Inicio / Romance / A través de tus ojos… Me enamoré / Capítulo 10: Yo soy quien decide qué haces
Capítulo 10: Yo soy quien decide qué haces

La graduación había pasado sin pena ni gloria, Dayana y Liliana asistieron y nada extraordinario sucedió, salvo los murmullos y cuchicheos que se producían por la broma vivida una noche antes.

La familia de Dayana no había podido llegar por temas de trabajo, pero le habían enviado un regalo especial, el cual le esperaba a la salida del colegio. 

En el caso de Liliana, sinceramente hubiese preferido que su padre no tuviese que ir, pero como Thiago también se graduaba, Luis Cedeño, Rebeca Aldama y su hermana Cinthia hicieron acto de presencia.

De todo ello, habían pasado dos semanas, justo el tiempo que Liliana se había dado para hablar con Luis Cedeño. Sí o sí, hoy debía hablar con él, puesto que en una semana tenía que tomar un vuelo a Nueva York a su presentación.

Hoy era el gran día, por lo que Liliana se había levantado temprano, se había arreglado para ir a ver a su padre al despacho. Conocía la rutina de su padre a la perfección, por lo que, solo esperaba que se escucharan sus pasos por el pasillo para que ella fuese a buscarlo.

- “Liliana, Liliana, no pasa nada, explícale lo que quieres, él no se opondrá. Tú no estarás aquí y todos ellos serán felices. Exponle que tú estarás ahí y que ya no tendrá que preocuparse por ti” -susurraba para sí misma mientras daba de vueltas en su habitación.

Minutos más tarde, los pasos de Luis Cedeño se escucharon por el pasillo, el hombre siempre pasaba a su estudio antes de ir al trabajo. Este era el momento, si demoraba más de 5 minutos, Liliana perdería la oportunidad del día de hoy.

Liliana tomó el pomo de su puerta, las manos le sudaban, los dedos le temblaban, estaba pálida, no sabía qué sucedería, pero ella misma se tenía que dar ánimos, más cuando, estaba a menos de 3 minutos, sentía que las piernas flaqueaban con cada paso que daba.

Al llegar y detenerse frente a la imponente puerta de madera, titubeó un poco, pero ya estaba ahí y no podía echarse para atrás, era en ese momento o no sería nunca.

Su mano tomó vida propia y dio dos toques, ella reaccionó y ese había sido un movimiento automático.

- ¡Adelante! -se escuchó la voz de Luis Cedeño.

- Papá… ¿Po… Podemos hablar?

- ¡Ah! ¡Eres tú! ¿Qué quieres? ¿No es muy temprano para que estés despierta?

- Papá… Qui… Quiero platicar con… con us… usted… -dijo Liliana, poniéndose cada vez más nerviosa y sobando sus manos con rapidez.

- ¿Qué quieres? Habla ahora, llevo prisa…

- Papá… Mi… Mi mamá dejó di… dinero para mí, para… estudiar la universidad, pero… qui… quiero estudiar ballet… -dijo Liliana, sintiendo como si aquello le quitará un peso de encima.

- ¿Ballet? ¿Por qué demonios estudiarías ballet? ¡Jamás has estudiado ballet! Seguramente tu tía Carmina te ha llenado la cabeza con esas idioteces, ¿Verdad?

- No… No… La… La tía Car… Mina, di… dijo que, mi mamá, me de… dejo dinero para es… estudiar…

- Sí, es correcto, tu madre, la alcohólica, dejó dinero para que estudiaras, ¿En qué crees que lo he invertido?

- Pe… Pero es para la universidad…

- No, no, Liliana, lo he invertido en todos tus estudios, es más, siempre has ido a muy buenas escuelas, aunque no debería esmerarme en darte una buena educación, puesto que no la has sabido aprovechar. ¡Mírate! Ahora quieres ser bailarina. -dijo el hombre con molestia.

- Ma… Mamá, era bailarina…

- ¡Tu madre era una maldita alcohólica y por eso se murió!

- ¡NO! Mamá murió en un… un acciden… accidente.

- ¡Tu maldita madre murió porque iba borracha! Fue tan irresponsable que no pensó en ti, no pensó en el daño que te ocasionaría, ¡Mírate! ¡Quedaste tonta! -dijo Luis Cedeño, viendo a su hija con desprecio.

- ¡NO! ¡Tú estás mintiendo! ¡Tú estás mintiendo!

- No, Lilianita, no estoy mintiendo… Esa fue la verdadera causa de muerte de tu madre y ahora quieres seguir sus malditos pasos, ¿Qué curioso, no? Yo, si fuera tú, odiaría a la mujer que me desgracio la vida para siempre.

- ¡Mi… ¡Mientes! Yo, yo solo quiero, quiero el dinero que… que dejó mi mamá para estudiar… Me… Me voy a Nueva York y no te… Tendrás que cuidar de mí… mi…

- Liliana, ¡No seas más tonta de lo que ya eres! Jamás dejaría que te fueras sola a un país desconocido, tú no podrías ni vivir un día sola y te digo una cosa. ¡Tú! Sí, tú… Tú, mi querida Liliana, eres mi hija y dependes de lo que yo decida para tu futuro.

En días pasados te pasé folletos de universidades que te aceptarán con tu condición, he donado mucho dinero para que en ellas puedas ser aceptada.

¿Qué demonios es eso de ballet? ¡Dios! Si tu madre era bailarina, ¿Eso qué? Eso no la hizo millonaria, ella se volvió millonaria hasta que se casó conmigo. Entonces, el “famoso dinero” del que hablas en teoría… Es mio y yo decido dónde tú vas a estudiar.

- Pe… Pero… No, por… ¿Por qué? ¿Por qué dice eso? -dijo Liliana tratando de no tartamudear.

- Porque tú no eres consciente de tus actos y, por ende, eso me vuelve responsable de ti, tal como si fuese tu dueño, así que yo decido en dónde o cuando vas a ir a estudiar, no tú. Esa amiga tuya, la tal Dayana, sé que te ha hecho pensar así, porque tú antes eras callada, no pedías más que lo que tenías, ahora esa escuincla vino a llenarte la cabeza de ideas…

- ¡NO! No, hablé así de ella. Ella es mi amiga y mi familia, ¡Tú no eres mi familia! ¡Tú te olvidas de mí! ¡Tú no me quieres…! Si me voy a Nueva York, tú no tendrás que preocuparte por mí, si me voy, te olvidas que tuviste hija, es algo justo. -dijo Liliana con mucha fluidez.

Luis Cedeño se sorprendió ante tal situación, él jamás se habría imaginado que su hija pudiera hablar así, pero su hija estaba aferrada a la idea que traía en la cabeza, era evidente que él no se lo permitiría.

Si Liliana se quedaba con la fortuna que su madre le había dejado, prácticamente los dejaría en la calle, así que, no, no lo iba a permitir.

- ¡Liliana! Ya he perdido mucho tiempo con esta plática que no lleva a ningún lado. En conclusión, tú harás lo que digo, porque yo lo digo y punto. -dijo Luis, guardando su computadora en su maletín.

- ¡Me voy a ir con o sin tu autorización! ¡Quieras o no!

El hombre se acercó a su hija e inmediatamente le propino dos bofetadas, una de ellas, le rompió el labio.

- ¡Jamás, óyelo bien! ¡Jamás, en tu puta vida, me vuelvas a levantar la maldita voz! ¡Soy tu padre! ¡No se te olvide! -dijo Luis Cedeño, sintiendo cómo su mano le ardía.

Liliana sentía cómo ambas mejillas le quemaban, la boca tenía un sabor metálico, tragó en seco y pudo saborear su propia sangre, se limpió la boca con la manga de su suéter y se llevó una tremenda sorpresa al percatarse de que era sangre.

Ver aquello, fue como si encendiera un interruptor, más cuando veía cómo Luis pasaba a un lado de ella sin inmutarse por lo sucedido.

- ¡Padre! ¡Me voy a ir de la casa! ¡Te guste o no! -dijo Liliana en un tono firme.

Pocos eran los días en que ella se sentía de tal manera, más cuando la persona con la que estaba discutiendo era su padre.

- ¡LILIANA! ¿QUÉ DEMONIOS ES LO QUE ACABO DE DECIRTE? —gritó Luis Cedeño, furioso. – A MÍ NINGUNA ESCUINCLA DE TU PUTA EDAD ME GRITA. -dijo el hombre tomándola del brazo y arrastrándola a su habitación.

- ¡NO! ¡PAPÁ! ¡DEJAME! ¡YO NO QUIERO VIVIR MÁS AQUÍ! ¡TÚ! ¡TÚ NO ME AMAS! ¡TE ESTORBO! ¡TE AVERGÜENZO! DEJAME IR Y NO TENDRÁS QUE PASAR PENA CONMIGO…! -gritaba Liliana con todas sus fuerzas.

Luis Cedeño era un hombre brusco, era un hombre temible, su carácter era un misterio. Bien podría ser amable con los clientes y gente de alto nivel social y económico, pero también, podía ser un desgraciado con quien lo llevara al límite, como era el caso de Liliana.

Llegando a la habitación de la hija, la empujo dentro, cerró la puerta y no soltó el pomo, buscó una llave dentro de su llavero, la introdujo y aseguró la puerta. Acto seguido le marco al doctor Bauer.

- Bauer, necesito que vengas aquí ahora mismo, es Liliana… -dijo el hombre molesto.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP