Capítulo 3

Luego de un largo primer día, voy a casa. Son más de las 7 de la noche, entiendo porque Armando pasa ahí más de diez horas: demasiada información. Sin embargo, terminé casi todo lo necesario, y los detalles ya lo iremos puliendo con los días venideros.

Llegó a casa y mi hombre me recibe tan fresco como lechuga. Viste una playera impresa con el rostro de David Bowie, además de un pantalón de mezclilla ajustado, sin zapatos.

Me derrite toda, no lo puedo asegurar pero cada día me siento más enamorada de él. Doy unos pasos hacia su figura, pero se me adelanta, me toma de la cintura y me roba un beso profundo, en dónde su lengua tibia me invade totalmente. Me siento acalorada al sentir sus fuertes brazos, solo puedo contestar de la misma manera y tomar su cabello entre mis manos.

En tanto, sus manos bajan hacia mi trasero que jala hacia él, hacia su erección que ya siento en mi entrepierna. Bajo mis manos hacia el borde de su playera y la subo de un jalón para sacarla. Los dos, sin dejar de besarnos, nos quitamos los pantalones. Él rompe el beso para bajar, primero por mis pechos y luego hasta alcanzar con sus labios mis rodillas.

-Te extrañé…

Murmura mientras hace magia, entonces separa mis piernas mientras que se queda en medio de ellas. Sube a mi entrepierna que ya lo espera ansiosa… Siento su lengua recorrerme, es suave y húmeda. Sabe bien lo que hace. Siento que toda la sangre corre por todo mi cuerpo y no puedo evitar el jalar el cabello de mi marido.

Viene un primer orgasmo. Lo siento desde mi nuca hasta mi estómago y piernas.

De repente siento como me jala hacia el sillón donde me tira. Se detiene un minuto para sacar un condón de la esquinera (sí, es apropósito que los guardemos ahí), se monta encima de mía y me posee de nueva cuenta.

Oh sí...

Wow. Eso fue intenso.

Los dos estamos rendidos en el suelo, encima de la ropa que hace unos minutos nos arrancamos. Él me abraza contra su pecho, donde yo me acurruco un momento, necesito recuperar el aliento.

-Yo también te extrañé -le contesto y subo mi rostro para ver su expresión la cual es increíble. Agotado y satisfecho.

De repente, abre mucho los ojos en alerta total…

-¡Mierda!- se desprende de mí suavemente y va corriendo a la cocina -se me quema el pastel.

Río, mucho. Es un hombre increíble.

Me visto y voy hacia la cocina con su bóxer, pantalón y playera en las manos. Le dejo las prendas en una silla, necesito vestir algo más cómodo que lo que traía, además de tirar el condón recién usado.

Unos  pants y playera, sí. Así salgo de la recamara rumbo a la cocina donde veo el pastel en el molde.

-Se ve rico, ¿de qué es?

-Tres chocolates… Pero falta el betún, me lo traje del hotel nuevo, debes de probarlo.

-Ok, y ¿algo más para cenar?

-Oh, no. No… no había pensado mucho en eso -se sonroja.

-No te preocupes, pediremos algo. Perdón por no alcanzar a ir al súper, estuvo el día horrible.

-¿Qué pasó?

Luego le cuento de mi nuevo jefe, mi accidente verborreico al llegar, y mi nueva tarea de oficinista.

-¿Así que ya saben mucho de este nuevo cartel?

-Pues no tanto… Solo dónde opera y quién lo lidera. Le dicen 'el Tío', es un sujeto de más de 60 años, casi 70, viejo para el negocio. Le dicen así porque en sus inicios, "adoptaba" a jovencitos para que le ayudaran, les ayudaba para que salieran de las calles o de hogares rotos; ellos lo identificaban como tío y ellos se convertían en sus sobrinos. Todo quedaba en familia. Pero hay uno que sobresale, 'el consentido', quien aparentemente se le hizo cercano y se ganó al jefe a tal grado que le pagó estudios y toda la cosa. Ahora es su mano derecha, su operador, principalmente afuera de la ciudad. Han sido muy discretos porque no hemos conseguido imágenes de ninguno. Parecen fantasmas, sobre todo porque los sobrinos son totalmente leales ya que les ha ayudado a salir adelante, por así decirlo. El tejido social en donde se ha desarrollado el grupo tampoco ayuda.

-Suena complicado sobre todo por los sobrinos –le cuesta trabajo no sonar irónico con la última palabra, -¿Crees que los encuentren fácil o tengan más información de ellos pronto?

-No lo sé. La creación del grupo es reciente, y tenemos poca información. Son buenos para escapar cuando hay operativos por esa misma lealtad, tienen orejas y ojos en todas partes… Me siento un poco agobiada, fue demasiada información en un día.

-Uhmm, tienes razón. Vamos a dejar el trabajo en el trabajo, pidamos de comer antes que te vuelva a asaltar –me amenaza con cierto dejo de coquetería.

-¡No, me desmayo! ¿Sushi?

-¡Sí, por favor!

Sonrío como niña de secundaria.

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