Emily

Él me da una sonrisa igual de amplia que la mía, y puedo notar que hay cierta complicidad también, como si él pudiera entenderme a la perfección.

¿Será real que también quiere vengarse? ¿De quién?

—¿Y tú? — le pregunto con esa misma chispa de que, posiblemente, ambos estamos enfrentando a nuestros demonios. También, con mucha curiosidad.

—Listo para destruirlo todo también— su sonrisa de lado hace que mi corazón comience a palpitar.

—¿Quién eres? — le pregunto con curiosidad.

Que mi corazón esté latiendo como loco es un indicio de qué hay algo más aquí… Nunca, en mis veintiún años, me había pasado con un chico y, además, presiento que es real su venganza. Su mirada y esas palabras parecen confirmármelo, pero al instante… en un parpadeo, su expresión cambia a diversión.

Él se acerca a mí y acaricia mi mejilla.

—Es una broma, cariño. ¿Te asusté? — me pregunta con diversión y ternura.

Y no, no me había asustado. Aunque no encuentro mi voz para decírselo, porque estoy perdida en su