Mundo ficciónIniciar sesiónLiliana Cedeño solo una vez dio su corazón, solo una vez bastó para vivir todas sus primeras veces. El primer beso, el primer novio, el primer regalo, la primera cena, su primer amor y adiós. Que tu padre te obligue a ver cómo el hombre al que amas se casa con otra mujer, ¿Podría o no ser lo último que le aguantas a él y, a tu familia? Liliana es una mujer que creció en un lugar donde la consideran: la “enferma” según sus hermanos y madrastra, la “enfermita” según la abuela Talina, la “rara” según sus compañeros del colegio y la “autista” según su padre y el médico que la diagnosticó desde los 4 años. El día en que vio cómo el hombre que un día se fue y no volvió, regresa a casarse con otra mujer, será el día en que decida que ha tenido suficiente. La vida que vivía no era suya y ya era momento de cambiar eso, por lo que un día salió de casa y no regresó. Años después, cuando Anya Rousseau es una extraordinaria bailarina de ballet, el pasado que creía enterrado, regresará a cambiar su mundo y el de todo aquel que, la rodea. La vida o la muerte tienen una extraña manera de hacer que dos personas que se amaban se vuelvan a ver. ¿Será que el pasado se puede olvidar? ¿Será que el amor, realmente, todo lo pueda perdonar? ¿Qué le respondes al hombre del que un día te enamoraste, te dice…? - “Quiero ver el mundo como tú lo ves, sentir lo que tú sientes, o simplemente quiero ver quién eres a través de tus ojos… Porque sé que, eso fue lo que me hizo enamorarme”.
Leer másPor la autopista que lleva a la ciudad de Puebla, se podía ver un vehículo yendo a toda velocidad. Dentro de este, una mujer en evidente estado alcohólico, lo conduce mientras llora, una mano va al volante y la otra la lleva en una botella de vino barato comprado en una de las tantas gasolinerías que hay en el camino.
En el asiento trasero, sentada en su sillita, va una niña de unos 3 o 4 años, que, debido a la velocidad, se encuentra un poco mareada y asustada. Ella no entiende por qué su mamá llora, solo la mira cómo toma algo de una bolsa de papel, sabe que su mamá siempre voltea a verla cuando van en el camino, sabe que siempre le regala una sonrisa y si la nota mareada, detiene el auto, pero esta vez, ha sido diferente. - Mami -le dice la niña con esperanza de que ella la voltee a ver. – ¡Mami, mami, mami…! - ¡Tranquila, Lili! ¡Tranquila! Vamos a ir a casa de los abuelos… -dice la mujer mientras limpia sus lágrimas y sorbe sus mocos. - ¡Estoy cansada, mami! ¡Tengo hambre…! -dice la niña con esperanza de que su madre detenga el auto. La madre siente como la cabeza, su corazón y su pecho le duelen. Su matrimonio ha sido aplastado, pisoteado y desechado, ella no sabe cómo es que su vida perfecta, acaba de venirse encima. Solo sabe que en cuestión de minutos, todo su mundo cambió y el de su hija también. - Mi cielo, vamos a ir con los abuelos y la tía Mina, ¿Qué te parece? -dijo la mujer tratando de parecer calmada. - Mami… ¿Y papito? ¿Dónde está? -preguntó la niña inocentemente. Aquello provocó que la mujer rompiera nuevamente en llanto, desconcentrándose, cerrando los ojos y no viendo la curva que tenía frente a ellas. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde, solo pudo ver la gran pared de roca a escasos metros de ella, tanto ella como la niña solo pudieron escuchar un ruido ensordecedor dentro del auto. Por fuera, se escuchó el rechinido de los neumáticos ante el fuerte impacto contra las rocas. El metal del auto se dobló dejando el auto compactado entre las rocas, fragmentos de piedra cayeron alrededor del auto y del camino. El vehículo había quedado completamente irreconocible, los faros y ventanas estallaron, montones de cristales se esparcieron por el asfalto, provocando que varios automovilistas detuvieran su marcha abruptamente tratando de evitar un accidente mayor. Dentro de lo que quedaba del vehículo, el airbag no se había desplegado, el cinturón de seguridad estaba tenso, pero eso no había impedido que el metal y los cristales tocaran a la mujer, provocando así, múltiples heridas fatales en su cuerpo. En el asiento trasero, milagrosamente, una menor lloraba, gritaba y llamaba a su madre desesperadamente, quien había evidentemente no respondía. El cinturón de seguridad que sujetaba a la niña le impedía moverse y acercarse a su madre, quien, por más que llamara, no volteaba. - ¡Señorita Liliana! ¡Señorita Liliana! ¡Despierte! ¡Despierte! ¡Está teniendo una pesadilla! -dijo Tina, el ama de llaves preocupada por la joven. Liliana despertó de golpe, su rostro reflejaba el pánico que estaba viviendo durante aquel mal sueño. Su frente estaba cubierta de pequeñas gotas de sudor, su cuerpo y cabellos estaban mojados por la misma razón, sus ojos reflejaban el dolor de un viejo recuerdo. - Ti… Tina, tú… tuve una, una pesa… -intentaba decir la joven cuando Tina la ayudó a terminar la oración. - Una pesadilla, mi niña, una pesadilla, ¿La misma de siempre? -dijo Tina, preocupada por la joven. - SSi… - ¡Tranquila, mi niña! Todo está bien, recuerda una cosa, eres una joven hermosa de 17 años, estás en casa, estás a salvo y hoy comienzas el último año de preparatoria. Terminando el colegio, te irás a Nueva York, a esa escuela de la que tanto me has hablado, estudiarás ballet y serás la mejor en lo que haces. -dijo Tina abrazando a la joven. - ¡Gracias, Tina! -dijo la joven comenzando a calmarse. - ¡Anda, vamos! ¡Levántate! Recuerda que el señor Cedeño, no espera a nadie y no quiero peleas en el primer día de clases. -dijo Tina, recordando la poca paciencia del padre con la joven. Liliana se levantó, caminó al baño, se miró en el espejo, perfectamente bien podía ver la cicatriz que existía entre su cuello y la mejilla derecha, la cual, era el constate recordatorio de lo que había ocurrido hace 13 años, cuando perdió a su madre en un terrible accidente. Tina, solo pudo ver cómo aquella jovencita se quedaba parada frente al espejo, perdida en sus propios pensamientos y recuerdos. Ella sentía un poco de tristeza, la vida de la joven no había sido fácil, más cuando, desde niña, la habían diagnosticado con autismo. Ella formaba parte de las estadísticas de: “1 niña por cada 4 niños”. Según el médico de la familia, ella había desarrollado el autismo debido al terrible accidente que vivió, donde su madre perdió la vida. La palabra del doctor Bauer era ley en esa familia, por lo que, viendo los terribles ataques de pánico que le daban, nadie se atrevió a cuestionar el diagnóstico y toda comenzaron a darle un trato “especial”. Ser Liliana Cedeño, la hija de un importante hombre de negocios y de la política en México, no había sido fácil y solo ella podía saber hasta qué punto. La vida de la familia Cedeño se regía dejaba por el ¿Qué dirán? “El cuidar las apariencias” y una chica como ella, no encajaba en nada de lo que los Cedeño representaban. Liliana no lo decía, pero sabía que hoy, comenzaba la cuenta regresiva. Hoy era un día menos en el año para que su vida, tal como la conocía, cambiara. Ella había decidido aplicar en Juilliard para estudiar ballet clásico, ese era su sueño desde niña. Ella lo vio en su mamá y quería seguir sus pasos. El sueño era claro y las ganas también, nada podría salir mal o al menos eso era lo que ella esperaba, puesto que solo tres personas sabían de ello, Tina, el ama de llaves, Dayana, su mejor amiga y la tía Carmina, hermana gemela de su madre.Heinrich observaba con atención a Dayana, debía ser honesto consigo mismo, él jamás había actuado de aquella manera, pero había algo en aquella joven mujer que le había llamado demasiado la atención, pues si miraba a su alrededor, ella no se comparaba con las mujeres que desde hacia varios minutos no le quitaban los ojos de encima.- Me llamo Heinrich Meisel, ¿Cuál es tu nombre y que haces aquí?Dayana al escuchar su voz, se puso nerviosa nuevamente.- Me, me llamo Day… Dayana Garza Cantú…- ¡Mucho gusto, señorita Garza Cantú! Ahora, dígame, ¿Que se supone que hace a estas horas aquí? ¿Esperaba a alguien? Porque supongo que el hombre que ahuyente no era su cita de esta noche, dígame, ¿Qué se supone que hace una mujer como usted aquí?- Bue… Bueno, intento cenar… -dijo Dayana mirando hacia la mesa.En un acto que no vio venir, el hombre se inclino y levanto su mentón con una mano, para decir algo más.- ¡Jamás bajes la mirada! ¡Eso solo lo debes hacer cuando saludes a alguien que sea m
Dayana, con o sin miedo, caminó sujetando con fuerza el asa de su bolso. Llegó al restaurant dentro de aquel lujoso hotel, la anfitriona, al verla llegar, preguntó si tenía mesa reservada o si esperaba a alguien, Dayana sintió una punzada en el estómago y respondió con valentía.- No, solo yo, una mesa para mí, por favor… -finalizo bajando la voz.La anfitriona miró los registros y sonrió, luego dijo:- ¡Claro! ¡Venga por aquí! ¿Prefiere en el bar o en el jardín?Dayana se sintió bien, pues nadie le preguntaba por qué iba sola, ni nada por el estilo, era una simple acción, pero para alguien que últimamente había dejado que hicieran todo por ella, resultaba un triunfo.- El bar… ¡Sí! ¡Sí, el bar! ¿Ahí puedo cenar?- ¡Claro! Donde usted prefiera.- En el bar… -dijo Dayana creyendo que era preferible un ambiente un poco más relajado y cerrado donde no se notara que estaba sola, o en su cabeza así se veía.Tras unos momentos, la joven mujer tomó asiento, miró la carta y pidió lo primero q
Días después…- Señora, el abogado del señor la espera en el recibidor, trae un documento para usted. -dijo Catarina un poco preocupada por la reacción de su jefa.- ¡Gracias, Cata! En un momento bajo… -dijo Dayana levantándose de la cama con pocas ganas.Tras unos minutos, llego a la sala y ahí estaba el abogado de la familia que, por años, trabajó con el padre de Gabriel y con su propio padre. Hoy no sabía cómo podía plantarse ahí, frente a ella, pero era claro de parte de quien estaba ahora.- ¡Buen día, señor Merchán! -dijo Dayana educadamente.- ¡Señorita Garza! ¡Buen día! -dijo el hombre con nerviosismo.- ¿Qué lo trae por aquí?- Señorita Garza, vengo de parte de su esposo, solo traigo la copia de la disolución de su matrimonio. -dijo el hombre apenado.- ¿Por cuántos años trabajó para mi padre? -preguntó Dayana sin quitarle la vista.- Los suficientes para saber que esto no debería estar sucediendo…- Pues ya sucedió, así que no se apene delante de mí… -dijo Dayana al notar el
Thiago solo pudo ver cómo Dayana se marchó sin darle la cara y sin hacer más escándalo como él esperaba. Regresó a su escritorio, tomó la carpeta e inmediatamente salió de aquella mansión, pues sentía que el solo hecho de estar ahí le oprimía el pecho.Él no lo había querido reconocer, pero sí, era verdad lo que dijo Dayana, aquella casa desde un inicio estuvo pensada para otra persona, esa casa la compró con todos sus ahorros, pues quería que esta fuera algo que él había comprado para iniciar su vida con Darla.Era obvio, en ningún momento había pensado que no sería Darla quien viviría ahí, todo lo ahí comprado, toda la decoración, los colores, incluso hasta el jardín, eran al gusto de aquella mujer; sin embargo, debía ser honesto, Darla jamás querría esa casa, menos cuando aquel lugar representaba el pasado de Thiago.Tan pronto como Thiago salió de aquella mansión, le llamó a Darla.- ¡Esta hecho! ¡Voy a ir a ver al amigo de mi padre para que haga efectivo esto ahora mismo! -dijo T
Dayana se encontraba tirada bajo la sombra de aquel árbol donde solía jugar con Rui desde que habían llegado ahí. Hoy hacía exactamente un mes desde que su amado hijo se había ido a estudiar al extranjero por deseos de su padre, quien no se cansaba de elogiar a su pequeño.Los ojos de Dayana estaban llenos de lágrimas, extrañaba tanto a Rui, extrañaba tenerlo en casa, ella se había negado rotundamente a esa decisión; sin embargo, Thiago tenía la última palabra y, tras ver que su hijo estaba tan emocionado de viajar a Mirman School en California, no pudo negarse.De pronto, su momento a solas se vio interrumpido por alguien.- Señora, el señor ha llegado y me pidió que viniera a verla para decirle que la espera en el estudio. -dijo una de las chicas de servicio.Dayana salió de sus pensamientos, se incorporó para quedar sentada y, sin que aquella mujer se diera cuenta, limpió sus lágrimas.- ¿Qué tiempo tiene de que llego?- Acaba de llegar, señora…- Esta bien, voy en un momento. -dij
¡Muchas gracias por continuar leyendo esta bella historia!He leído todos y cada uno de sus comentarios, la verdad es que me llenan mucho el corazón y, me ayudan a seguir escribiendo con la misma pasión con la que comencé.Sé que este libro comenzó de una manera lenta, pero conforme ha ido avanzando, voy mostrando el porqué inició así. Espero que les esté gustando la trama.Este libro lo dividiré en dos partes, la segunda parte no será tan extensa, lo prometo.En esta primera parte, haré una pausa para terminar uno de mis dos libros que traigo pendientes y que, por respeto a todos ustedes, es importante terminar. Aquellos quedaron en pausa, pues sentía que ya estaba dirigiendo erróneamente la historia.En ese proceso, preferí escribir algo que ha salido de mi cabeza de manera fluida, lo cual están ustedes leyendo ahora.Tal como les he platicado en otros comentarios o mensajes que les dejé, este año no ha sido fácil incluso desde a fines del 2024, pero he hecho lo posible por tratar de





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