Epílogo B: Meses después…
- Señor Garza, fuera de la oficina esta la señora Quintana, dice que quiere verlo y que no se irá hasta que hable con usted.

Gabriel se quitó los lentes y con cansancio, dejó caer su espalda en el respaldo de su asiento.

- Al parecer esta mujer no piensa dejar de insistir, ¿Verdad?

La asistente de aquel hombre lo miró con resignación y movió la cabeza negativamente.

- ¡Esta bien! Déjala pasar y que nadie me busque en la próxima hora. Creo que esta será una larga charla. -dijo el hombre sobándose la sien.

- ¡Esta bien, señor! Cualquier cosa, solo llámeme y traeré a seguridad… -dijo la joven un tanto preocupada.

- ¡Tranquila, Mary! No creo que sea capaz de hacer tonterías… -dijo Gabriel tratando de calmar a su asustada y preocupada asistente.

Después de ello, no paso ni un minuto cuando una mujer completamente diferente a lo que Gabriel recordaba cruzó el umbral de su puerta.

- ¡Gabriel, necesitamos hablar! -dijo Frida en un tono exigente.

- ¡Adelante! Cierra la puerta… -dijo el hombre c
Alut

Estimadas lectoras y lectores Cada quién cosecha lo que siembra, nadie es responsable de lo que uno hace, tu y solo tu, tomaste la s mejores o peores decisiones en tu vida. Aquí, cada uno de los personajes, cosecho lo que sembró.

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