Mundo ficciónIniciar sesiónCarolina es una agente lista para luchar contra el narcotráfico en una de las urbes más complejas del planeta. En tanto, encuentra lealtad en Armando con quien comparte pasiones, pero a su lado esta su esposo Mauricio, un empresario hotelero que mantiene muchos secretos bajo la manga.
Leer más-¡Sí, acepto!
Lo dije, por fin lo dije. Después de un año de relación, una rápida e intensa relación, por fin me casaba con el hombre de mis sueños. ¡No lo puedo creer! Aunque todo ha sido tan agitado, puedo asegurar que soy feliz. Muy feliz, más bien siento que estoy volando.
Fue tremenda nuestra suerte al habernos encontrado. Creo que no pudo ser un momento mejor, uno mágico. Solía pensar que este tipo de relaciones, tan entregadas y sinceras, solo pasaban en las películas o en las novelas románticas. Pero, lo cierto es que estamos viviendo ese sueño. Ahora los dos estrechamos nuestras vidas para siempre.
La boda es sencilla, solo estamos algunos amigos, familiares, él y yo. En realidad, los invitados no deben ser más de 50 personas. Todo ha sido adornado con rosas blancas, orquídeas y jazmines, el aroma del ambiente es increíble ya que tiene toques salinos gracias a la costa que esta a nuestros pies. Mauricio dice que el aroma de las orquídeas le recuerda su infancia.
¡Es una locura!, pero queríamos algo ‘nuestro’. Quisimos que el lugar fuera muy romántico, por eso elegimos un jardín pequeño ubicado al interior de uno de los hoteles donde trabaja mí ahora esposo, éste se encuentra en Acapulco, Guerrero. El lugar está decorado con motivos morados, blancos y plateados.
Nunca fui una chica que haya soñado con el día de su boda, o tan siquiera con la idea romántico de un amor para siempre; pero estoy segura que de haberlo hecho, todo esto cubriría y sobrepasaría mis expectativas.
Me encantó mi vestido, liso, sin hombros y de corte sirena. Luce mi figura aunque no estoy acostumbrada a vestir tan femenina, soy más bien más sencilla. Pero es mi día, ¿no? El glamur está en unos aretes de diamante y oro que me regaló el amor de mi vida; hacen juego con el anillo que me dio en aquella tarde lluviosa, después de una tarde horrible de planes echados a perder.
-Yo sé que esta no era la idea, lugar o circunstancia, pero siento que traigo una piedra encima... ¿Quieres casarte conmigo? -me dijo Mau, empapado con la sombrilla rota en una mano y la caja con el anillo en la otra, ambos debajo de una parada de camión luego que mi coche nos dejara a media calle, a cinco minutos de que venciera nuestra recepción en un restaurante lujoso.
Se le veían sus hermosos ojos verdes chispeando amor y expectativas, un poco de miedo supongo que también. En medio de todo el desorden que una lluvia torrencial amerita, se me detuvo el corazón y la respiración, pero agradezco que me haya dado la vida para decirle sí al romántico hombre arrodillado.
Y ahora, ese hombre, mi hombre está aquí, a mi lado, sonriente. Parece un jovencillo vestido de smoking, es tan guapo y elegante. Y súper sexi, me encanta como se le ve esa barbilla naciendo desde su barba hasta las mejillas, lo hace ver increíblemente varonil.
Fue una suerte habernos encontrado.
Aquella tarde, en esa cafetería de San Antonio Abad. Venía de recoger mis papeles de aceptación para ingresar a la Fiscalía General de la República. Tan feliz de convertirme en agente investigadora que no podría haber visto que esa no era la mejor noticia del día.
Ahí estaba él, como si estuviera predestinado a ser así. Mauricio me sonrió tan coquetamente desde la banqueta de enfrente que fue difícil rechazar su invitación. Hombre alto, delgado pero fuerte, espalda ancha, tez morena clara, ojos verdes y cabello rizado. ¿Qué más podía pedir yo?
Simplemente, no lo creí posible. Así que seguí mi camino, pero él me dio alcance para decirme solo un hola. Me derritió desde entonces.
Fueron horas las que pasamos platicando. Se nos hizo de noche sin siquiera darnos cuenta. Simplemente no pudimos parar ese sentimiento, era química pura la que nos hacía sonreír como dos adolescentes frente a su primer amor. Esa noche no pude dormir al recordar tus manos, tus ojos y las pocas arrugas que se te formaban arriba de las mejillas cada vez que reías de mis malos chistes.
La verdad es que estos meses han sido de todo un poco, pero más amor que otra cosa. Las salidas a la Cineteca, el paseo por los parques, las mañanas corriendo por las calles de la colonia, una caótica mudanza (¿recuerdas que se nos perdió la mitad de tu guardarropa?), el paseo en globo. Pero lo que más he disfrutado es sentirte y olerte todas las mañanas desde que estamos juntos, ese poco pero suave pelo que tienes en los brazos y en el pecho. La ternura de tus ojos y lo salvaje que cambian al estar en la cama. Lo cierto es que ha sido lo mejor de mi vida, hasta ahora.
Después todo fue tan rápido, no quisimos parar y simplemente sucumbimos a la fortuna que nos quiso reunir desde ese momento.
Y hoy, ese hombre daba el 'sí' a vivir juntos toda la vida.
Soy feliz. ¡No puedo esperar a que sea el resto de nuestra vida juntos!
Es lunes, creo, o eso me ha dicho Armando al regresar de su departamento. Aprovechó mi letargo para ir, darse un baño, cambiarse de ropa y desayunar algo. Me da gusto que lo haga, después de dos días de estar de guardia en el hospital lo tiene bien merecido.Mara me ha venido a ver en dos ocasiones, ayer para traer también el oxígeno de Armando, y para checarme esta mañana. Se le ve angustiada... por mí. Honestamente, no creo que las dos hubiéramos pensando que llegaría un día en que una viera por la otra. No le guardo rencor, la verdad es que me siento orgullosa de ella.No creo tener la capacidad y paciencia para hacer lo que ella hace todos los días, eso es algo digno de admirarse. Debo recordar decírselo y agradecerle todas las atenciones cuando pueda hablar.Armando me está preparando para bañar junto con la enfermera del turno, una vez desnuda ella me ayuda pasar mientras que él se encuentra a un lado viendo todo. Por el rabillo del ojo veo que se le sale una lágrima al ver las
Es una habitación, toda decorada de colores claros. Se ve amplia y confortable. Casi todo está nuevo e impecablemente elegido para combinar, todo de diseñador.Ahí, se ve a un Mauricio cambiado. Esta última semana y media se ha dedicado a descansar, se ha dejado la barba y el bigote, mientras que cabello obscuro fue descolorido y se ve ahora castaño claro. Gracias a tu tez clara y ojo verde pasaría por europeo sin el mayor esfuerzo, además tanto pelo en la cara le ha agregado años a su cuenta.Se encuentra tirado en la cama, con un pants gris y una playera blanca, parece que acaba de salir de la regadera y ahora solo descansa. Prendió la televisión hace unos minutos, en el noticiario nocturno. Para su sorpresa, se encuentra a su tío ahí, en la pantalla.‘...Pues yo lo quiero vivo a mi chamaco. Por eso hoy les hago un llamado, por poquito que parezca, si lo han visto, échenos una llamadita, un mensaje, cualquier cosa para poderlo hallar. Ya no es cosa de trabajo, de dinero, nada de eso
Unas voces me llaman la atención, me sacan de mi ensoñación. Abro los ojos y veo la misma habitación de más temprano. Solo que ahora, no está Armando solo: están también Gerardo y el comandante Faros.Están los tres hablando de algo casi pegados a la puerta, cuando Gerardo nota que abrí los ojos.-¡Hola mujercita! Re-bienvenida al mundo de los vivos... -Buenas noches, agente Meléndez. Me da gusto saber que aún sigue con nosotros. -Hola Caro, ya les expliqué al comandante y a Gerardo sobre tu estado médico y que por el momento no puedes hablar. Así que, si no te altera demasiado, te platicaremos qué pasó. Porque tu cara no me deja de expresar extrañeza, y si me pusiera en tu lugar, me gustaría saber qué pasó. ¿Verdad?Muevo la cabeza en un gesto afirmativo. Armando me ve, y luego voltea a ver a los otros dos hombres del cuarto. Aspira fuertemente para iniciar su relato. -No sé cuánto recuerdes de esa tarde. Pero bueno, primero me habían dado de alta y debido al tema de la caravana d
De poco a poco abro los ojos, ya puedo mantenerlos abiertos pero aún me siento mareada. Deben ser los medicamentos o la explosión dañó mis oídos.Veo a Armando dormido a un lado de mi cama, tiene su mano tomando la mía y su cabeza a la altura de mi pierna. La tele está prendida en un canal de películas viejas, pero en algún momento se les olvidó cambiarlo porque ahora solo hay infomerciales. No se puede ver qué hora es, si es de día o de noche, no puedo ver las ventanas.Me muevo un poco instintivamente, siento mis piernas y pies, así como mis brazos, pero me duele todo el cuerpo. Como si me hubieran pinchado con miles de agujas a la vez. Mi movimiento hace que Armando despierte de golpe.-Caro... ¡Caro! Por fin despertaste amor, espera, no trates de hablar. Según los doctores tienes quemada la garganta y las vías respiratorias superiores... –me cuenta agitado mientras presiona un botón de la cama, se le ven los ojos rojos y unas ojeras horribles –linda, qué susto nos diste.Recarga s
Me despierto con un sobresalto, no sé qué pasó, qué me pasó... Veo todo pasar muy rápido, hay mucha luz a mi alrededor, estoy acostada al parecer.¡Aaauch! Mi cabeza duele, arde. Lo mismo con mi espalda, siento como si un montón de agujas atravesarán toda mi espina dorsal. Logró mover un poco mis brazos, hago lo mismo con mis piernas, pero mi cuello parece atrapado en algo, ¿tal vez un collarín?-Señorita, no se asuste. Estuvo cerca de una gran explosión, no parece tener quemaduras en su cuerpo pero la levantamos de un parabrisas roto, tiene muchas heridas en la espalda y piernas, tenemos que evaluar el daño. Estamos ya en el hospital... –me dice un joven, seguramente es un paramédico ya que se le ve con uniforme azul.Escucho mucho ruido, gritos, un escándalo, y una mujer llorando.-¡Caro!De repente veo a Armando a mi lado, es raro pero no puedo articular palabra. Todo parece tan ajeno a mí, a pesar de que soy consciente el cuerpo no me da para contestar.-¡Caro! ¿Caro? ¿Ella está b
-Por favor, amor... Dime que sí vienes armada hoy –me pregunta Armando con la voz baja.-Sí, no te preocupes. Pero no creí necesario sacarla... Aunque ganas tenía. -Pero ahora, ¿qué pasó? –pregunta extrañado Gerardo. -Ni idea. Mauricio no me adelantó nada que se iba o algo así –les digo a mis compañeros.-No creo que te fuera a contar, Carito –siento una ligera burla de Gerardo hacia mi comentario inocente -, si se fuera a pelar no le diría a nadie. Menos a la mujer que lo está siguiendo.Trato de contestar, pero no puedo. Tiene razón.-Esto es muy raro... Si su tío no supiera que lo estamos investigando, Mauricio seguiría en el hotel tranquilamente. Ahora, si su tío lo quisiera eliminar por lo de la investigación infiltrada, Mauricio no hubiera podido huir porque no sabría las intenciones de don Enrique. Pongamos que él mismo lo mató, ¿por qué vendría contigo, agente de la FGR, a pedir ayuda? –reflexiona Armando en voz alta.-Tal vez es su forma de protegerse...Su coartada, digamos





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