Capítulo 6 — Diferente

El ambiente era tenso, todos los lobos cercanos lo observaban con curiosidad, él lo sabía, sabía que era cierto, desde que estuvo con Selina, Ares se sentía más fuerte, se veía más alto, más fornido, era como si en solo minutos, hubiera despertado en él una fuerza dormida.

Pero eso era algo que él no podía mencionar.

— ¿De qué estás hablando, madre? — Gruñó Ares, tornándose más serio.

— Es que no lo sé… — Freya lo observó con cuidado.

No parecía haber nada fuera de lo normal en su hijo, excepto porque de él emanaba más fuerza, más vigor.

— Pero estoy segura de que hay algo diferente… — Comentó Freya pensativa.

— Solo me estoy volviendo más fuerte, madre… He estado entrenando más duro… Nada más. — Explicó Ares, sin inmutarse.

Freya lo pensó por un instante, eso tenía mucho sentido considerando las desapariciones frecuentes de su hijo y lo que le había contado Leo, que Ares se iba a meditar en su forma de lobo hacia las montañas por las noches.

Ares se dio la media vuelta, pensando que la conversación ya se había acabado, cuando su madre lo detuvo.

— ¡Ares, espera…! Hay algo de lo que debemos hablar… — Pidió Freya.

Ares miró alrededor notando que varios lobos seguían observándolo en los alrededores con sospecha.

— Entremos… — Ordenó el alfa y Freya siguió a su hijo al interior de la casa. — ¿Qué quieres, madre?

— Escucha… Es sobre el concejo…

— Ahora que quieren los ancianos… — Ares volteó los ojos con hastío.

— Ares, llevo mucho tiempo aplazando esto, pero antes de que los ancianos empiecen a dudar de tu liderazgo… Debes elegir una Luna… — Alegó Freya con convicción y de inmediato Ares sintió una punzada en su pecho.

El lobo dentro de Ares gimió dolido, “¿Una Luna? ¡Nosotros ya tenemos una Luna! ¡La manada ya tiene una Luna! ¡Está marcada! ¡Es nuestra!” Gritó el lobo en su interior.

«¡No!» Respondió Ares mentalmente a su lobo, «Ellos nunca la aceptarán como una Luna»

— Ahora no es momento para eso, madre… En este momento estoy concentrado en la manada, en la empresa y en mi entrenamiento. — Respondió Ares con frialdad, dándose la media vuelta.

— Un Alfa sin Luna es señal de debilidad… — Insistió Freya, con autoridad. — El consejo ya murmura, y no pienso permitir que destruyan el legado de tu padre…

— Eso no sucederá… — Replicó Ares.

Él aún seguía de espalda, su cuerpo estaba tenso, sus puños se cerraban a los costados, el solo hecho de mencionar a otra Luna, le dolía profundamente, no había nadie más, si no era Selina.

— Si los ancianos se quejan nuevamente, yo me haré cargo de ellos… Ahora no tengo tiempo de andar escogiendo una Luna… — Ares avanzó dispuesto a irse, cuando la voz de Freya lo detuvo de nuevo.

— ¡Escucha, Ares! Ahora no tienes tiempo precisamente porque no tienes una Luna, porque se supone que será ella quien te apoye y te ayude con tus responsabilidades… Pero cuando ya tengas a tu Luna…

— ¡Ya te dije que no me interesa escoger a nadie! — Gruñó Ares con fuerza, dejando estática a su madre.

Ares salió de la casa sintiendo como todo dentro de su ser ardía, su lobo lo rasgaba internamente desesperado por salir y él se adentró en el bosque, transformándose.

Allí, corriendo entre los árboles y la humedad de la naturaleza, en su forma de lobo, Ares se sentía libre, su instinto dominaba todo, más veloz, más imponente, lleno de más fuerza.

“Tenemos una Luna, la tomamos, es nuestra pareja destinada, nuestra mate… Ella debe ser la Luna” Gruñó su lobo mentalmente, al tiempo que corría entre los árboles.

«¿De verdad crees que la manada aceptará a una humana traicionando las leyes más antiguas de nuestra especie?… ¡Primero la matarán!» Replicó Ares en su mente.

“¡Sobre nuestro cadáver!” Gruñó el lobo.

«¡Exactamente! Eso será lo que sucederá… Primero moriremos protegiéndola frente a toda la manada y después, ¿Qué será de ella? No sabremos qué le harán a ella…» Respondió Ares sintiendo como todo su pelaje se erizaba ante este pensamiento.

Si su pareja destinada era lastimada por su culpa y él no había muerto defendiéndola, el remordimiento sería eterno.

«Por ahora… Tenemos que guardar el secreto, nadie puede enterarse, aunque eso signifique traicionar la manada… Prefiero eso, antes que ponerla en peligro a ella…» Agregó Ares y su lobo aulló, de acuerdo con esa razón.

Había pasado el fin de semana y Selina volvía para la empresa, después de lo sucedido con su jefe, Ares no se había comunicado con ella ni una sola vez.

«¿Será que se arrepintió? ¿Será que todo fue un simple desliz? Ay, no, ¿Y ahora como lo miro a la cara…?» Selina suspiró pensativa, sintiendo las mejillas arder por la vergüenza.

Ella entró en la empresa, sus tacones resonaron en el piso pulido y repentinamente ella se detuvo en el medio del lobby, todos la estaban mirando, ¿Qué? ¿Qué les pasaba? ¿Por qué la miraban?

Confundida, Selina intentó retomar su camino, apresurada, cuando se acercó Mabel, otra asistente que siempre fue amable con ella.

— ¡Selina! — Voceo Mabel, siguiéndola para entrar con Selina en el ascensor.

— ¿Qué? — Exhaló

Selina, extrañada.

— ¿Qué te hiciste, amiga? — Preguntó Mabel con curiosidad, sin dejar de mirarla.

— ¿Qué, qué me hice? — Respondió Selina confundida, mirándose en el metal del ascensor, parecía no haber nada diferente en ella.

— ¡Sí! ¿Con qué especialista fuiste? ¿Qué tratamiento te aplicaste? Ay Selina luces tan diferente… — Intentó explicar Mabel.

— ¿Diferente?

Selina se pasó la mano por el rostro, aún más perpleja, que ella recordara, no había hecho nada extraño ese fin de semana, excepto por… Lo que sucedió con su jefe.

— ¡Así es, luces radiante y hermosa…! Tienes que contarme tu secreto. — Insistió Mabel y las puertas del ascensor se abrieron.

Al otro lado, Ares esperaba a Selina, con los brazos cruzados sobre el pecho y cara de pocos amigos, esa actitud fría y distante con la que había llegado el primer día.

— Bu… Buenos días, señor King. — Saludó Selina, poniéndose repentinamente nerviosa, su corazón latía agitado con solo estar en la presencia de Ares.

— Bueno… Hablamos después. — Susurró Mabel, tocando su piso en el ascensor para retirarse.

— Prepárese, hoy vamos a salir… — Gruñó Ares con autoridad.

— ¿Qué?

Extrañada, Selina asintió, para luego ver como Ares se daba la media vuelta con frialdad, encerrándose en la oficina.

Selina bajó la mirada decepcionada, la actitud de Ares le confirmó lo que tanto temía, todo lo que pasó esa noche, después de que ella le entregó su virginidad, fue un desliz para él, algo sin importancia.

Ella entró en los baños y se miró con cuidado en el espejo, su piel se veía más tersa y clara, su cabello más brillante, sus labios más rosados, ¿Acaso ella se lo estaba imaginando? ¿Cómo era posible?

Ella había escuchado que cuando las mujeres quedaban embarazadas lucían más radiantes, pero… ¿Era posible que eso también sucediera después de entregar su virginidad?

Mientras tanto, dentro de su oficina, Ares gruñía sintiendo como el aroma de Selina se colaba por la puerta con más intensidad, ese día, había algo en Selina que lo descontrolaba más que nunca.

Si Ares no tenía cuidado, su lobo terminaría dominándolo y cayendo en sus deseos más salvajes, lo que era algo muy difícil de dominar, por lo que, Ares tenía que obligarse a mantener la distancia de ella, ¿Esto sería ocasionado por la fuerza del vínculo?

Esa marca que él había dejado en Selina, Ares podía sentir como latía con fuerza en el cuello de ella, llamándolo como un imán, cuando él no podía acercarse a ella dentro de la empresa.

Selina caminaba por el pasillo luego del volver de los baños, lista para salir, como se lo había ordenado su jefe, sin poder dejar de notar como todos seguían mirándola, incluso los hombres, no dejaban de sonreírle.

Uno de los gerentes caminaba hacia ella, estirando la mano en un saludo, lo que la sorprendió, cuando de pronto, Selina sintió que una especie de sombra la cubría.

— ¿Está lista, Selina? — Ares la tomó por la muñeca, jalándola hacia él, dejando a Selina impactada. — Vendrás conmigo…

El gerente se detuvo en seco, viendo como frente a todos, el presidente jalaba a Selina por la muñeca, llevándola a la salida, al tiempo que ella lo seguía, perpleja.

Ares abrió la puerta del copiloto de su lujoso auto, sin decir palabra Selina subió, ambos viajaban juntos, él iba a toda velocidad sin dejar de mirar la carretera con una expresión fría y tensa, Selina no dejaba de mirarlo por el rabillo del ojo, nerviosa, parecía que Ares estaba incómodo estando cerca de ella.

Mientras tanto, el lobo de Ares temblaba en su interior, desesperado por salir y matar a todos los hombres que estuvieron mirando a su humana y pensaron en acercarse, ¡y ese gerente! ¡Ese insolente e Insignificante humano!

Ares apretó el volante, luchando contra sus instintos, además de sufrir el dolor de tenerla cerca en la empresa sin poder tocarla, y sin poder tenerla lejos, sabiendo que unos cuantos asquerosos humanos parecían querer acercarse a ella.

— Mm… Señor… ¿A dónde vamos? — Preguntó Selina, con curiosidad, rompiendo el silencio.

— Un cliente importante de la empresa ha anunciado el retiro de su colaboración tras circular un rumor de maltrato a los empleados por mi parte… — Explicó Ares, con el entrecejo arrugado. — Vamos a verlo, necesito aclarar qué fue lo que pasó…

¿Maltrato a los empleados? Ares tenía fama de ser un jefe autoritario, pero no tan terrible como lo fue su padre, ¿Por qué ese rumor?

Ambos llegaron a la empresa del cliente, una secretaria los hizo esperar mientras los anunciaba, y justo en ese momento una voz muy conocida para Selina, resonó, haciéndola estremecer.

— Qué sorpresa verte por aquí… — Dijo una mujer.

De inmediato, Ares, arrugó el entrecejo, justo cuando Selina levantó la vista, encontrándose con la sonrisa venenosa de Vanessa.

— Espero que no te moleste verme de nuevo, Selina, ahora trabajo para una empresa rival con un mejor cargo, recluto a los próximos clientes que perderá la empresa King… — Vanessa se cruzó de brazos, mientras que en sus ojos brillaban el destello de la satisfacción y la venganza. — Me hicieron un favor muy grande al echarme de esa insignificante empresa, al fin y al cabo, en este mundo… Todos obtenemos lo que merecemos.

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