Mundo ficciónIniciar sesiónSelina es una mujer curvy que ha aprendido a sobrevivir en un mundo que la subestima. Su vida da un giro inesperado cuando Ares, un hombre frío, autoritario… y con un aura imposible de ignorar, entra en su mundo. Lo que empieza como una atracción peligrosa pronto se convierte en un vínculo que ninguno de los dos puede dejar atrás. Entre secretos, tensión y pasión, Selina descubrirá que algunas conexiones están destinadas, aunque rompan todas las reglas conocidas. Él es el Alfa de una manada que odia a los humanos. Ella es una humana curvy que desconoce la existencia de lo sobrenatural. Sus mundos colisionan cuando el destino se encapricha en unir lo que parece imposible.
Leer másLas mañanas en la cabaña, el nuevo hogar de Selina, eran tranquilas.Cuándo no estaban en la empresa, Ares prácticamente se dedicaba todo el día de lleno a ella, aunque aún ella era incapaz de descifrar las extrañas desapariciones de Ares.Aun así, Selina quería confiar, algo la amarraba a Ares, como el hilo rojo del destino que él había mencionado antes, Selina no quería estar lejos de él, sentía que Ares era su lugar, su corazón, su hogar, había algo profundo que la atraía hacia él.Y ella tenía la esperanza de que, con el paso del tiempo, hubiera la suficiente confianza entre ellos para entender el comportamiento de Ares.Poco a poco Selina se fue llevando sus cosas a la cabaña y la última mudanza de ropa ya estaba sobre la cama.Mientras que Ares preparaba el desayuno, Selina doblaba toda la ropa meticulosamente, acomodándola en el closet, cuando de pronto, ella se giró bruscamente para buscar algo más y otro mareo repentino la hizo tambalear.Selina se sostuvo del marco de
—¿Vivir juntos? — Selina miraba a través de la ventana hacia el jardín, pensativa, un poco más allá se veía el bosque.Miró alrededor, caminó despacio, estudió el lugar, esa era la misma cabaña en donde inició todo, esa era la misma cabaña en donde se entregó por primera vez a Ares.El lugar era mucho más grande que el diminuto cuarto en el que ella vivía, de eso no había dudas, también era más acogedor y más cómodo.La cabaña tenía de todo, salón, cocina moderna, varias habitaciones con duchas calientes, una enorme habitación principal, un jardín hermoso, sin embargo, ¿Era lo correcto?—Aún… No me has dado una respuesta… — Ares entró al salón desde la cocina, en su mano traía un par de bebidas, de las que le dio una a Selina.—Una respuesta… ¿Tan pronto…? — Respondió Selina, confundida, sintiendo como su pecho saltaba con fuerza con la sola presencia de Ares frente a ella.—Si… — Ares dejó su bebida sobre una mesita central y de pronto se irguió mirando a Selina como si fue
—El consejo de ancianos está muy preocupado, Alfa… — Resonó la voz de uno de los ancianos dentro del salón.—Usted conoce nuestras leyes… — Siguió otro.—Sabe que al momento de tomar su lugar como Alfa, su deber era tomar una Luna… — Continuó el siguiente.—Y este ritual se pospuso por su deseo personal de encontrar su pareja destinada, quién según usted, sería la Luna indicada, la mejor opción para guiar a la manada… — Recordó otro anciano.—Su padre estuvo de su lado y lo apoyó en su momento, por eso siguió en el puesto de presidencia mientras usted cumplía sus funciones como el Alfa de la manada, pero ahora que su padre ya no está… —Esperamos un tiempo prudencial para guardar respeto por la perdida del anterior Alfa, su padre, pero no podemos esperar más…—Es momento de que escoja a una Luna…—Quien lo acompañará a guiar la manada, mientras usted dirige la empresa… —Es nuestra costumbre…—Y es su deber…—Ya es momento de dejar de pensar en usted y sus deseos
Con su aura imponente y su enorme altura, Ares se adelantó un paso, interponiéndose entre Selina y Vanessa, esa mujer tan irritante e insignificante no era siquiera digna de estar frente a su mate.Un gruñido por lo bajo comenzó a brotar desde el fondo de la garganta de Ares, su lobo luchaba en su interior desesperado por salir y arrancarle el rostro a esa insolente mujer.Vanessa retrocedió un paso, confundida, sintiendo un repentino miedo que la hizo estremecer.—¡Señor King…! — Llamó la secretaria, interrumpiendo el momento de tensión, todos voltearon. — El señor Rivas lo espera en su oficina……—Mucho gusto, señor King… — El señor Rivas se levantó de su escritorio y estiró su mano hacia Ares, sonriendo con amabilidad. — ¡Vaya! He escuchado hablar mucho sobre usted, su reputación lo precede…—¿Mi reputación…? — Repitió Ares, soltando la mano del apretón, al tiempo que arrugaba el entrecejo. —Sí, desde antes de que llegara a tomar el puesto en la presidencia de la empre
El ambiente era tenso, todos los lobos cercanos lo observaban con curiosidad, él lo sabía, sabía que era cierto, desde que estuvo con Selina, Ares se sentía más fuerte, se veía más alto, más fornido, era como si en solo minutos, hubiera despertado en él una fuerza dormida.Pero eso era algo que él no podía mencionar.—¿De qué estás hablando, madre? — Gruñó Ares, tornándose más serio.—Es que no lo sé… — Freya lo observó con cuidado.No parecía haber nada fuera de lo normal en su hijo, excepto porque de él emanaba más fuerza, más vigor. —Pero estoy segura de que hay algo diferente… — Comentó Freya pensativa.—Solo me estoy volviendo más fuerte, madre… He estado entrenando más duro… Nada más. — Explicó Ares, sin inmutarse. Freya lo pensó por un instante, eso tenía mucho sentido considerando las desapariciones frecuentes de su hijo y lo que le había contado Leo, que Ares se iba a meditar en su forma de lobo hacia las montañas por las noches.Ares se dio la media vuelta, pen
El corazón de Selina latía desbocado, su cuerpo se inclinaba cada vez más al de Ares, como si en ese instante, él se hubiera convertido en su centro de gravedad, sus labios rozaron suavemente los de ella al principio, pero luego la atacaron.Ares se tiró hacia adelante, inclinándose sobre Selina, quien cayó recostada en el sofá, las palmas de las manos de Selina se pasearon con suavidad por el pecho de Ares, deteniéndose justo en el centro, dónde ella pudo sentir los rápidos latidos de su corazón.¿Qué es esto? Se preguntó ella, ¿Él también estaba nervioso? ¿Él también sentía algo? ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué estoy haciendo? ¡Él es mi jefe!El enorme y definido cuerpo de Ares comenzó a presionar sobre el de ella, sus manos se pasearon por su cuerpo y la piel de Selina se erizó cuando Ares comenzó a deslizar la punta de sus dedos por su muslo, subiendo cada vez un poco más la franela que Selina usaba como bata, descubriéndola.Al mismo tiempo, la boca de Ares se abría cada vez más,
Último capítulo