—No logro sacarte de mi mente... Era ya de noche, y él me besaba con hambre y ganas. Él era mi esposo, pero por error y de mentiras. Una vez, yo estando toda borracha, una cosa llevó a la otra y me lo terminé follando, pero lo que nunca pensé era que el asunto pues se me saliera de las manos. Entonces yo, una señorita de la alta alcurnia, no tuve más remedio que permitir que dicho arruinado se casara conmigo y se convirtiera en mi esposo. Debido a la mucha insatisfacción que yo sentía y a mi nulo deseo de estar con él, me encargue de hacerle la vida de cuadritos, entonces lo humillé, abusé de él, le di cachetadas, puños y patadas, y me aguantó cuanto regaño o insulto se me saliera, pero él en cambio pacientemente nunca se enojó, y siempre mantuvo hacia mí una actitud dócil y gentil Pero algo en mi corazón fue cambiando con el tiempo, y justo cuando poco a poco me fui enamorando de él, me pidió el divorcio. Al parecer ese joven gentil y lleno de virtudes del pasado de repente se convertía en un hombre calculador a quien yo quizás no conocía. Mas, sin embargo, y por las vueltas que da la vida, mi familia pasó de la abundancia a la escasez, pero a él eso no le importó y estuvo allí para socorrerme, el marido virtuoso aquí alguna vez pisé y traté como mierda, se convirtió en mi único apoyo.
Leer másRespiré hondo para calmar mis emociones y le dije:—Mateo, ¿no querías que te diera un bebé?Mateo se incomodó.Enseguida, una sombra negra pareció nublar su mirada.Habló con voz grave, con un tono inesperadamente tenso.—¿Por qué de repente mencionas eso?—¿Acaso no sabes que, antes de tener un bebé, hay que prepararse? Y durante el periodo de preconcepción no se puede beber alcohol —le dije sin expresión alguna.Su cuerpo alto y fuerte tembló.Su voz se volvió aún más baja y más tensa.—¿Estás diciendo que... estás dispuesta a tener un hijo conmigo?Esa pregunta casi me dio risa.Él siempre ha sido el que me obliga a hacer las cosas, sin importar si yo quería o no. ¿Ahora viene a preguntarme si estoy dispuesta?¿No es una pregunta completamente innecesaria?Aunque eso era lo que pensaba, yo solo le asentí.Le mentí a propósito:—Tú mismo lo has visto. En este tiempo no he ido a bares, ni he tomado alcohol. Solo quería cuidar mi cuerpo... para prepararme bien.Mateo suspiró suavement
Yo tampoco sabía si este método funcionaría.Pero, si de verdad Mateo deseaba tanto que le diera un bebé, entonces este método debería servir.Después de enviarle el mensaje, me recosté contra el lavabo, inquieta, esperando.No sabía si Mateo vendría o no.Lo único que le había escrito fue: “Ven al baño un momento, tengo algo que decirte.”Esperé unos cinco minutos y aún no vi aparecer a Mateo.¿Acaso no había visto el mensaje?¿Debería llamarlo directamente y decirle que viniera?Dudando, esperé dos minutos más antes de sacar el celular y marcar directamente el número de ese hombre.De repente, detrás de mí sonó un tono de llamada muy familiar.Me alarmé, levanté la cabeza de golpe, y en el espejo frente a mí apareció alguien.Era Mateo.Me quedé algo confundida. Ese hombre de verdad se movía como un fantasma, sin hacer ruido.Su celular seguía sonando, así que colgué rápidamente la llamada y me giré para mirarlo respetuosamente.Por mucho rencor que sintiera por dentro, no podía camb
Miré de reojo a Mateo, pero él solo se quedó quieto, sin mostrar emoción alguna.¡Ja!Por dentro me invadió una burla amarga.Camila ya había dicho cosas horribles y él ni se inmutó.Sabía lo clave que era esta cena, ¡y aún así seguía dándole la razón a ella!Lo peor era que yo sí me preocupaba por que todo saliera bien.¡Qué chiste!Waylon dejó su copa sobre la mesa de golpe. Se notaba molesto.Camila se giró hacia mí, acusándome:—Ay, Aurora, por favor. ¿No es solo un brindis con el señor Dupuis? Nadie te está pidiendo que te acuestes con él. ¿Era para tanto? ¿No estarás arruinando a propósito los negocios de mi querido Mateo?Al terminar, noté que Alan también me miraba con desconfianza.Y Mateo... él seguía sentado, callado, con esa cara vacía, como si no tuviera nada que ver.¡Qué coraje!Cuando a Camila le dijeron algo, Mateo de inmediato la defendió como un superhéroe.Ahora me tocaba a mí, y él nada más me ignoraba.Me hervía la sangre.Ya no me importaba si el trato se caía.T
—Ay, ¿no dijo el señor Bernard que cada persona tiene algo que la hace valiosa? Si esta princesita no sabe hablar bonito, entonces debe aguantar bien el alcohol, ¿no? —dijo Waylon, mientras le hacía una seña a una de las mujeres que traía para que le sirviera una copa a Camila.Waylon sonrió y dijo:—Si voy a beber, debe ser con una mujer guapa. Dale, preciosa, brindemos.Camila intentó sonreír:—Lo siento mucho, señor Dupuis, pero… por mi salud no puedo beber.La expresión de Waylon cambió.—¿Vienes a una cena de negocios y no puedes beber? ¿Crees que esto es una piñata?Un escalofrío me recorrió la espalda.Solo pensaba: por favor, que no me pida beber a mí. Estoy embarazada. No puedo ni probar una gota.Waylon ya no sonreía. Camila lo miró, como si no supiera qué hacer, con los ojos aguados, esperando que Mateo hiciera algo.Mateo la miró un momento y levantó su copa:—Señor Dupuis, si le parece bien, yo puedo beber por ella.Waylon se recostó en su silla y se aflojó la corbata, con
Waylon levantó la mano y sonrió:—Es una broma, una broma, señor Bernard, no lo tome tan en serio. Pero dime, venimos a hablar de negocios y el señor Mateo aparece con su exesposa… Los que no sepan van a pensar que quiere comprarme con ella.Antes de que Mateo dijera algo, hablé, tranquila:—Señor Dupuis, hay un malentendido. Aunque fui esposa del señor Bernard, ahora soy su asistente personal.—¿Asistente? —Waylon levantó una ceja y sonrió como si le interesara el tema—. Exesposa y asistente… eso suena muy interesante.—Por eso, venir con él a una cena como esta no debería parecer raro, ¿no cree?Waylon respondió entre risas:—No, para nada. Si tú no hubieras venido, esta cena sería un aburrimiento.Mientras hablaba, sus ojos oscuros no se despegaban de mí.No era la misma mirada que le echó a Camila, pero igual me incomodaba.Bajé la vista y me puse de pie para servirle una copa de vino.—He oído mucho sobre usted, señor Dupuis. Y ahora que lo tengo enfrente, puedo decir que todo lo
Levanté la vista sin pensarlo y vi entrar a un hombre alto, de cara atractiva y actitud arrogante.Era Waylon.Traía a dos mujeres exuberantes agarradas de los brazos y un grupo de guardaespaldas detrás.—Vaya, ¿hay drama por aquí? Mira cómo llora esa belleza… ay… hasta da pena —dijo, burlándose al ver a Camila.Camila se secó las lágrimas rápido:—Señor Dupuis, por favor, no se burle de mí.—Jajaja, qué voz tan dulce… esta belleza sí que antoja —siguió él, dejándose caer en una silla, con una de las mujeres en brazos.Aun así, sus ojos seguían clavados en Camila, como si quisiera comérsela con la mirada.Y Camila, lejos de sentirse incómoda, parecía contenta. Tenía un aire de orgullo, como si disfrutar de la atención de Waylon fuera algo que debía presumir.Bajé la vista sin darle importancia.Sabía que Mateo no dejaría que le pasara algo de verdad.—¡Vaya! Aquí hay otra belleza —dijo de pronto Waylon.Justo cuando pensaba que estaba fuera de su radar, me lanzó una mirada.Levanté la
Último capítulo