Su verdadera cara.

POV DE LEYLA.

Me levanto de un solo al ver a ese hombre armado hasta los dientes, mis piernas tiemblan cuando él se acerca a mí, y me atraviesa con esa mirada.

—¿Por qué... tienen armas? —pregunto.

—¿En serio no sabes que soy? —me cuestiona pasando las manos por el cabello— ¿O eres una experta en la actuación?

Trago grueso, porque, aunque él habla suavemente, puedo ver en sus ojos la ira contenida.

—¿Actuación? —tartamudeo, y mi corazón se acelera cuando su dedo pulgar acaricia mi mejilla llegando hasta mi labio inferior.

—Sí, puedes dejar de fingir.

—No... no sé de... —ahora el pulgar, rueda por mi cuello y se detiene en mi laringe, donde apenas se hunde.

—Claro que sabes de qué hablo, pequeña mentirosa —los ojos de él se oscurecen. Niego, pues ya siento que este hombre no es alguien bueno—. Deja de fingir, sé perfectamente que estás aquí por petición de Kiran, él te envió.

Abro los labios para defenderme, pero me atraganto con mi propia saliva al momento que él me apega de un giro a la pared de una columna y se afirma a mí. Puedo sentir el armamento afirmándose en mi piel, haciendo doler esta.

—Estás vestida de novia, incluso saliste del mismo hotel donde se celebraba ese matrimonio. Eres parte de ellos, eres una Burguen, por lo tanto, eres mi enemiga.

—No soy una Burguen —digo firmemente, dejando de lado el miedo y enfrentándome a ese hombre, que acaba de mostrar su verdadera cara. Ahora comprendo porque salió herido, porque estaba en ese hotel. Fue él quien emprendió fuego en el hotel, en el salón donde se desarrollaba mi boda—. Soy Leyla Yilmaz, y no tengo enemigos. Solo soy una joven que busca su libertad.

—Te casaste con él...

—No... —miento, pero mi respuesta es firme, que no deje duda—, si me hubiese casado, estaría con él, ¿no lo cree? Pero estoy escapando de ese hombre, porque no quiero estar bajo su yugo.

Las luces de los coches acercándose hacen que tense la mandíbula.

—Ok, dices que quieres escapar, pues bien, entonces vámonos —intenta agarrar mi mano para tirar de mí hacia donde sea que tiene planeado llevarme, pero le esquivo el agarre. Ese hombre me mira confundido.

—No iré con usted a ninguna parte, me iré sola —agarro mi maleta y me propongo a marcharme, sin embargo, el agarre del brazo me hace detener— ¡Suélteme!

—No permitiré que te vayas.

—¿Quién se cree para detenerme? ¡No es nadie! —el muy idiota sonríe.

—Interesante, pareces más valiente de lo que pensaba —me mira con una sonrisa maravillosa—, digamos que, soy tu libertad —de un momento a otro tensa la mandíbula y habla con sinceridad —, ¿escuchas esos motores? Son los coches de ese hombre, viene por ti. No sé cómo sabe que estás aquí, pero si te asomas por esa rendija, verás que Kiran Burguen está ahí afuera, y si no vienes conmigo, te capturará y te someterá a su voluntad ¿quieres eso?

Dirijo la mirada hacia esa pared, cuando él me suelta el brazo me acerco y veo cómo los coches se detienen y, de uno de ellos baja mi esposo: Kiran Burguen.

POV DE PRIETO.

—Elije ahora, pequeña. Él: sus reglas. O yo: la libertad —deslizo el dedo por su hombro desnudo, y siento como ella se estremece bajo mi tacto—, puedes irte ahora...

—Me voy —dice decidida, logrando que presione el gatillo del arma, listo para asesinarla antes de que salga por esa puerta, pero me detengo cuando dice—, me voy contigo, si es posible al infierno, pero cualquier lugar será mejor que regresar con Kiran.

—Excelente —digo con una media sonrisa, pues que salga por su propia voluntad de Turquía me hace fácil las cosas, así, obligaré a Kiran a ir por ella hasta Italia, y será allá donde lo destruya completamente—. Vamos —tomo su mano, en esta vez no me niega el agarre—, no hay tiempo que perder.

—Mi maleta…

—Comparemos las cosas que necesites en el camino.

—Tengo cosas importantes —me detengo, ella cocha con mi espalda, me giró rápido, voy hacia su maleta, abro esta y lanzo todo al suelo. Unos lindos calzones caen al suelo.

—Carajo —se inclina a recoger las cosas.

—Date prisa niña, elige los más sexi —me lanza una mirada furiosa, y le regalo una sonrisa.

Una bala atraviesa una de las paredes, me agacho, la tomo del brazo y la jalo para seguido correr hacia la parte trasera. Se deja guiar por mí, sin resistencia a nada.

Abrimos la puerta trasera, dos hombres están llegando, lo bajo con mi arma a cada uno, mientras ella va detrás de mí.

—Corre hacia el cerro —le digo. Ese es el lugar donde se encuentra el helicóptero esperando por nosotros.

—No —dice la condenada de espaldas a mí—. Dame un arma —me rio.

—¿Qué vas a hacer? ¿Me dispararas, sultanita?

—Te ayudaré, porque yo mas que nadie quiero salir de aquí —más hombres se asoman por las paredes de la villa y voy bajando a cada uno.

—No creo puedas disparar —siento que saca mi arma de atrás, y coloca su brazo por mi hombro y baja al siguiente que asoma la cabeza—, Vaya, que linda sultanita…

—musulmana —me grita al recostar su espalda con la mía y disparar hacia el otro lado. No asoma nadie más, aprovechamos esos segundos para correr hacia el cerro. Segundos después las balas caen detrás de nuestros pies.

—Sigue recto, le ordeno para que no se detenga. Tomo un destino diferente, me lanzo en medio de las pajas para acabar con los que nos siguen. Uno, dos, tres, cuatro… listo, me levanto y corro por el mismo camino que es un cruce hacia el que ella se fue.

Llegamos al cerro, el helicóptero ya se está alzando. Mientras nos atamos para que nos alcen, me recrimina— ¿Soy una carnada? —le sonrío y la ajusto a mi cuerpo.

—Eres una hermosa sultana —la beso, sí, la beso porque si mis cálculos no fallan, Kiran Burguen está cerca y nos está mirando. Sabe que está es su mujer, sabe que ella está escapando de él, pero no sabe quien soy, ni puede saber, ni conocer mi rostro.

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