Unas voces me llaman la atención, me sacan de mi ensoñación. Abro los ojos y veo la misma habitación de más temprano. Solo que ahora, no está Armando solo: están también Gerardo y el comandante Faros.
Están los tres hablando de algo casi pegados a la puerta, cuando Gerardo nota que abrí los ojos.
-¡Hola mujercita! Re-bienvenida al mundo de los vivos...
-Buenas noches, agente Meléndez. Me da gusto saber que aún sigue con nosotros.
-Hola Caro, ya les expliqué al comandante y a Gerardo sobre tu estado médico y que por el momento no puedes hablar. Así que, si no te altera demasiado, te platicaremos qué pasó. Porque tu cara no me deja de expresar extrañeza, y si me pusiera en tu lugar, me gustaría saber qué pasó. ¿Verdad?
Muevo la cabeza en un gesto afirmativo. Armando me ve, y luego voltea a ver a los otros dos hombres del cuarto. Aspira fuertemente para iniciar su relato.
-No sé cuánto recuerdes de esa tarde. Pero bueno, primero me habían dado de alta y debido al tema de la caravana d