Cuando solo me quedaban tres meses de vida después de recibir una puñalada dirigida a mi esposo Luciano, hecha con una daga maldita, Lilia, —su primer amor—, regresó. Ese día, soportando el dolor preparé una cena para celebrar nuestro aniversario, pero él no regresó, ya que estaba teniendo un encuentro apasionado con Lilia, en su coche. Cuando fui sola al hospital a comprar mis medicamentos, él estaba acompañándola en su consulta de embarazo. Fingí no darme cuenta, y me limité a seguir interpretando en silencio mi papel de esposa perfecta. Como regalo de aniversario, le escribí cuatro cartas. Después de mi muerte, cuando finalmente las leyó, perdió por completo la razón.
Leer másPunto de vista de EscarlataCuando desterré a Luciano, los guerreros dejaron claro que no habría piedad para él.—Llévalo hasta la frontera —le ordené a Natán—. Asegúrate de que todos sepan que cualquier lobo que lo ayude va a correr la misma suerte.Observé desde el salón de la manada cómo lo expulsaban. El antiguo Alfa, ahora despojado de su poder, ya ni siquiera podía transformarse en lobo.—¡Muévete ya! —Natán lo empujó hacia adelante cuando intentó mirar atrás—. Ya oíste a la Alfa Escarlata. No eres bienvenido aquí.Los guerreros formaron una línea detrás de él, avanzando con una fría eficiencia. Algunos de ellos eran los mismos lobos que una vez se habían arrodillado ante él como Alfa.Al llegar a la frontera, Luciano hizo un último intento desesperado.—Por favor —les gritó a los guerreros—. Este es mi casa. El territorio de mi padre...—Tu padre era un traidor —lo interrumpió Natán—. Y tú eres peor. Ahora lárgate, antes de que te obliguemos.Desenvainaron sus cuchillos de plata,
Punto de vista de EscarlataMi risa se desvaneció al observar al hombre arrodillado frente a mí. Era típico de él creer que todavía podía negociar conmigo.—Recuerda, Luciano —le dije fríamente—. Hace seis años no eras más que un prisionero pudriéndote en las mazmorras de la Manada Sombra.Se le secó el rostro al evocar ese recuerdo.—¿Te acuerdas de ese día? —insistí—. Tu padre te mandó a esa falsa misión de paz, ¿recuerdas? Él sabía perfectamente lo que hacía. Quería sacrificar a su propio hijo para salvar su vida.A través de los tenues lazos que aún conservaba como fantasma, sentí renacer su viejo dolor.—Apenas tenía dieciocho años —continué—. Pero supe que algo no cuadraba cuando no volviste. Todos decían que era caso perdido, que la Manada Sombra nunca te iba a soltar.—Lota... —susurró, tratando de detenerme.—Fui primero a buscar a Lilia —lo interrumpí—. ¿Te acuerdas de tu adorado primer amor? La hija del Alfa de la Manada Sombra. Le rogué que te ayudara.Ese recuerdo provocó q
Punto de vista de EscarlataLuciano contempló la escena frente a él mientras su rostro perdía todo el color. La manada entera se arrodillaba ante mí, reconociéndome como su nueva Alfa.—¿Qué estás haciendo? —me preguntó con voz quebrada mientras se apresuraba hacia mí—. Lota, ¿qué está pasando aquí?Sentí cómo Zoe se agitaba en mi mente cuando Luciano se detuvo abruptamente ante mí.—¿No lo ves? Luciano —lo miré con una sonrisa—, estamos eligiendo de nuevo quién manda en la manada.—¿Es que no he pagado ya suficiente? —sonaba desesperado—. Lo dejé todo por ti: mi poder, mi puesto... Gasté todas mis fuerzas buscándote y reviviéndote, Escarlata. Por favor, mírame.Su audacia me provocó una sonrisa amarga. Aún creía, en su egoísmo, que todo giraba alrededor de sus supuestos sacrificios.—¿Creíste que era suficiente? —incliné la cabeza mientras lo miraba fríamente—. A ver, Luciano, cuéntame exactamente qué hiciste para salvarme la vida.Se estremeció al escuchar mi voz mientras su rostro ve
Punto de vista de EscarlataSara me condujo hacia los campos de entrenamiento donde toda la manada se había congregado para la reunión del consejo. La escena despertó mis recuerdos, pues había pasado incontables horas en este lugar observando a otros entrenar, mientras yo permanecía atrapada en mi forma humana. Sin embargo, ahora las tornas habían cambiado.—Demuéstrales nuestro poder —susurró Zoe en mi mente—. Enséñales lo que logramos hacer juntas.Nuestro acercamiento silenció a todos. Los lobos giraron para observarme, sus ojos dilatándose cuando me reconocieron.—¿Luna Escarlata? —Los susurros se extendieron como fuego por la multitud—. ¿De verdad está viva?—¿No se había muerto? Yo mismo vi a Luciano con su ataúd de cristal.—Dios mío, esto es una locura, no puede ser un fantasma lo que tenemos enfrente.En el centro del campo, el Beta Natán dirigía la reunión. Cuando me vio, se le llenaron los ojos de lágrimas.—¡Luna! —Se abalanzó hacia mí, tropezándose por la emoción—. ¡No pued
Punto de vista de EscarlataMe di la vuelta, a punto de marcharme.—¡Espera! —Luciano me detuvo, con el rostro iluminado por un destello de esperanza—. ¿Vas a volver a la manada? ¡Genial!Me giré hacia él, asombrada por su delirante percepción de la situación.—Podemos regresar juntos —continuó ansiosamente—. Seguirás siendo mi Luna, al igual que antes. No tiene por qué cambiar nada...—Ya todo cambió —lo interrumpí con frialdad.Pero él no me escuchaba en absoluto. Sus ojos reflejaban aquel brillo maniático que yo había observado tantas veces durante mi tormento.—La manada va a estar muy feliz de tenerte de vuelta —divagaba sin cesar—. Podemos hacer otra vez la ceremonia de emparejamiento, hacerla más increíble que antes...—Realmente no lo entiende, ¿verdad? —resonó la voz de Zoe en mi mente, con un tono de burla oscuro.—Sigues sin entenderlo —le dije en voz alta—. No voy a regresar contigo.Su sonrisa flaqueó ligeramente ante mis palabras. —Pero dijiste...—Voy a regresar por Sara
Punto de vista de EscarlataHelena avanzaba hacia mí mientras sus ojos me examinaban atentamente. Extendió sus manos arrugadas hacia mi rostro, mis brazos y mi pecho donde la sangre oscura se había esparcido.—Qué interesante —murmuró—. Pocas veces he visto una transferencia de poder de Alfa tan exitosa... ¿Ajá? ¿Y esto qué es?—¿De qué está hablando? —le pregunté, sintiendo cómo Zoe se agitaba dentro de mí.—Tu loba, que antes estaba reprimida por alguna fuerza, ahora está despierta y es más grande que antes. Es increíble, algo que nunca había pasado —comentó Helena mientras me miraba con asombro.Asentí con la cabeza, sintiendo la satisfacción de Zoe recorrer nuestra conciencia compartida.—Así que eres más de lo que eras —me dijo Helena mientras retrocedía con algo parecido al respeto en sus ojos—. Mucho más.En cuanto Helena se hizo a un lado, Luciano se abalanzó hacia mí. Sus dedos temblaban mientras se extendían hacia mí, desesperados por confirmar que de verdad había revivido.Ag
Punto de vista de EscarlataEl descenso de Luciano hacia la locura fue rápido y completo. Observé cómo viajaba por el mundo en busca de cualquier bruja que pudiera saber cómo traerme de vuelta a la vida.Para él, el dinero ya no tenía significado alguno. Gastó fortunas enteras en artefactos antiguos, ingredientes raros y consultas mágicas.La manada comenzó a sufrir debido a su negligencia. Las decisiones importantes quedaban archivadas mientras él perseguía sueños de resurrección a través de diferentes continentes.—Alfa —le suplicó Natán—, la manada te necesita...—La manada necesita a su Luna —le respondió Luciano bruscamente antes de desaparecer de nuevo.Lo seguí mientras visitaba a una bruja tras otra, todas ofreciendo falsas esperanzas a cambio de dinero.Algunas intentaron usar magia de sangre. Otras experimentaron con vinculación de almas. Unas pocas incluso afirmaron que podían negociar con la muerte misma.Todos los intentos resultaron inútiles. Mi cuerpo, aunque perfectament
Punto de vista de EscarlataDesde mi posición, observaba a Luciano sentado en nuestra habitación con mis cartas esparcidas a su alrededor como si fueran hojas caídas de un árbol. Sus manos temblaban mientras tomaba cada una de ellas y las leía repetidamente hasta que el papel terminaba manchado por sus lágrimas.—Lota —susurró, trazando mi letra con los dedos—. Mi dulce y fiel Lota...Cada pocos minutos, presionaba las cartas contra su pecho como si intentara aferrarse desesperadamente a algún fragmento de mi ser.—Lo siento —sollozó—. Fui un idiota, una pareja sin valor.A través de nuestro vínculo, podía sentir cómo su angustia se intensificaba y se retorcía más profundamente dentro de él con cada palabra que leía.—Siempre fuiste tú —continuó con la voz entrecortada—. Eras la única que realmente me amaba, la única que nunca me traicionó.Tomó otra carta en sus manos, una que describía detalladamente cómo me había sentido cuando lo vi con Lilia.—Estaba tan enojado —confesó mientras l
Punto de vista de Escarlata—Alfa, por favor reconsidera esto —le suplicó el Beta Juan con el rostro pálido por la preocupación—. Si nos lanzamos a atacar la Manada Sombra así, vamos a terminar con muchas bajas.Los ojos de Luciano ardieron en rojo cuando se giró hacia su segundo al mando. —¿Te atreves a cuestionar mis órdenes?—Esto no se trata de cuestionarle —insistió Juan—. Se trata de proteger a nuestra manada. Necesitamos tiempo para prepararnos, para reunir aliados...—Lo único que necesito —lo interrumpió Luciano— son guerreros que sigan las órdenes de su Alfa sin cuestionarlas.Luciano pasó junto a Juan encaminándose hacia los campos de entrenamiento.—¡Alfa, esto es una locura! —Juan se interpuso frente a Luciano, bloqueándole el paso.Los ojos de Luciano destellaron con un intenso color rojo. —Apártate, Beta.—Los guerreros no están listos —insistió Juan—. No hemos reunido suficientes armas, ni hemos planeado una estrategia...—¿Estrategia? —Luciano soltó una risa fría—. Aquí