EscarlataLa pregunta que Luciano me hizo sobre el anillo quedó flotando entre nosotros. Me quedé mirándolo fijamente mientras buscaba alguna explicación que no delatara todo lo que realmente sabía.—¿Escarlata? —insistió, preocupado, al notar mi silencio—. Respóndeme, mi amor.Bajé la mirada, permitiéndole así sacar sus propias conclusiones, y funcionó tal como esperaba.—Es porque Lilia regresó, ¿verdad? —dijo, pasándose una mano por el cabello con frustración—. Te sientes insegura por su presencia.«Si tan solo supieras lo que vi en ese bosque», pensé con amargura.—Comprendo que ella proviene de un linaje noble —le respondí, sin embargo, en voz baja—. Por eso es natural que la gente nos compare.—No hay absolutamente nada que comparar —repuso, atrayéndome hacia sus brazos, los mismos que habían sostenido a Lilia apenas horas antes—. Tú eres mi Luna. Y ella solo es mi ex de hace cinco años.A la mañana siguiente, Luciano llegó al desayuno con expresión triunfante. Sobre la m
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