Mundo de ficçãoIniciar sessãoVerónica pensaba que lo peor ya había pasado: su divorcio. Ahora con una pastelería que apenas se sostiene y un pequeño de 7 años que es su tesoro, está dispuesta a comenzar de cero, y esta vez, con el pie derecho. Tiene el prometido que parece sacado de un catálogo de hombres perfectos. Pero justo cuando está a punto de rehacer su vida, aparece Mauricio… Su exmarido, su error favorito, y el padre de su hijo, con una frase que lo cambia todo: “¡No te cases!” Un trámite de nulidad que se complica, una suegra que organiza cruzadas religiosas, un ex que se niega a irse, y una nueva rival que parece tener todo lo que Verónica dejó atrás. Entre el príncipe que la cuida y el sapo que la conoce, Verónica tendrá que decidir si el amor se planea… o se sobrevive. Porque a veces, el pasado no se firma. Se enfrenta.
Ler maisVerónica la observó con las manos temblando y un nudo en la garganta. —Ya no puedo más, necesito contarte, pero por favor no digas nada. Zuleima le sirvió más té sin preguntar. Verónica lo aceptó como quien recibe un gesto de madre, y no de suegra.Verónica dudó. Luego, sin mirar el té, murmuró: —Estoy embarazada. Zuleima se quedó en silencio. No por sorpresa, sino por respeto. —Tu novio ha de estar contento. Verónica puso la mano en su frente y frotó entre sus cejas. —Es de Mauricio. — ¡¿Qué?! —Exclamó Zuleima y Verónica le indicó que bajara la voz, ella puso una mano en su pecho y tomó aire—. ¿Cómo que de mi hijo? Pero si él y tú… —Es largo de contar, ahora no podría —Verónica miró con nerviosismo hacia la sala. —Entiendo, pero debes contarme, además, tienen que hablar… —Espera Zuleima —Verónica hizo un mohín con los labios mostrando tristeza—. El bebé no es viable. —Ay no… ¿Pero por qué? —Hoy mismo fui a una doctora, tengo 6 semanas, per
Verónica despertó con una sensación de urgencia, su teléfono sonaba mientras la pesadilla encajaba el sonido dentro de la oscura narrativa. Verónica recibía la noticia de que los latidos de su bebé nonato se habían extinguido y Mauricio la estaba llamando. El incesante sonido le hace darse cuenta que está soñando, pero que en realidad Mauricio la llama. Entre la vigilia y un sueño que está lejos de haber sido reparador y con sus propios latidos a mil por hora agradece a Dios que todo fue una pesadilla. —Bueno —contesta Verónica. —Vero, estoy en la emergencia, Daniel tuvo una reacción alérgica. Verónica se sentó en la cama como un rayo, ignoró el ligero mareo, las pesadilla tan parecida a la realidad la pusieron muy nerviosa. — ¿Está bien? ¿Daniel está bien? —Lo están atendiendo, por favor, ven. Verónica ya se estaba poniendo los zapatos, salió como alma que lleva el diablo de la habitación. Encontró a la abuela de Andrés bordando y a su asistente leye
El tribunal fue suspendido debido al malestar de Verónica. Con el compromiso de presentarse dentro de un par de días se fueron. Andrés como prometió, llevó a Verónica al médico. El test de embarazo dio positivo, a ella no le sorprendió. Sin embargo, una terrible tristeza la embargaba, jamás se sintió tan sola, pues Andrés era el peor para acompañarla en este momento. Andrés no la miraba, estaba de pie mirando por la ventana en el consultorio mientras esperaban que la ginecobstetra viniera a examinarla. Estaban en una clínica privada donde tomaron cita con la doctora disponible. —No tienes que quedarte Andrés —dijo Verónica con los brazos cruzados. — ¿Qué es lo que piensas hacer ahora? —Preguntó él sin mirarla. —No lo sé —susurró ella—. Aún estoy en shock, y dejaré a más de uno decepcionado. Andrés se giró a mirarla. —Te necesito en mi vida Verónica, y no mentiré diciendo que esta situación me encanta… Verónica lloró con más ímpetu. —Ahora Mauricio
—Lo hemos contemplado, sí —respondió Catalina antes de que Mauricio dijera algo. — ¿Catalina, qué estás diciendo? —Inquirió Mauricio anonadado. —No seas tímido mi amor, ¿Para qué esperar? Ellos también planean su boda, pronto todos podríamos ser una gran familia. — ¡Hijo, nuera! Nos toca pasar —exclamó María junto al abogado. Verónica desvió la mirada y tomó a Andrés de la mano y entraron al edificio. Mauricio no caminó de inmediato, se quedó mirando a Catalina mientras reía con disimulo. — ¿Te has vuelto loca o qué te pasa? Si en verdad crees que yo me casaré contigo estás muy mal. — ¿Te molestó que hablara en tu nombre? Lo mismo sentí cuando acordaste un acuerdo de custodia compartida. ¿Creías que lo había olvidado? Pues entérate que si me la haces me las desquito. —No me importa lo indomable que te creas. Te lo reafirmo, no soy ninguno de los peleles que te tienen miedo, a mí me respetas… —Ay ya Mauricio —dijo con voz calmada—. Al igual que tú actuaste po
Al otro día en la mañana salieron desde Caracas a La diócesis de La Guaira. Que es de donde son Verónica y Mauricio. Verónica extrañaba ver el litoral que acompañó su niñez. La Guaira era una hermosa ciudad que lindaba con la capital. Con hermosas playas y calles llenas de música. Dejarían a Daniel en casa de los padres de Mauricio, el niño estaba muy emocionado de ver a sus abuelos y tía, aunque Mauricio aún no llegaba a Venezuela. El camino de aproximadamente una hora desde la zona de alta sociedad en Caracas hasta la humilde casa de los padres de Mauricio se centró en Daniel, el clima y el paisaje. Viaje más incómodo no recordaba Verónica haber tenido en su vida. La madre de Mauricio los esperaba en la puerta de su casa pintada de colores vibrantes. Al igual que Verónica ella vendía postres y pasteles, pero no con negocio establecido, las ventas eran por encargos y en una cocina estilo aula, Zuleima daba clases de repostería. — ¡Abuelita! —Gritó Daniel y la abr
— ¡¿Qué?! ¡Ah no! —Expresó María muy contrariada—. Pero es que ustedes no pueden esperar a que el sacerdote les dé su bendición. Fátima se echó a reír a carcajadas. —Hasta yo que soy una vieja, sé que eso está pasado de moda. Déjalos, ya quiero tener bisnietos. —Pero se supone que Andrés estaba de reposo clínico por “ejem”... —Suficiente mamá —le interrumpió Andrés—. Y no te adelantes con conjeturas que no vienen al caso —Andrés ocultó a Verónica con un abrazo disimulado, no querían que vieran su nerviosismo. Hacía ocho semanas de su lesión, de hecho habían planeado una salida romántica en Caracas, ya que por fin estaba de alta. La deseaba con locura, quería dejar atrás las complicaciones. Pero por supuesto no esperaba esto. Deseaba que el malestar de Verónica fuera solo cansancio por el viaje. Verónica había soportado la charla, la visita guiada, la presentación al personal. Pero cuando María comenzó a hablar de los planes de boda, tema en el que por fin se pus





Último capítulo