Prieto De Luca Buscaba vengarse de la familia que asesinó a su hermana. Apareció en la boda de Kiran Burguen, dispuesto a acabar con toda esa familia, pero su plan no salió como esperaba, lo único que consiguió, fue llevarse a la esposa de este (más bien, ella escapaba del esposo) y él decidió ayudarla, con la intención de llevar a Kiran hasta Italia, para asesinar a la mujer que amaba delante de sus ojos, no obstante, terminó obsesionado con aquella "sultanita", como solía llamarla, y la obsesión por ella, lo volvió débil, y cayó en su trampa.
Leer más—¿Qué crees que haces, insensata? Te dije que te quedarás en ese lugar —señala con dedo el sitio donde me dejó hace unos minutos para supuestamente decir unas palabras de agradecimiento a los invitados, las cuales creía ingenuamente que serían de gratitud hacia nuestras familias, y terminó siendo el escenario de su traición al solicitar la mano de mi mejor amiga ante todos.
—¿Qué crees que haces tú, miserable imbécil? —Le grito con toda la fuerza de mi garganta. Levanto mi voz porque no estoy dispuesta a dejarme humillar por este miserable que juró amarme hace apenas unas horas, y ahora pide la mano de la que creía era mi amiga. Escucho el murmullo escandalizado de los invitados, las negaciones que hacen ante mi actuar considerado impropio. ¿Por qué critican mi forma de actuar y no la de Kiran? No escuché a nadie murmurar cuando Kiran, que apenas lleva unas horas casado conmigo solicitó la mano de mi amiga,, pero ahora que actuo como una loca si lo hacen. Me cansé, me harté de agachar la cabeza y guardarme todo lo que pienso y siento como si mis emociones no importaran. Ya no más. Hoy, aquí, en este instante y sitio, esa mujer que fue criada bajo la constante sumisión muere, desaparece para siempre. —¡¿Cómo te atreves a responderme de esa forma tan irrespetuosa!? —Una violenta cachetada cae sobre mi rostro. La mano de Kiran es pesada, brutalmente pesada, tanto que mi mejilla se enrojece de inmediato, pero aunque el dolor es intenso no muestro ningún signo de debilidad, me río desafiante, me río del imbécil que cree que con este golpe podrá detenerme y evitar que diga todo lo que pienso y siento. —Kiran, eres un maldito infeliz, un miserable ser humano al igual que esa traidora. Mis palabras cargadas de verdad causan un murmullo de asombro y reprobación entre los invitados, porque estoy blasfemando, y eso es algo que en mi tradicional familia, en esta conservadora sociedad no se puede hacer. —No es a Alá al que estoy ofendiendo con mis palabras, es a este cobarde y a esa mujer traidora —digo irradiando furia incontenible en mi voz—. Es nuestra noche, es nuestra ceremonia de boda, ¿Cómo puedes atreverte a pedir su mano? Y tú —la apunto acusadoramente con los dedos temblorosos de rabia—, ¿cómo puedes aceptar semejante propuesta? —quiero lanzarme sobre ella con toda mi furia, pero Kiran me lo impide bruscamente y me lanza con violencia al suelo. —Puedo hacer lo que se me dé la gana, solicitar la mano de quien me apetezca en el momento que yo decida, y tu querida amiga me apetece tanto o más que tú. Siento un profundo asco, asco de lo que escucho salir de su boca. Quiero llorar desconsoladamente, quiero golpearlos salvajemente a ambos, pero no, no me rebajaré a su nivel, tampoco es que físicamente pueda hacerlo, por ello me levanto con dignidad, plancho mi vestido y digo con voz firme. —Kiran, no voy a perdonarte esto jamás, no voy a perdonarte en toda mi vida lo que has hecho en este día. Vas a pagar con lágrimas lo que me has hecho. —Como si realmente pudieras hacerlo —dice con arrogancia, y con un gesto de diversión— Eres legalmente mi esposa, y estarás bajo mis reglas y me debes respeto, así que ya deja de hacer el ridículo frente a todos… —¿Ridículo? —Ja… me rio amargamente para no derrumbarme en llanto— El único que está haciendo el ridículo espantoso eres tú, pero déjame decirte que, no seré parte de tu circo —me saco el anillo que colocó hace apenas un momento en mi mano para sellar nuestra unión, y se lo lanzo al rostro—. No soy ni seré tu esposa sumisa, no haré tu voluntad, no me quedaré a tu lado ni un minuto más —digo completamente decidida. —Leyla, no hagas que pierda completamente la paciencia. —¡Me importa un verdadero carajo que la pierdas por completo! —le grito—, no continuaré ni un segundo más a tu lado. Esto se acaba aquí, ahora y para siempre. Sin más me giro y agarrando los ruedos de mi vestido aceleró el paso. —Estaré en un momento contigo en la habitación, espérame amada esposa —grita el miserable, pero ni crea que me quedaré a esperarlo.POV DE PRIETOSubimos al coche aplaudidos por todos los invitados, mientras el cielo nocturno se ilumina con una tras otra explosión de pirotecnia que dibuja constelaciones efímeras sobre nosotros. Los destellos multicolores reflejaban en su rostro, creando juegos de luz que resaltan cada detalle de su expresión radiante.Ya dentro del vehículo adornado con flores blancas y cintas plateadas, la miro intensamente, la observo por unos segundos que parecen eternos, absorbiendo cada detalle de su rostro enmarcado por el delicado velo, y recuerdo con nitidez la noche en que la conocí.Estaba vestida de novia, luciendo hermosa como ahora, con ese brillo especial en los ojos que cautiva almas, solo que ese día se había casado con alguien más, pero ahora, tras superar innumerables obstáculos que el destino colocó en nuestro camino, era mía, mi esposa, mi compañera para recorrer los senderos de la vida que se extendían prometedores ante nosotros.Acerco mis manos temblorosas a su rostro angelic
Dos años completos han transcurrido desde el día en que quedé viudo, sumido en una aparente soledad. Ahora llegaba el momento de presentar ante la sociedad a mi verdadera mujer, a la única que realmente amo con cada fibra de mi ser, a la que siempre amaré hasta que mi corazón dejé de latir.Durante este extenso período de duelo fabricado, no había logrado encontrar ni el más mínimo rastro del miserable de Kiran, quien probablemente estaba muerto, o quizás escondido como una rata asustadiza en cualquier rincón olvidado de la bella Italia. De una cosa sí estaba seguro, y era que de este territorio no había conseguido escapar, mis contactos vigilaban cada puerto y aeropuerto con.Me encontraba esa tarde preparándome para una reunión importante en el ámbito empresarial, en la que casualmente, o se podría decir que, con una perfecta sincronización fingida, conocería ante los ojos curiosos del mundo al supuesto amor de mi vida.Sería esta noche, bajo las luces tenues y las miradas indiscret
POV DE PRIETOMe acerco a ella con pasos cautelosos, estudiando cada detalle de su presencia. Acaricio su rostro delicado, asustado y hermoso, sintiendo bajo mis dedos la suavidad de una piel que parece haber sido bendecida por algún Dios supremo.La tensión en el ambiente entre nosotros es como un tercer ser invisible que observa nuestro encuentro con curiosidad malsana.No se mueve, está quieta, completamente inmóvil como una escultura tallada por el más hábil de los artistas; ni siquiera respira, conteniendo el aliento como si temiera que el simple acto de llenar sus pulmones pudiera desencadenar una tormenta.Es como si solo verme la ha paralizado, congelándola en un instante eterno donde el tiempo pierde su significado y solo existe este momento de vulnerabilidad entre dos almas que se reconocen en la oscuridad.—Te amo, mi sultanita, y cuando amo, no lastimo —pronuncio estas palabras con voz suave.Me mira fijamente con esos ojos que parecen contener universos enteros de dudas y
La noticia sobre la muerte de Priscila se esparció como pólvora, por todos los canales televisivos, incluso los que Leyla podía ver desde su encierro.Las imágenes del trágico accidente aparecían en cada transmisión, acompañadas de titulares impactantes y periodistas que relataban con los detalles del fatal incidente que había acabado con la vida de la esposa de Prieto De Luca.La cobertura, saturaba cada espacio informativo con especulaciones sobre las circunstancias del suceso y entrevistas a personas cercanas que expresaban su conmoción ante tan pérdida.Los noticieros interrumpían su programación habitual para transmitir en directo desde el lugar del siniestro, donde los restos del vehículo destrozado servían como fondo para las crónicas que intentaban reconstruir los últimos momentos de vida de Priscila, quien aparentemente había perdido el control en una curva pronunciada.Leyla mordió su labio inferior con tanta fuerza que casi logró hacerlo sangrar al ver tal noticia, de la cu
Priscila agarró su cartera con determinación, sus dedos aferrándose firmemente a la suave piel del accesorio mientras sentía que la adrenalina comenzaba a circular por sus venas.Había llegado a un punto donde la paciencia se había agotado por completo y la indignación superaba cualquier sentimiento de amor que alguna vez hubiera albergado.Las circunstancias la habían empujado a tomar medidas drásticas; le haría una visita personalmente a su padre, puesto que, si dejaba pasar un tiempo más, un solo día adicional en este juego de apariencias, su esposo se saldría con la suya como siempre lo había hecho a lo largo de su vida.La manipulación y el engaño habían sido sus herramientas predilectas, pero esta vez Priscila estaba decidida a desenmascararlo, a exponer la verdadera naturaleza del hombre que se ocultaba tras esa fachada de político prometedor y esposo devoto que había construido ante la sociedad.Antes de salir de la habitación matrimonial, aquella que irónicamente apenas compa
Priscila observa con asombro y terror cómo el que cree es su esposo ha enviado a acabar con una familia entera. Sus pupilas se dilatan mientras su respiración se entrecorta ante las imágenes explícitas que tiene frente a ella.Nunca había imaginado que el hombre con quien compartía su lecho, con quien había construido una vida, fuera capaz de orquestar tal masacre. Sabía que era un demonio, pero no el diablo.Las fotografías muestran sin piedad los cuerpos inertes, la sangre derramada sobre el suelo de mármol de aquella mansión que una vez rebosó de vida y ahora solo albergaba muerte.Sus manos temblorosas pasan una a una las imágenes mientras su mente intenta procesar la monstruosidad que su esposo ha ordenado ejecutar sin el menor atisbo de remordimiento.Un escalofrío recorre su espina dorsal mientras comprende que se ha casado con el mismo diablo.Prieto ingresa a la habitación con paso firme y decidido, como quien no carga con el peso de las vidas que ha arrebatado. Ella esconde
Último capítulo