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Capítulo 5: Me vas a odiar… Pero no puedo.

- ¿Cómo fue que me ocultaste algo tan importante? ¿Por qué demonios lo hiciste? -decía Gabriel furioso.

- Gabe, ella es mi amiga y me pidió no decírtelo, no lo hicimos con mala intención, es solo que… -Day intentaba explicarse.

- ¿QUÉ? ¿QUÉ? ¿Acaso crees que es cómodo para mí darme cuenta de que me han visto la cara todo este tiempo?

- ¡GABRIEL! Si no te dijimos nada, era por esto. Sabíamos que cambiaría la forma en la que la veías; además, yo jamás he creído que Liliana sea autista. ¡Tú, la has visto! ¡Tú has convivido con ella! Incluso eres su novio, ¡Dios! ¿Acaso no crees que ella es normal? ¡Por Dios, no me mires con esos ojos!

- ¿Cuáles?

- ¡Estos! Gabriel, tú no eres como los demás, ella te quiere y tú también, el que sea o no, autista, ¿Qué tiene que ver con lo que ambos sienten?

- ¡DEMONIOS DAYANA! No se trata de si la veo con amor y cariño, ¿Acaso no mides las consecuencias? ¿Qué putas vas a saber tú, si solo eres la niña mimada de papá?

- ¡GABRIEL, NO CRUCES ESA LÍNEA! Eres mi primo, pero no voy a permitir que me insultes en mi propia casa…

- ¡Tu casa! ¡Dios! Esta casa es de tío, será tu padre, pero al final, esta es su casa, ahora, no me cambies el puto tema… ¿POR QUÉ, DEMONIOS, ME OCULTASTE ESTO? -dijo el joven, sentándose en el sofá y llevándose las manos al rostro.

- Gabe, ya te lo dije… Simplemente, queríamos que la vieras como la chica que tú conoces. Te voy a decir algo que le dije a Lili cuando me pidió no contarte nada… yo le dije que no voy por la vida presentándola como “Hola, ella es mi mejor amiga Lili, pero es autista”, tan solo piénsalo, ella está en su derecho de decidir si alguien sabe o no.

- ¡No! No es así, debiste decirme cuando supiste que ella y yo salíamos, ¿Sabes lo monstruoso que me parece darme cuenta de que he estado saliendo con ella? -dijo Gabriel levantándose del sofá.

Acto seguido, Dayana le plasmó una fuerte bofetada al escuchar sus palabras.

- ¿QUIÉN DEMONIOS ERES? ¡TÚ NO ERES ASÍ! ¡EL PRIMO QUE CONOZCO JAMÁS JUZGARÍA A ALGUIEN DE ESTA MANERA!

- Day, no me malinterpretes, pero, Liliana está por cumplir 18 años, yo tengo casi 23 años, llevamos saliendo casi 7 meses, ¿Acaso te has puesto a pensar lo que ha sucedido entre nosotros?

- ¡Gabe!

- ¿Te has puesto a pensar cómo me estoy sintiendo en este momento? ¿Te has puesto a pensar en cómo me sentí cuando tu supuesto novio, Thiago, me dijo que su hermana es autista desde los 4 años?

- ¿Thiago te dijo eso? ¿Qué gana con decirte aquello?

- ¡No lo sé! Pero aquí lo que importa es la maldita farsa que me han hecho vivir… ¡Dios! Me siento como un puto monstruo, he estado abusando de una chica que no ve la vida como todos la vemos…

- ¡GABRIEL! POR UN MOMENTO, ¿PODRÍAS DEJAR DE DECIR ESTUPIDECES?

- Para ti es una estupidez, pero ¿Te has puesto a pensar qué va a decir el padre de Liliana si sabe que yo anduve con su hija autista? Es más que obvio, el hombre me va a querer en la cárcel y con justa razón…

- Sabes una cosa Gabe, me importa un bledo que diga ese hombre, ¿Acaso no te has dado cuenta? Su familia somos nosotros dos, Liliana no tiene familia, ¿Acaso no has visto que ella pasa la mayor parte del tiempo aquí y su familia ni se preocupa por ella?

Ja, ahora me vas a venir a decir que su familia se va a asustar por esto, ¡Dios! Para ellos, si Liliana no existiera, sería lo mejor. -dijo Dayana, molesta y dolida por la actitud de su primo.

- ¿Entenderás que no puedo seguir viviendo esa mentira? ¿Entenderás qué debo terminar con ella?

- ¿QUÉ ? ¿POR QUÉ? ¡NO! ¡Tú no puedes hacerle esto! ¡Tú le prometiste ir con ella al baile de graduación…! ¡No le hagas esto! ¡No, no puedes…!Menos le digas que es por lo que te enteraste, ¿Acaso no piensas en cómo le va a afectar?

- ¿Verdad? ¿Verdad que cuando surge un problema si piensas en su condición? ¿Verdad que ya no piensas en que no es normal?

- ¡Gabriel! No le hagas esto, por favor, no le digas que sabes la verdad, por favor… -rogó Dayana al ver la actitud de su primo.

- Dayana, di, que no le diré nada a nuestros padres. Hoy mismo regresaré a Boston y le diré a Liliana que me tengo que regresar, es todo lo que puedo hacer y oye bien una cosa, ¡Jamás me vuelvas a buscar, ni a molestar, creía que tú y yo nos teníamos confianza!

- Gabe… -dijo Dayana con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta.

Ella sabía que el hecho de que Gabriel hubiera aparecido en la vida de su amiga, había logrado que ella fuese más abierta, aunque claramente ante las declaraciones de su primo, supo que había cosas que ella desconocía de ellos dos.

Luego de que Gabriel había tenido aquella discusión, rápidamente fue hacia su habitación, cogió su ropa y artículos personales, los colocó en su maleta y salió del apartamento de Dayana.

Gabriel se sentía terriblemente mal, por un lado, estaba molesto con su prima por ocultarle la verdad de Liliana y, por otro, se sentía terriblemente avergonzado por las cosas que habían sucedido entre ellos dos, se sentía como un maldito monstruo.

Pasó varias horas esperando a calmarse, llevaba unas horas de enterarse y se sentía como un verdadero canalla, no era fácil aceptar que anduvo con una chica que no estaba cinto por ciento sobre sus cabales. Se sentía como un desgraciado, si él hubiera sabido de la condición de Liliana, jamás habría puesto sus ojos en ella y, ahí es donde le daba la razón a su prima.

- No, no, no… Lo que hice no fue correcto y lo que hicieron menos, esto no puede seguir así. Necesito cerrar este tema antes de que explote en mi cara.

Gabriel se fumó la cajetilla de cigarros que tenía, en menos de lo que imaginaba, se devanaba los sesos tratando de encontrar la mejor manera de dejar a Liliana sin lastimarla, pero de momentos le regresaba el coraje de que le hubiesen visto la cara y solo quería desaparecer de todo y todos.

- ¡Liliana, Liliana! ¿Qué demonios vamos a hacer con esto? -dijo Gabriel golpeando el volante de su auto.

Al final había decidido ir a ver a Liliana y encararla, estaba más que decidido a decirle que sabía todo y que lo que había hecho era algo reprobable; sin embargo, cuando miro hacia el asiento del pasajero, vio el llavero que la chica le había regalado en su cumpleaños, era la réplica de su auto pero en miniatura.

Aquello le hizo recordar el rostro de la chica, ella se notaba orgullosa de ver cómo él aceptaba con gusto su regalo.

- “¿Qué le puedes regalar a un hombre que se puede comprar cualquier cosa?”

Recordó las palabras de la chica y acarició la medalla que le había regalado, quien, al tener una educación religiosa, sabía perfectamente el significado de lo que le había dado.

Una parte de él, sabía que lo que decía Dayana era verdad, él jamás se percató de que Liliana fuese diferente, salvo el tartamudeo de los primeros días, cuando se ponía nerviosa ante su presencia, todo lo demás parecía tan normal.

- ¡Maldita sea, Liliana! ¡Me vas a odiar, pero no puedo! -dijo cambiando la ruta hacia el aeropuerto. Gabriel ya había tomado una decisión.

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