Cuando él me dejó por su ex y su bebé
Con seis meses de embarazo, estaba en el hospital cuando vi a mi esposo, Diego Silva, acompañado de Elisa Ruiz, su amiga de toda la vida, que acababa de regresar al país.
Sostenía el informe de la prueba de embarazo mientras los observaba celebrar la llegada de su hijo.
—Diego, no tenías que venir conmigo, yo puedo ir sola. Si Celia se entera, se va a molestar mucho... y eso podría afectar al bebé —le dijo Eliza con una expresión preocupada y llena de culpa.
—No te preocupes, ella no me va a regañar. Siempre me escucha, me quiere un montón. Y si llegamos a pelear... entonces me divorcio, no pasa nada —respondió Diego, con seguridad, sin darle importancia.
Un dolor punzante me estrujó el pecho. Las lágrimas corrían sin cesar, quemando mi piel al bajar por mi rostro.
Lo amaba con una fuerza que no podía ni imaginar, lo amaba tanto que ni siquiera podía imaginarme discutiendo con él. Siempre hacía lo que él quería. Pero eso no significaba que iba a seguir soportando esta farsa de matrimonio después de enterarme de lo que hizo.
Si Diego no quería a mi hijo ni a mí, entonces podía criar al bebé sola.
Me sequé las lágrimas. Sin pensarlo más, marqué el número que no había llamado en años.
—Papá, ¿puedo regresar a casa?
—Celia, por fin me llamas. Siempre serás bienvenida aquí.
Colgué, y, en un instante, compré un boleto de avión para dentro de una semana, rumbo a Suiza.
En solo una semana, desaparecería por completo de la vida de Diego.
Pero, ¿por qué, cuando intentó encontrarme y no pudo, de repente se volvió loco de arrepentimiento?