—No logro sacarte de mi mente... Era ya de noche, y él me besaba con hambre y ganas. Él era mi esposo, pero por error y de mentiras. Una vez, yo estando toda borracha, una cosa llevo a la otra y me lo termine follando, pero lo que nunca pensé era que el asunto pues se me saliera de las manos. Entonces yo, una señorita de la alta alcurnia, no tuve más remedio que permitir que dicho arruinado se casara conmigo y se convirtiera en mi esposo. Debido a la mucha insatisfacción q ue yo sentía y a mi nulo deseo de estar con él, me encargue de hacerle la vida de cuadritos, entonces lo humillé, abusé de él, le di cachetadas, puños y patadas, y me aguanto cuanto regaño o insulto se me saliera, pero él en cambio pacientemente nunca se enojó, y siempre mantuvo hacia mí una actitud dócil y gentil Pero algo en mi corazón fue cambiando con el tiempo, y justo cuando poco a poco me fui enamorando de él, me pidió el divorcio. Al parecer ese joven gentil y lleno de virtudes del pasado de repente se convertía, en un hombre calculador a quien yo quizás no conocía. Mas, sin embargo, y por las vueltas que da la vida, mi familia paso de la abundancia a la escasez, pero a él eso no le importo y estuvo allí para socorrerme, el marido virtuoso aquí alguna vez pisé y traté como mierda, se convirtió en mi único apoyo.
Leer másEsas fotos las tenía escondidas y hacía mucho que no las veía.Nunca imaginó que hoy dos pequeños las encontrarían.Todas esas fotos eran de esos tres años en que, a escondidas, le tomó fotos a Aurora.En esa época, aunque ella siempre se burlaba de él y lo humillaba, también eran sus pocos días felices.Al menos en ese entonces podían estar juntos todos los días.Cuando ella se dormía o se emborrachaba, podía mirarla todo lo que quisiera y acompañarla.En esos días, aunque ella lo rechazaba, no había disputas irreconciliables ni rencores imposibles de superar.Por eso él siempre tuvo esperanza, seguro de que, si seguía insistiendo, tal vez algún día ella podría llegar a quererlo.Muy diferente a ahora, que ya no había ninguna esperanza.Mientras sus dedos largos rozaban la cara inconsciente de ella, el dolor que guardaba en lo más profundo de su corazón apareció de repente.El timbre del celular interrumpió la soledad y el dolor de ese momento.Escuchó la voz alegre de Alan:—Mateo, ¿
Valerie cerró los ojos y, sin mirar, contestó y puso el altavoz.Se dejó caer perezosamente en la silla, y con voz apagada respondió:—¿Sí?, ¿quién habla?Después de un instante de silencio, escuchó la voz titubeante de un hombre:—Eh… soy yo.El carácter de Valerie siempre había sido despreocupado, y además no había despertado del todo.Yo ya había reconocido la voz de Alan, pero ella no se dio cuenta en absoluto.Fastidiada, preguntó:—¿Y tú quién eres? ¿No te pregunté quién eres?Al oír su tono impaciente, Alan suspiró de enojo.Alan contuvo la furia y, como rechinando los dientes, dijo:—¡El de la cita!Valerie, con los ojos aún adormilados, preguntó desconcertada:—¿Cuál de todos? He tenido tantas citas, ¿cómo voy a saber quién eres? ¡Di tu nombre rápido, si no, cuelgo!Se notaba que Alan estaba realmente enfadado; solo se oían sus suspiros en el altavoz.Valerie miró el celular, con cara de “no entiendo nada”:—¡Si no hablas, voy a colgar, eh!—¡Valerie, atrévete a colgar y verás
En el pasillo, él dudó unos segundos.Al final, tomó el juguete que estaba en la puerta, respiró hondo y empujó la puerta para entrar.Cuando lo vio entrar de nuevo, de inmediato Luki lo miró con desconfianza.Los ojos de Luki todavía estaban llenos de lágrimas, y su carita regordeta mostró una furia que, más que amenazar, daba risa y ternura.Embi, en cambio, se agarraba de la ropa de su hermano, con sus grandes ojos llorosos y tímidos mirándolo fijamente. Esa mirada sí que le hizo doler el corazón.El coraje y los celos acumulados en el pecho de Mateo se desvanecieron en gran parte.Se acercó, con ganas de consolarlos, pero no sabía cómo.Nunca había sido alguien bueno para consolar; ni siquiera sabía cómo hacerlo con Aurora, y mucho menos ahora con estos dos niños.Se detuvo frente a ellos, viéndose mucho más relajado que hace un momento.La verdad, quería mostrarles una sonrisa amable y cariñosa, pero simplemente no le salía.Aun así, aunque se veía bastante menos amenazante, Luki
Valerie se quedó pasmada, mirándome sin poder creerlo:—¿Tú, lo dices en serio?Le respondí sin cambiar de expresión:—¿Crees que estoy bromeando?Otras cosas las puedo aguantar, pero los niños son mi límite.Que Mateo no me crea, que me odie, lo puedo aceptar, pero ¿cómo puede gritarles a los niños? ¿Cómo se le ocurre?Al ver mi actitud firme, Valerie sacó de inmediato su celular para comprar los boletos.Yo fui a empacar una ropa sencilla y las cosas que los niños usan seguido.En menos de media hora ya tenía todo listo.El vuelo que reservó Valerie, el más temprano, salía hasta la una de la madrugada.Después de preparar todo, fuimos directo al aeropuerto.Cuando vi a Embi llorando, me arrepentí de verdad, me arrepentí de haberlos dejado ir a ver a Mateo.Había pensado que tal vez Mateo no los querría.Pero jamás me imaginé que llegaría a gritarles.Embi es la más miedosa, no sé cómo la habrá asustado Mateo.Solo de pensarlo, sentí coraje.¡Odiaba a Mateo con todo mi corazón!Mientr
Al principio ella le mintió diciendo que no podría tener hijos en toda su vida, incluso le mostró un examen médico falso.Lo más ridículo es que él de verdad se lo creyó y por eso sufrió mucho tiempo.Si se calculaba bien la fecha, ella en realidad ya estaba embarazada en ese entonces, llevaba en su vientre a estos dos niños.Pero aun así se atrevió a falsificar un examen para engañarlo.¿Será que ella pensaba que era muy fácil de engañar, por eso siempre lo hacía?Ella, Aurora, en serio lo había engañado de la manera más cruel.Cuanto más pensaba en eso, más odio sentía en su corazón, y más apretaba los puños.Luki, aunque tenía miedo, no pudo evitar hablar para defender a su mamá:—Mi mamá no es una mentirosa, mi mamá es la mejor mamá del mundo. Eres tú, tú siempre lastimas a mamá y hasta la echaste de casa. Te odiamos.—¿Me odian?De repente, Mateo se rio.Como era de esperarse. Lo odiaban.En realidad, esta vez que habían venido con Alan, no era porque quisieran verlo, sino solo pa
Mateo los miraba en silencio.Su corazón de piedra se fue ablandando poco a poco.Por dentro sentía una avalancha...De emoción, de alegría, de nervios, e incluso, un poco de tristeza, difícil de explicar.Todas esas emociones se revolvían en su pecho, pero no lograba decir ni una palabra.Luki lo miró, intrigado:—Dime, ¿eres o no eres nuestro papá?Mateo abrió la boca, pero siguió sin decir nada.La verdad, ni sabía cómo hablarle a esos dos niños.Quería acercarse a ellos, abrazarlos, pero al mismo tiempo sentía miedo.Embi lo miró y luego le susurró a Luki:—Se parece a la foto, debe ser papá, pero… ¿es mudo?Luki, con cara seria, lo miró de arriba a abajo, y al final, con un gesto entre tierno y molesto, dijo:—Si no hablas, te voy a pegar hasta que hables.Mateo sintió como si algo le hubiera pinchado el corazón, y le dolió un poco.Al final, sus hijos no parecían quererlo.De repente, apretó los labios, se agachó y cargó a los dos niños, uno con cada mano.Embi se asustó, lo abra
Último capítulo