Início / Romance / A través de tus ojos… Me enamoré / Capítulo 6: Lili, tengo algo que decirte…
Capítulo 6: Lili, tengo algo que decirte…

Liliana se alistó para ir al colegio, tal como cada día, desde que se había hecho novia de Gabriel. Tal vez parecía infantil, pero solía sonreír ante el espejo y practicar la manera en la que lo saludaría al verlo.

Se sentía una chica realmente afortunada; siendo honesta, se sentía como si estuviera viviendo en un sueño. Gabriel, en pocos meses, le había enseñado un mundo que ella desconocía. Hoy día, sabía lo que era recibir detalles inesperados, ir al cine, ir al café o simplemente caminar por el parque tomada de la mano de un chico.

Ella tomó su mochila, bajó al comedor, se topó la escena de siempre, todo mundo ya desayunando, obviamente nunca la esperaban para comenzar y eso ya no solía molestarle, más cuando sabía perfectamente bien que, llegando al colegio, vería a Gabriel.

- Liliana, esta tarde quiero que vayas a la oficina, tengo algunos folletos de universidades que creo que te podrían admitir con tu condición. He hablado con los directivos y creen que pueden ofrecerte un buen ambiente para desarrollarte. -dijo Luis Cedeño sin quitar la mirada del teléfono.

Liliana escuchó y algo dentro de ella le provocó malestar. Ella ya tenía planes a futuro y era algo de lo que había querido hablar con el gran Luis Cedeño, pero que el hombre no había tenido tiempo de atender.

- Papá, es que, es que, está… estamos un poco atra… atrasadas y no… No puedo faltar… -dijo Liliana, esforzándose por decir lo que quería.

- Papá, no sé por qué te esfuerzas. Liliana no es buena para la escuela y todos lo sabemos, incluso ahora, ya estamos casi por terminar y mira, dice que va atrasada. -dijo Thiago con cierto desdén.

Liliana podía discutir, pero hoy no consideró necesario defenderse. No cuando era lunes y sabía que vería a Gabriel, tan pronto llegará al colegio.

- Bien, entonces traeré los folletos a casa, Liliana, necesito que salgas con buenas calificaciones. ¿Entendiste? Ninguna hija de Luis Cedeño será considerada como una tonta, así que más vale que me termines esa bendita tarea bien. No sé cómo los profesores te pusieron con Dayana, esa chamaca es una pérdida, será hija de quien será, pero está claro que el dinero no le da clase. -dijo Luis Cedeño con malestar evidente.

Nuevamente, Liliana sabía que aquellas palabras le molestaban, pero prefería quedarse callada, no quería discutir, puesto que intentar hacer entender a Luis Cedeño que, Dayana era una buena chica, era como si hablara con la pared.

Luego de un desayuno rápido, Liliana salió de casa junto a sus hermanos y padre. Ella no había tenido noticias de Gabriel en todo el fin de semana, lo achacó a que seguramente debía tener trabajo, tal como en otras ocasiones sucedía.

Al llegar al colegio, se quedó esperando en la entrada como siempre, algo que le resultó extraño, fue ver cómo Dayana llegaba en taxi de aplicación.

- ¡Hola, Day! -dijo Liliana alegremente, pero un tanto dudosa.

- Hola, Lili… -respondió Dayana sin muchos ánimos y evitando mirarla a los ojos.

- ¿Sucede algo, Day?

- Lili, tengo algo que decirte… -dijo Day apenada.

- ¿Qué sucede?

- Bueno, ven, vamos dentro y no entramos a la primera clase… -dijo Dayana, tomándola de la mano y llevándola dentro del colegio.

- ¿Cómo? ¿Qué sucede? ¡Dime, Day! Me estás… Estas, poniendo nerviosa…

- Vamos a la biblioteca, ahí podemos hablar. -dijo Day nerviosa.

Dayana sabía que, si Liliana estaba fuera del colegio esperando su llegada, era porque Gabriel no le había comentado nada de lo ocurrido, así que, sabía que su primo no había tenido el valor para verla.

- Lili, es sobre Gabriel…

Al mencionar su nombre, Lili abrió los ojos como platos y se preocupó.

- ¿Qué? ¿Qué sucede con él? ¿Está? ¿Está bien?

- Sí, si está bien, es solo que… Bueno, Lili… -dijo Dayana al ver la angustia dibujada en el rostro de su amiga.

Por un momento, Dayana creyó que lo mejor era decirle toda la verdad, pero al tenerla de frente, consideró que no era lo mejor, así que decidió inventarse una excusa rápida.

- Gabriel tuvo que regresar a Boston por una urgencia en la universidad, creí que él te llamaría o algo así, pero supongo que, como salió corriendo, no ha podido hacerlo.

Dayana rápidamente vio cómo el semblante de Liliana cambió, no tuvo corazón de siquiera mencionar la discusión que, ella había tenido con Gabriel.

- ¿Qué sucedió? ¿Todo está bien? ¿Por qué no me aviso nada? -preguntó Liliana desconcertada.

- ¡Ya te dije! Supongo que ha sido porque salió corriendo, pero, supongo que te escribirá tan pronto, arregle las cosas que están mal en Harvard. Debe ser algo muy importante en la universidad, puesto que solo me dejo una nota.

- Day… ¿Qué pudo suceder?

- No tengo idea, pero… ¡Tranquila! Él debe comunicarse contigo tan pronto como solucione sus problemas, por lo pronto, ¡No te me apachurres! ¡Anda! ¡Vamos! Que ya solo nos falta poco para terminar el ciclo escolar, luego de ello, tú aplicarás en Juilliard y viajarás a Nueva York.

Liliana sonrió un poco, pero algo en la historia no le cuadraba, no sabía cómo explicarlo, no obstante, en su pecho se había instalado una extraña sensación que no podía explicarse a sí misma.

- Está bien… Voy a esperar a que él arregle sus pendientes.

- Sí, ya verás que tan pronto se desocupe, se comunicará, ya lo has visto, en ocasiones se pierde y no contesta ni el teléfono, es un “Workaholic”.

- ¡Tienes razón! -dijo Liliana, intentando ver el lado amable de todo.

Los días fueron pasando y Liliana no podía quitarse la extraña sensación que tenía en el pecho.

El tiempo de entregar la tarea que la escuela había puesto llegó, evidentemente su padre no pudo asistir, aunque la tía Mina, por primera vez, sí llegó. Todo había sido un éxito e incluso los profesores, las habían felicitado por extraordinaria presentación.

Liliana había practicado varias veces delante de Gabriel y este le había dado varios “tips” de qué hacer con su nerviosismo y ataques de pánico. Aquello, en palabras del joven, eran tips que en su momento había puesto en práctica en sus exposiciones, ya que estudiar en Harvard no era algo fácil y exponer ante varias eminencias en el mundo de los negocios, menos.

- ¡Lili, hermosa! Hoy estuviste fabulosa, me sorprende lo bien que presentaste todo, definitivamente si tu madre pudiera verte, estaría más que orgullosa, tal como lo estoy en este momento. -dijo Mina al borde de las lágrimas.

La tía Carmina era la hermana gemela de Catalina Covalín, madre de Liliana, no lo decía, pero estaba sorprendida de cómo la chica había avanzado en su desenvolvimiento personal, lucía más confiada y segura.

El tema que expuso era algo complicado y Liliana, junto a su amiga, parecían dos peces bajo el agua.

- ¡Gra... ¡Gracias, tía! Pu… ¡Puse mucho, empeño! -dijo Liliana con dificultad.

- ¡Mi cielo, estoy tan orgullosa de ti! ¡Oye! ¡Te traje un regalo! Lo tengo en el auto, la última vez que hablamos, me dijiste que irías al baile de gradación con un atractivo chico, así que, te traje algo que supuse que tu madre hubiese querido que utilizaras.

- Tía… -dijo Liliana con sorpresa y lágrimas en los ojos.

- ¡Sí, mi bella señorita! Es el vestido de tu mamá…

Liliana se sorprendió y sonrió, ella, cuando era niña, había visto los vestidos que usaba su madre cuando hacía algunas presentaciones de ballet en Juilliard y estaba enamorada de un vestido en particular, así que saber que su tía le estaba dando el vestido que tanto había admirado, era algo único para la chica.

Aunque, pronto, aquella felicidad y nostalgia, se vio nublada por la idea de algo, llevaba días esperando noticias de Gabriel y él no se había comunicado con ella ni por correo.

La chica creía que el joven estaba sumamente ocupado, por lo que prefirió escribirle algunos correos, pero ni esos habían tenido respuesta. De momentos ella misma prefería consolarse pensando en que posiblemente estos se habían ido al spam.

- ¡Mi querida Lili! Me encantaría conocer al chico del que me has hablado. ¿Vino hoy? -preguntó la tía mirando para todos lados.

- No… No pudo, tiene problemas en la universidad y no ha podido asistir. -dijo Liliana, mirando cómo su tía la miraba con desconcierto.

- ¡Qué lástima! Me hubiera encantado conocerlo, porque mírate, debes reconocer que aquel chico ha hecho que tú seas una chica más desenvuelta, lo he podido constatar cada vez que platicamos por videollamada.

- ¡Lo lamento! -dijo Liliana apenada.

- ¡Va! ¡No te preocupes! Ya habrá tiempo de conocerlo, ahora que apliques en Juilliard, podremos vernos sin la sombra de tu horroroso padre… -dijo Carmina recordando la mala relación que ella tenía con ese hombre.

- Sí, espero que cuando me vaya a Nueva York, puedas visitarme y verme en las presentaciones que tenga… -dijo la chica con mucha fluidez.

- ¡

Así será, corazón!

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App