Patricio Reimann es un talentoso escritor, un ratón de biblioteca, pero ha llegado el momento de escribir su propia historia, de salir al mundo real y enfrentarlo. Su obsesión es sostener el imperio familiar el cual está a punto de perder. ¿Qué le traerá la realidad? ¿Cambiará su alma? Montserrat Walton Regreso a recuperar el amor de su adolescencia, aunque él nunca le mostró interés, ella sabe que necesita de una mano amiga. Montserrat Es una mujer empoderada, inteligente y enamorada, pero necesita con la ayuda de su padre sacar a Patricio de ese letargo en el que vive. ¿Qué sucederá cuando el cambie y su vida de un giro?
Ler mais—Felicitaciones, no puedo creer que estés hoy como portada en la revista más prestigiosa del mundo —Patricio toma la revista en sus manos y suspira—. Déjame decirte que me contaba dentro de las personas que no daban un dólar por ti —manifiesta Sarah. Él sonríe y viaja en su mente al día en que su vida cambió.
…5 años atrás… El semblante pálido y apesadumbrado del joven, de 25 años, muestra su incertidumbre ante la vida. —Te lo dije mil veces, que vendieras la editorial, que redujeras el personal del castillo, pero no escuchas y ahí tienes las consecuencias — vocifera el abogado de la familia. Mientras, Patricio deja caer su cuerpo sobre el sillón y toma su rostro con las dos manos. Siempre pensó que las finanzas estaban mejorando, le a inyectado tanto dinero al negocio familiar. —¿Qué voy a hacer ahora? —pregunta sin levantar la cabeza, sintiendo el aire pesado y costándole respirar. —Como primera medida, lo que haremos es desalojar el castillo; lo colocaremos en venta y con el dinero que se reciba pagaremos los impuestos y los empleados. Mientras tanto, te mudarás a una casa o a uno de los apartamentos que todavía posees —expresq Arnold sin vacilar. —Padrino, ¿pero cómo voy a dejar a tantas personas sin trabajo? Además, mis libros ocupan demasiado espacio —mira alrededor, tiene una biblioteca con más de doscientos mil ejemplares y en la sede de la editorial ya no cabe un libro más. —¿No sé qué sucede contigo, Patricio? Estás al borde del precipicio y no logras comprender que esto ya no es una opción, sino una necesidad. Sí, en el instante en que la editorial comenzó a generar pérdidas, me hubieras hecho caso de venderla; sin embargo, lo único que hiciste fue aferrarte a un muerto… Y en el castillo las cosas no son diferentes, gran parte de los empleados ya están pensionados, pero, aun así, los sigues manteniendo… Esto parece más un ancianato. —Son personas a las que les tengo una enorme gratitud, fueron trabajadores de mis padres. —No los estás dejando desamparados, tienen su pensión, el salario que quizás durante muchos años debieron ahorrar o invertir, además de las liquidaciones que tendrás que pagarles, las cuales no son cualquier centavo… Así que deja de creerte la madre Teresa de Calcuta, quítate cargas de encima, ya que eres demasiado blando y cada día pierdes más dinero… Espero que cuando estés en la calle te tiren al menos una moneda… Definitivamente, te quedaron grandes los zapatos de tu padre—. Patricio respira profundamente, su padrino tiene el poder para hacerlo sentir insignificante. Esas personas que están allí en el castillo sirviéndole para él no son solo empleados, son su familia, los únicos que se preocupan por lo que pasa con su vida y no lo juzgan. Sin embargo, no puede negar que tiene razón; sus salarios son altos y cuentan con el pago de su jubilación, pero no quiere dejarlos ir. —Pienso que es mejor vender las casas y apartamentos que hay para así poder conservar el castillo—. Patricio presenta la sugerencia. —Porque no razonas y explotas un poquito la inteligencia que tienes, este sitio genera demasiados impuestos, además de una carga prestacional muy alta. ¡O vende de una vez la m*****a editorial! ¡Y quédate con tu geriátrico!—. Grita Arnold mostrando su enojo y sintiendo que es un caso perdido. Patricio hace silencio y piensa, «el legado de sus padres, poco a poco se ha ido esfumando, hace tres años, fue la colección de automóviles de la cual tan solo conservo dos». La editorial que heredó y se ha empeñado en mantener a flote, únicamente genera gastos y pérdidas, Ahora debe salir del castillo, de las personas que quiere y de sus preciadas obras. Ha sido un pésimo administrador del dinero. —¿Estás seguro de que no tengo otra alternativa? —cuestiona Patricio, mientras observa a Arnold Becker. Su padrino y abogado, es un hombre elegante, refinado y pulcro de casi cincuenta años, robusto, ojos claros, quien mide aproximadamente 1.90 y su cabello negro. Su rostro solo muestra enojo. —La otra posibilidad sería que te cases, que formes una familia para poder descongelar el fideicomiso que dejaron tus padres. Pero … Eso es algo que veo más lejos… Ya que no puede ser cualquier mujer, además debes cumplir con las cláusulas… — tres años de casado y un hijo. —Sus padres murieron en un accidente aéreo cuando tenía tan solamente 17 años. Los señores Reimann parecía que tenían todo previsto por si algún día morían inesperadamente. Su único hijo y heredero tenía, aparentemente, una vida asegurada, dinero en cuentas bancarias, casas, un castillo enorme, su colección de automóviles y un negocio próspero. Además, un fideicomiso del cual podía tomar posesión tres años después de casarse y haber tenido un hijo, pero en caso de separación, este pasaría automáticamente a su hijo o hija. La otra opción es esperar a cumplir los 33 años para poder usarlo sin necesidad de una esposa. Patricio recuerda que su asistente, a la cual no conoce, con la que nunca ha hablado la semana pasada, le hizo llegar una propuesta para asociarse con una inversionista extranjera. Esa es la solución que necesita, de esa manera podrá mantener a flote su legado y no salir de su hogar, aunque sí deberá reducir el personal. —Padrino, dame un par de días, quizás haya otra solución. —¿Dime en qué estás pensando? — Arnold lo cuestiona. — Mi asistente, me envió la semana pasada una propuesta para asociarme, le solicitaré que prepare una reunión. —Arnold lo mira dibujando en sus labios una pequeña sonrisa. —Dos días, ahijado y recuerda que todo lo hago por el inmenso cariño que te tengo y les tenía a tus padres. —Lo sé… Gracias —Arnold sale dejándolo solo. Patricio piensa en enviarle el correo a su asistente para que programe la reunión lo antes posible, pero decide que lo mejor es que vaya personalmente ante la premura de concretar ese negocio. Lleva más de 7 años sin pisar ese lugar, aunque lo ama, le trae recuerdos con los cuales no se ha sentido preparado para enfrentar. —El ratón ha entrado en la jaula…La decoración de la boda está en color azul rey, todo luce muy elegante, delicado y sofisticado. La ceremonia será como lo soñó la novia, será a la orilla del mar. La flor que sobresale es el lirio de cala, acompañado de rosas azules rey. Montse luce un vestido ajustado. Permitiendo que su perfecto trasero sobresalga. Es un vestido tipo sirena; la parte superior es de color capuchino, espalda semi descubierta, bordado elegante y delicado. En la recámara de Montse. —Amiga, estás preciosa. Creo que Patricio te va a secuestrar, tan pronto termine la ceremonia —manifiesta Sarah abrazándola con cariño. —Muchas gracias, pero tú no te quedas atrás ese vestido; te queda espectacular —respondió Montserrat sonriendo. Sarah, al igual que las damas de honor, está vistiendo un vestido largo de gala color azul rey, busto con escote profundo, tiras cruzadas en la espalda y abertura en la pierna. —Montse, felicitaciones, ha llegado la hora. Ahí viene tu padre. Nosotras nos vamos adelanta
6 años han pasado desde aquel reencuentro entre Patricio y Montse. Su boda religiosa ha llegado. Sarah y sus cuñadas le organizaron la despedida de soltera. Esta vez, han planeado meticulosamente cada paso. Las anteriores algo fallaba, pero en esta esperaban con ansias poder escabullirse de la vigilancia de sus caballeros. Realizaron una lista para no olvidar nada, con ideas que aportaron. El plan no puede fallar. El día anterior se aseguraron de que las asistentes de sus esposos agregaran dos reuniones más. Adelantaron el viaje a la isla privada en Maldivas, un paraíso. Llevan a los niños al viaje para poder despistar a sus hombres. Contrataron personal extra para sus pequeños torbellinos. ¿Qué podría salir mal? Si cada detalle había sido calculado. Los caballeros van un paso adelante. La actitud complaciente y anegada de sus esposas, los ha colocado sobre aviso. Lukas sobornó a sus pequeñas para que lo tuviesen al tanto de cada paso que su madre diera. Patricio hi
Las cartas de las escritoras mostraron una cruel realidad de lo que se vivió en la peor de las guerras de la humanidad. Las lágrimas de los espectadores no se pudieron contener, ya que los sentimientos narrados y la representación de la desolación, desesperación y tristeza de los jóvenes que allí pelearon lograron llegar al corazón del auditorio. En el escenario, un joven vestido de soldado, con los ojos llenos de lágrimas, se preguntaba por qué formaba parte de aquella catástrofe. Con un papel en las manos y un trozo de carbón, plasmaba sus sentimientos, con la esperanza de que esas palabras llegaran a su destinatario. La tensión en sus gestos y la desesperación en su mirada mostraban su anhelo de reencontrarse algún día con sus seres queridos; mientras el sonido de explosiones lejanas resonaba, haciendo temblar el escenario y el corazón de los espectadores.Con el deseo de salir vivos de esa carnicería sanguinaria. Esas palabras representaban el deseo y el temor de millares de hom
Segunda compañía1.ª divisiónSoldado Walter CoreyAbril de 1914Querida mamáEstos días han sido muy lluviosos, el clima es una porquería, tengo barro hasta en mis pelotas. Sí, lo sé, mamá, no debí escribir groserías, disculpa. ¡Te extraño mucho! Añoro tu comida, esos panecillos calientes con queso y mantequilla, el delicioso chocolate caliente con malvaviscos y tu hermosa sonrisa, es lo que más anhelo en este instante.Han pasado tres meses en que no sé de mi hermano, nos separaron por compañías y divisiones. Él quedó en la primera compañía y yo en la segunda. Sin él, dándome fuerza y apoyo, me siento perdido. Pregunté al capitán, pero tampoco sabe, solo espero que esté bien.Todos los días me preguntó: ¿por qué tenemos que estar en esta estúpida guerra? ¿Por qué tuvimos que dejar a nuestras familias para vivir esto? Ya quiero que termine, quiero regresar a tu lado, madre, quiero estar con mi familia, como antes, limpiando el granero, ordeñando a las vacas, cosechando el maíz, extra
Bremen; 15 de Agosto de 1943 Para: Karl Bauer De: Adelheid (Heidi) Koch Amado y adorado Karl, te escribo estas líneas, deseando fervientemente que la misiva, esta vez, sí llegue a tus manos y también que puedas responder. Cada segundo que pasa mi corazón se sobresalta y las noticias no me alientan, sigo escribiéndote confiando en que te estén llegando mis cartas, pero no recibo respuesta de tu parte, me entristece pensar que me has olvidado o te haya pasado algo peor. No veo cercano el día en que esta guerra acabe y pueda finalmente tener noticias de ti, mi corazón vive con miedo de que toquen a la puerta, notificando que no volverás. El terror que siento cuando escucho las sirenas que preceden los bombardeos no se compara con la angustia de no saber de ti. Quisiera ver tu cara y que pudiera decirte esto personalmente, pero la guerra no nos da tregua. De esa única noche en que nos entregamos y me hiciste tu mujer, me dejaste un maravilloso regalo que me llena de alegría,
Mi amado y querido John.Han pasado meses desde nuestro último encuentro; sin embargo, recuerdo todo como si fuera ayer.No olvido cuando caminábamos juntos en el parque en un hermoso día de primavera. El embriagante y exquisito olor de las rosas que me acababas de dar, sintiendo tu cálida mano junto a la mía, haciéndome sentir como la mujer más afortunada y amada del mundo. A la vez tus pequeñas caricias sobre mi rostro me brindaban seguridad, ya que sabía que estabas a mi lado para protegerme.¡Cómo ruego por poder regresar a esa primavera de 1938 y quedarnos ambos en ese momento para siempre! Estábamos a tan pocos días de nuestra boda.Tenía mi vestido listo, anhelaba que llegara ese día para ser uno mismo, formar una linda familia, envejecer a tu lado y que nunca nadie nos separase.Pero inició todo este caos alejándome de ti. No pude ir a despedirme porque, cuando mi padre regresó, nos obligó a tomar todo e irnos… Por más que le rogué que me diera la oportunidad de volver y verte
Último capítulo