Anya contemplaba aquellas tumbas frente a ella, montones de recuerdos venían a su mente, la mayoría de estos; eran dolorosos, sí, es verdad, hubo buenos momentos, pero, la gran mayoría de ellos, honestamente le dolían.
Esta era una de las mayores razones por las que llevaba muchísimo dudando en si venir o no a visitar este lugar.
En este momento, era inevitable que unas cuantas lágrimas se colaran y rodaran por sus mejillas.
- Mi cielo, ¿Todo bien? -preguntó Theo acercándose y tomándola de la mano.
Anya volteo a ver al hombre que la llamaba con cariño, sonrió y sintió la gran calidez que este le transmitía.
- Todo bien…
Theo se detuvo a lado de la mujer de su vida, sostuvo la mano que llevaba libre y observo el par de tumbas que estaban ahí. Para aquel hombre tampoco era nada fácil, pues por más que uno lo intente, en ocasiones, no es por un fuerte sentimiento, solo es por el recuerdo o la nostalgia hacía el pasado, lo que hace que duela.
- ¿Necesitas más tiempo? -preguntó el hombre ap