grita a mi lado, después, siento que me levantan, pero no puedo distinguir más, estoy por perder la consciencia. —¡Tienes que irte! Él te matará si te quedas, lo hará con toda tu familia. Huye.
Esa persona sigue hablando, llevándome lejos.
“Nunca debí de confiar en ti”.
“Pero, algún día, Ethan, algún día te regresaré cada humillación y el dolor que me has causado”.
Es lo último que pienso cuando todo se vuelve obscuridad
Dos semanas después.Emily—¡Vamos! Ese es tu vuelo, pequeña Emily. Buen viaje— dice el tío Frank, abrazándome con fuerza.—Gracias, tío— lo abrazo de vuelta, sintiendo el nudo en mi garganta. No quería irme, pero esa promesa hecha a mi madre antes de morir pesa como una roca en mi corazón.—Recuerda, si esos ingleses alzados te tratan mal, regresa con nosotros. Lily y yo te cuidaremos, serás nuestra pequeña hija— dice con ternura.—Lo sé, lo sé.—No olvides el testamento. Si en cinco meses no te sientes cómoda, ella te protegerá. Ya lo sabes.Asiento, aun entre sus brazos.Mi madre me había dado grandes sorpresas en estos días. Una sorpresa tras otra.Después de otro abrazo más, tomo mi maleta para tomar mi vuelo a Londres, Inglaterra. Directo a la boca del lobo… al infierno o cualquier lugar tétrico que puede compararse con la casa de mi padre biológico.Ni siquiera lo busqué en internet. Todo lo haría al llegar. No quería estropear mi poco buen humor con información de un desgracia
EmilyEstoy a punto de caer al piso al intentar correr lo más rápido posible por los pasillos del hospital. Hace media hora había recibido la llamada del doctor Clark y por su tono era urgente que regresara.Ni siquiera tuve tiempo para lamentar que ya no tenía un hogar o pelear con el maldito casero. Tampoco tenía tiempo para colapsar con otro típico ataque de ansiedad. No podía permitírmelo.Algo en la voz de Clark me dio miedo…—¡Clark! ¿Cómo está mi madre? — pregunto con ansiedad, con todo el cuerpo temblando, al instante en el que lo veo a lo lejos, fuera de la habitación de mi madre.—Emily, toma un respiro. ¿Podrás… podrás pasar a despedirte de ella?—¿Qué?Clark suspira y me toma por los hombros para que lo enfrente.—Emily, Mary está muriendo. Su estado empeoró después de que te fuiste y creo… creo que está resistiendo para verte por última vez— la voz del doctor se quiebra.Sus palabras me golpean tanto que estoy a un paso de derrumbarme por completo.—Resiste, Emily. Ve con
6 meses antesEmily—Lo siento, Emily. Mary tiene muy pocos días de vida, será mejor que pases con ella todo el tiempo posible— dice Clark con pesar.—Gracias, doctor— es lo único que puedo decir antes de salir de su consultorio. Siento mi pecho doler ante la verdad: mi madre está a punto de morir.Mis pies me llevan al único lugar que ha sido un refugio para mis lágrimas: las escaleras de emergencia del hospital. En teoría, ni siquiera tengo autorización para estar aquí, pero después de tantos meses, he logrado infiltrarme.“Sí, varios meses”, pienso con amargura.Al llegar a la zona de las escaleras, me siento en el suelo, abrazando mis piernas y escondiendo mi rostro lloroso entre las rodillas.—¿Por qué la vida es tan injusta? — digo entre lágrimas. —¿Por qué no pude ayudarte más, mamá?Muerdo mi labio con fuerza, tratando de evitar las ganas de gritar, de levantarme y golpear las paredes, de maldecir todo y a todos.Mi madre siempre fue una buena persona, trabajadora y humilde. A
—No— la respuesta de Ethan a la pregunta más importante de nuestras vidas resuena por todo el salón como una sentencia o una maldición.Mi corazón tiembla.“Está bromeando, ¿verdad?”, pienso con inquietud.—Ethan...No puedo decir más, él suelta mis manos con desdén, como si estuvieran sucias, y la mirada cariñosa de hace unos instantes desaparece por completo… hasta convertirse en una mirada de desprecio junto a una sonrisa extraña.No, no es esa sonrisa dulce y emocionada que tanto amo, ni su sonrisa conquistadora que deja ver un hoyuelo en su mejilla… parece ser una sonrisa llena de maldad que me deja congelada en mi lugar.Lo observo tomar el micrófono con confianza, como si fuera el dueño del lugar. Sus acciones solamente me dejan más desconcertada.¿Qué está haciendo?Ethan O’Sullivan, mi prometido, se gira para ver a los cientos de invitados e incluso saluda a los medios que cubren nuestra boda. Algo que yo nunca quise, pero él estaba aferrado en querer contarle al mundo sobre
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