En la recepción, no todo fue solemne, hubo momentos como el lanzamiento del ramo, el cual rompía con todo lo que se conocía en aquellas rimbombantes familias.
Dayana prácticamente no necesitaba levantarse de su asiento, pues ella ya tenía al amor de su vida a su lado. Incluso, su hijo y su hija la acompañaban, por lo que se mantuvo sentada mirando la escena, pero sería el destino o un mensaje subliminal, el ramo, cayó prácticamente en sus piernas.
- ¡Mamá! ¡El ramo cayó contigo! ¿Te vas a casar con papá?
Heinrich miró con calma a Dayana, él jamás había tocado el tema de casarse, no porque no quisiera, sino, porque temía que Dayana no quisiera pasar por algo así, pues su primer matrimonio había sido forzado y aun había secuelas de este en ella.
- Creo que es momento de ir organizando una nueva boda, ¿no lo crees, cariño? -dijo Heinrich finalmente, rompiendo en silencio.
- Heinrich… ¿Es verdad lo que dices? -dijo Dayana, sorprendida y nerviosa.
- ¿Querías una señal? ¡Que mejor seña