Traicionada por quienes se suponía debían respaldarla. Isla se ve en una cruel trampa por parte de su prometido y prima. Con el corazón roto fue muy fácil caer. Dolor, despecho, y un hombre incluso más borracho que ella. Con pruebas, Isla fue humillada ante sus padres, los cuales la miran con vergüenza por sus andanzas. Con todos en contra, solo hay una manera redimirse con su familia y es casándose con Logan Morrison, un magnate y el ex soltero más codiciado. Él, un hombre que lo tenía todo, sufrió un accidente y quedó en sillas de ruedas debido a algunas lesiones en sus rodillas. Cruel, arrogante y un demonio en todos los ámbitos, Isla se ve obligada a casarse con el cruel magnate para que su familia la perdone. ¿Lo que ella no sabe? Es que fue el mismo hombre con el que durmió antes. ¿El otro problema? Él solo la ve como una empleada que vive de su dinero, al igual que su familia y tampoco la recuerda.
Leer másIsla Avery corrió al interior del piso en cuanto el ascensor abrió, ella miró a su alrededor, rogando que no fuera cierto nada. Su corazón palpita desbocado en su pecho, su estómago está contraído y las ganas de vomitar un poco más y la dominan.
Ella miró las escaleras, esas que dan al área de habitaciones, puso un pie en el primer escalón y lo que sintió no pudo explicarlo, es como si todo eso por lo que luchó se había acabado aun sin ver nada. Ella impulsada por el sentimiento de negación, corrió escaleras arriba. Se negó, ella no aceptó nada de lo que presiente, pero mientras más se acerca a la habitación con puerta entreabierta las cosas son más innegables. Estaba siendo patético de su parte negar lo evidente, los ruidos repugnantes que de ahí salen, esos gemidos y gruñidos descarados acabaron con ella y su dolorido corazón. Quiso darse media vuelta y marcharse para no seguir, pero tiene que verlo, ella debe ver esa escena que posiblemente la desgarrará de mera irreparable y lo hizo. Abrió la puerta, pero lo que vio fue incluso más duro de lo que pesó. ―¡Isla! ―Xavier Chapman, el prometido de Isla saltó de la cama cubriéndose con una almohada. Isla miró a la mujer en la cama, esa que no se preocupa en cubrir su desnudez, su corazón dejó de latir y se sintió como que todo en ella había muerto. Su prima, esa que había sido criada junto a ella después de que sus padres la adoptaran está ahí, sonriéndole con una mirada triunfadora. ―Me dan asco. ―Los miró con repugnancia. ―Ambos son los seres más despreciables que he podido conocer en la vida. ―Sus ojos ardieron por las lágrimas. ―Espero que se pudran en el infierno y me saquen de su asquerosa vida, ¡Me daría asco ser relacionada con seres tan bajos como ustedes! ―Puedo explicarlo, yo… ―No, Xavier. ―Denise se puso en pie mostrando su perfecto cuerpo. ―No vale la pena que sigas con esto. ―Se abrazó a él. ―¿Quién en su sano juicio podría amarla? Solo mírala. ―Se burló. ―Xavier está con una verdadera mujer, no con una niñita mojigata y mosquita muerta. ―Isla apretó los puños, la ira que siente es tan grande que está segura puede explotar. ―¡Ahora mismo todos se enterarán de los asquerosos que son! ―Se dio media vuelta. ―Lamentarán esto. ―Ella corrió fuera de la habitación directo al ascensor. Sus manos temblorosas marcaron el código y sus ojos ya no pudieron contener más las lágrimas. Su novio de toda la vida, con ese con quien se casaría en menos de un mes, él, quien le hizo creer que era perfecta y la persona más maravillosa del mundo estaba con su primera, esa mujer egoísta y cruel. Siempre había vivido bajo la sombra de Denise, mujer alta, de cabello rojo, ojos verdes y cuerpo despampanante. Popular entre los hombres por su actitud coqueta y abierta, siempre supo que no le caía bien a su prima, pero hasta para ella fue impactante ver hasta donde es capaz de llegar solo para opacarla. ―Oye, ¿Estás bien? ―Isla distorsionó el gesto y en cuanto su mejor amiga la abrazó se derrumbó por completo. Ella no pudo contener más el dolor y lo soltó todo, se sintió morir. ―Ellos me traicionaron. ―Gritó en agonía. ―El amor de mi vida y mi prima. ―Se aferró más a su amiga. ―¿Por qué? ¿Por qué me hicieron esto? ―Adriana la consoló cuanto pudo, pero nada parecía funcionar. ―Tú eres más que esto. ―La miró a los ojos. ―Debes calmarte, ¿Sí? ―Iré con mis padres. ―Sollozó separándose totalmente. ―Ellos deben saberlo. ―No. ―Adriana la detuvo antes de que subiera al auto. ―Es mejor que te relajes antes, estás despechada. ―La miró a los ojos compasivamente. ―Sé exactamente lo que te ayudará con esa pena. ―Guiándola al puesto del copiloto, montó tras el volante y condujo por las calles de Londres. Isla no dejó de llorar, su corazón no para de dolerle, ella no ve luz en ese instante, solo puede recordar la imagen de lo que vio, escuchar los asquerosos ruidos y lamentarse por ser tan tonta. Al llegar, Adriana le sonrió, sabe que a su amiga no le gustan los antros ni la fiesta, pero no le importó. ―Quiero ir a casa, Adriana, no tengo ánimos para estas cosas. ―Adriana le limpió las lágrimas. ―Ellos no merecen tu estado. ―Le habló con firmeza. ―Te cuidaste para él, para un hombre que te traicionó con tu prima. ―Negó. ―No merecen tu dolor, ¿Lo comprendes? Ahora deja de llorar y vamos, no hay nada mejor que esto para pasar la primera noche de despecho. ―Isla todavía se negaba, pero su amiga siempre sabía como convencerla. La incomodidad estaba instalada en ella, se negó a beber la primera hora, pero como el dolor era insoportable, cedió a probar por primera vez el alcohol y no se detuvo. Adriana se ocupó de que bebieran cuanto pudiera y verla borracha la hizo sonreír. ―Me engañó porque no me entregué a él. ―Le hizo saber. ―Me dejó por estúpida, yo fallé en no atenderlo y Denise le dio lo que él necesitaba y que yo le negaba a toda costa. ―Río divertida. ―Ahora soy una virgen humillada, soltera y posiblemente la burla de todos los que me conocen. ―Quiso ponerse en pie, pero estaba tan ebria que por poco se cayó. ―Espera, estás muy borracha. ―Adriana la ayudó a caminar. ―Es mejor que vayamos para que descanses. ―Isla miró la puerta, quiso advertirle a su amiga que iban en dirección contraría, pero estaba muy ebria como para coordinar bien sus palabras. Un par de caídas después y tras subir las escaleras, Adriana abrió una de las puertas y la metió. Isla miró a su alrededor, todo estaba oscuro, era extraño que hubiera habitaciones en un antro, quiso cuestionarse, pero solo podía reír. ―Hay habitaciones. ―Señaló el lugar mientras no dejaba de tambalear. ―Vaya, cuidan muy bien de sus clientes borrachos. ―Adriana volvió a abrir la puerta. ―¿A dónde vas? ―Quiso saber. ―Solo quédate ahí, no tardaré. ―La detuvo. ―Siéntate en la cama, iré a traerte un café. ―Isla miró la cama y como una niña obedeció, ella se sentó en la cama y se quedó ahí con los pensamientos confusos. ―¿Está lista? ―El hombre la miró con seriedad. ―Espero que sea una buena chica, mi jefe no está en su mejor momento. ―Adriana sonrió. ―Está más que lista, un poco ebria, pero mi chica es buena. ―Sonriéndole siguió su camino. ―Denise, está listo, la tonta de tu prima pronto será tomada por un desconocido del que ni siquiera yo sé algo. ―Carcajearon. El hombre torpe por el alcohol en su sangre entró a la habitación desnudándose, él solo quiere una sola cosa y no le interesa lo demás. Isla que estaba medio dormida se vio despertada por la manera tan brusca en la que la desnudaban. Ella estaba confundida, torpe por el alcohol, pero se negó, ella intentó decirle algo al hombre, pero este siempre tomaba posesión de su boca y no la dejaba soltar ni una palabra. Entre confusiones, caricias y besos candentes, ambos perdieron el control de sus actos y se entregaron uno al otro. Isla respiró agitada, ella ni siquiera podía procesar lo que estaba pasando, ¿Por qué se entregó sin más a ese hombre? Al mirar a su lado, pudo apreciar lo grande que es, ella cerró los ojos por unos segundos y después lo miró más detalladamente. Alto, pelo negro, guapo y musculoso, se le hacía conocido, pero estaba muy cansada y alcoholizada como para prestar más atención. ―Carajos. ―Protestó el hombre al tropezarse. ―Porquería. ―Maldijo mirando el mueble que lo hizo golpearse, pero no se detuvo, él quería seguir emborrachándose hasta perder por completo la memoria, quería dejar de sufrir de una buena vez y parecía que nada le funcionaba. Denise entró a la habitación con una sonrisa en los labios, al ver a su prima desnuda y cubierta solo con unas delgadas sabanas se emocionó más. Las marcas en su cuerpo eran pruebas refutables de lo que ahí había pasado y la mancha de sangre también. Ella tomó todas las fotos que quiso, incluso le quitó las sabanas a Isla para tener muchas más pruebas. Cuando grabó videos y tuvo todas las pruebas, pateó la cama repetidas veces para que despertara. Isla se quejó, esos gritos amenazan con explotarle la cabeza, ¿Quién puede molestarla? ―¡Despierta! ―Al abrir los ojos se encontró desnuda, con un móvil en su dirección y la risa de su prima. ―Tengo todo grabado, incluso lo de ayer… vaya, vaya, vaya. ―Negó divertida. ―Creí que eras una buena niña, pero veo que no. ―Denise… ―Esto es lo que harás para que yo te guarde el secreto. ―La miró a los ojos. ―Le dirás a los tíos que te has dejado con Xavier porque no lo quieres, si le dices lo que viste ayer. ―Le mostró un video de su cuerpo desnudo. ―Todo lo que tengo desde ayer será mostrado a la familia. ―Enderezándose agrandó la sonrisa. ―Resultaste ser una zorrita fácil.El llanto es imparable, caen en cascada sobre sus mejillas. Faitth fue consolada por su madre y mejor amigas, ambas insistieron en que no podía estar llorando de esa manera, pero Faitth es incapaz de escucharlas. ―Ten, toma un poco de agua. ―Misury le tendió un vaso. ―Debes calmarte, trata de respirar por favor. Mira como estás. ―Faitth estaba tan roja como su cabello. ―Verdaderamente, esta niña está inconsolable. ―Suspiró Elina. ―Las hormonas te están dando duro. ―Faitth empezó a llorar con más fuerza. ―Yo no sé porque lloro. ―Sollozó sorbiéndose los mocos. ―Estoy feliz porque me voy a casar con ese animal que no ha esperado a recuperarse por completo. ―Hizo un puchero. ―Debe usar muletas, mi pobrecito hombre debe usar muletas. ―Freya sonrió, su hija es una llorona. ―Cariño, eso les hará daño a los bebés. ―Le acarició el pelo. ―¿Quieres que llame a Marcos? ―Faitth negó. ―No quiero que me vea llorando, estoy fea y gorda. ―Isla suspiró. ―Te voy a reprochar por arruinar el maquilla
No era la primera vez que Marcos se veían entre la vida y la muerte, es como si él constantemente dejara de luchar y tomara el camino fácil.―¡Hay ritmo! ―Dijo una enfermera aliviada. ―Lo logramos. ―Todos lo miraron agitados. ―Es fuerte. ―Susurró sonriendo.―Debe ser difícil para él que nadie venga a darle fuerzas. ―Las miradas de lástima recayeron sobre Marcos.―Hay que estar atentos. ―La doctora miró a su equipo. ―No está fuera de peligro. ―Todos asintieron y salieron de la habitación de Marcos para seguir con el trabajo.Faitth no miró atrás ni le avisó a nadie de su viaje, ella corrió al aeropuerto y tomó el vuelo que Logan le preparó en su jet privado. Estaba desesperada, preocupada y asustada.¿Qué pasaba si llegaba tarde? ¿Cómo podría ella perdonarse lo que le pasó a Marcos? ¿Por qué tontamente dejó que Christian volviera a su vida? ¿Cuál será el estado de Marcos? Deseó hacer una llamada antes del vuelo, pero decidió no hacerla. Si él está grave ella simplemente se derrumbaría
Faitth estaba frustrada por todo lo que estaba pasando a su alrededor, por alguna razón su padre se enteró de todo lo que estaba pasando entre ella y Marcos y no tuvo peor momento para visitarla que justo cuando ella recibió esa llamada.Habían pasado dos días desde que recibió la llamada del hospital donde tenían a Marcos y ella no había podido viajar porque su padre estaba siendo difícil y quería que ella lo pensara muy bien antes de estar ahí para el hombre que la abandonó dos veces. ―Christian es mejor hombre que él. ―Alastahir miró a su hija enojado. ―¿Por qué no lo dejas resolver su problema solo? ¡Ya no te corresponde correr detrás de él! ¡Te dejó, hija! ―Faitth miró a su padre con frustración.―¿Por qué tienes que ser tan difícil? ―Preguntó ya cansada. ―¿Cuándo vas a entender que Christian no significa nada para mí y que no estaré con él ni aunque Marcos se muera? ―Suspiró agotada. ―Papá, que me retengas aquí solo empeorará todo, ¡Necesito ir con Marcos! ―Sollozó.―Quizás Chr
Marcos resopló, las constantes juntas lo agobiaban demasiado, pero es el nuevo fenómeno de la empresarial y debía aprovechar todas las oportunidades que trabajar junto a Jorge Miller le estaba dando. Todos los grandes de la industria deseaban trabajar con él y proyectos comprometedores estaban en la fila de su extensa lista de éxitos rotundos.A pesar de estar tan ocupado, siempre había momentos en los que Faitth no salía de su cabeza. Gracias a sus sobrinos puede tener fotos y videos de ella, esas cosas le refrescan el alma y adormecen el dolor de su corazón.La llegada a New York había sido bastante tranquila, su viejo hogar no había cambiado tanto y se acostumbró rápidamente al entorno bullicioso y las calles repletas de personas ocupadas como él. Extrañaba Inglaterra, de verdad que extrañaba cada cosa, pero decir que lo estaba pasando mal sería mentir.―Señor. ―Minni, quien viajó con él entró al despacho con una sonrisa en los labios. ―Han llegado los documentos que estaba esperan
Faitth se removió en su cama en medio de un profundo suspiro. No recordaba lo bien que se sentía dormir más de cuatro horas. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en sus labios, por fin se siente mejor y todo es gracias a Christian y su insistencia por permanecer a su lado.Sabiendo que le espera un increíble día en el trabajo, saltó de la cama llena de energías y corrió al baño para vaciar la vejiga y asearse por ahí mismo. Mirándose al espejo mientras cepilla sus dientes, quedó seria por un instante.Los recuerdos de Marcos abrazándola por la espalda y besándole el cuello la obligó a cerrar los ojos con fuerza, pero eso solo empeoró su estado. Él lamiéndole la pasta que se desbordaba por la esquina de sus labios, sentándola en el lavado para ser él quien la cepillara y después terminando, haciéndole el amor como un loco.Su cuerpo se estremeció por completo y la tristeza la invadió. ¿Acaso no lo superaría nunca? Había pasado un mes desde que se marchó dejándola atrás, un mes en e
Marcos suspiró profundamente, verla con esa mirada triste y sus ojos llenos de lágrimas le dolió profundamente, pero la decisión estaba tomada y él no podía hacer nada. Todo lo que estaba por hacer era por ella, para que tuviera una mejor vida a su lado y no le faltara ni siquiera estatus.―Lo hago por ti. ―Confesó mirándola a los ojos con sinceridad. ―Quiero que tengas una buena vida, quiero que tu padre sepa que conmigo no te faltará nada, ni siquiera estatus. ―Faitth lo miró atónita.―¡¿Me estás hablando en serio?! ―Casi gritó con incredulidad. ―Me importa una mierd4 esas cosas, Marcos. ―Río entre lágrimas. ―Yo soy la que estará contigo, no mi familia. ¿Lo entiendes? ―Sollozó. ―Acabamos de arreglarlo todo… ―Distorsionó el gesto.―¿Por qué no puedes entenderme? ―La miró suplicante. ―Solo quiero lo mejor para nosotros, no me gustaría que cambiaras tu estilo de vida por estar conmigo. ―Faitth carcajeó como una demente, llamando la atención de todo el restaurante.―¡Yo también trabajo!
Último capítulo