Mundo de ficçãoIniciar sessão¿Qué pasaría si al ser trasplantado por segunda vez sientas que tu nuevo corazón no sigue lo que dicta tu cabeza? Nuestro Cardiólogo Nathan Malory, el rubio de ojos azules que estuvo al borde de la muerte en dos oportunidades, se encuentra en un dilema ético bastante peculiar. A urgencias ha llegado un pequeño mocoso que le ha robado, a primera vista, su corazón “prestado” como él le dice, el nene sufre de una enfermedad congénita y debe ser hospitalizado, el tema es que su madre no le hace muy sencillas las cosas y está a punto de llamar a servicios sociales. Gianna Cintolesi, es la joven heredera del legado de el viejo Enrico, es una excelente chef y gracias a las recetas del viejito ese ha mantenido la pizzería adelante. Con mucho esfuerzo y amor ha logrado conquistar a todos los comensales y a nuestra familia favorita, bueno no a todos o eso cree ella. Su hijo Nicola es el paciente por el cuál pelearan estos dos, ella como madre y él como doctor. La situación es más complicada de lo que piensan, pues Gianna esconde un secreto. Uno que pretende llevarse a la tumba, o por lo menos antes de que la encuentren. Acompáñenme a conocer más de estos tres personajes que se ligaran a nuestra familia favorita. Habrá amor, peleas, muchas risas y un secreto oscuro que descubrir. ¿Se atreven? Si es así sean bienvenidas a un corazón enamorado.
Ler maisSi me dijeran que tener un nuevo corazón me haría pensar distinto les habría dicho que era una m****a sentimentaloide, soy médico cardiólogo y sé que eso no existe, o eso creía hasta hace unos días atrás.
Esa es la razón por la que estoy aquí, me encuentro sentado en el diván de mi psicóloga contándole lo que me había pasado con uno de mis pacientes…
—Déjame ver si te entiendo, Nathan. Lo que me estás diciendo es que después de años de pelear con el sexo opuesto porque creías que nadie llenaba tus expectativas, ¿te has enamorado de la mamá de tu paciente y culpas a tu corazón trasplantado?
—Es que no encuentro otro motivo lógico, Savannah. Tú sabes muy bien que yo no me enamoro, follo y listo, pero… pero cuando la vi, el mundo se paralizó y ese pequeñajo, si lo viera, es una ternurita y se ve tan desvalido…
—Nath. Te estas saliendo del enfoque. La pregunta es clara y ya sé que te gustó la chica, ¿pero culpar a tu corazón?
—Bueno y entonces ¿a quién culpo? Porque no puedo sacarlos de aquí—me toco la cicatriz y siento que quema— esos dos se metieron aquí dentro y ahora tampoco puedo sacarlos de mi cabeza. Necesito obtener una respuesta a esto que siento.
—Mira Nath. El órgano que llevas no tiene porqué influir en tus decisiones, eso es simple y como médico lo sabes—lo dije ¿no? Eso ya lo sé o eso creo—, el tema aquí radica en que te estás involucrando sentimentalmente con un paciente y con su madre y, como entenderás, esto raya en lo ético y profesional. Como tu consejera y amiga espero que entiendas eso y le entregues el caso a otro colega. Será mejor que hables con Bruno, sino lo haré yo. No puedes nublar tu juicio por estos “sentimientos que estás empezando a alojar” hacia ellos ¿me entiendes?
Pero ¿cómo le decía eso a mi nuevo corazón? Esto era imposible, quería salvar a ese niño y de paso, en el camino, conquistar a su madre…
—Esa es la solución lógica y la entiendo, pero dame más motivos para no salvar a ese niño.
—No te estoy dando motivos para hacerlo o no hacerlo, mi papel como tu terapeuta es escucharte y acompañarte en tu proceso de asimilación de tu nuevo órgano y las implicancias que eso conlleva, te estoy dando la respuesta lógica mirando desde el punto de vista del profesional que eres, si no te sientes a gusto con cómo lo estás tratando es una cuestión distinta y como te digo, culpar a un órgano no es la respuesta. Asume que eres tú, Nathan Malory quien no es capaz de distinguir entre lo lógico y lo emocional, esa será tu nueva tarea frente a esta situación.
Has pasado por dos trasplantes y me imagino que con el corazón de tu hermana no pensabas igual ¿O me equivoco?
—Bueno, ay Vannah, no sé. Nunca me planteé eso. Siempre he sido escurridizo en las cosas del corazón, cuando me sentía atraído por Val, era distinto. En ella ví más allá de una cara bonita, me gustaba su forma de ser y lo que me predecía estar junto a ella, aunque sabía que era un imposible.
En cambio con esta chica, todo me molesta, quiero sentarla en mis piernas y darle unas buenas nalgadas para que entienda la gravedad de la situación de su hijo, pero a la vez me nace querer consolarla y apoyarla. Eso jamás se me había pasado por la mente con nadie.
—Mmm…
—¿Qué tanto Mmm?
—Es interesante tu forma de ver las cosas.
—No empieces Vannah. No soy tu conejillo de indias para que vengas a hacer un estudio o saques uno de tus brillantes tratados sobre la locura.
—No he dicho eso, lo que te digo es que tu parte racional y la emocional están en conflicto. Ahora, lo que debemos trabajar es ¿cómo compatibilizar ambas?
—¿Una hora para que me digas lo que ya sé? — pregunto molesto—, es que no sé que hago aquí entonces, no me estás sirviendo Vanna.
—Idiota.
—Hey, soy tu paciente en este momento y no tu amigo.
—Pues te estás comportando como un amigo—Savannah se encoge de hombros y sigue anotando en su libreta, mientras se ríe de mi desgracia...
Después de las fotos, la entrega de nuestros diplomas y más fotos por fin pude acercarme a mi familia y de verdad que no mentía cuando dije que estaban todos, bueno no todos, faltaban algunos, pero se entendía, su trabajo no les hacía nada de simple el tener que viajar por uno solo que se graduara y como dije en mi discurso, mi mejor amigo Elliot Scott, se encontraba en la ciudad de Ginebra trabajando en una cura para el cáncer y de verdad que lo extrañaba, con él nos hicimos amigos cuando mis papás se casaron y desde ahí fuimos inseparables.—Pensé que estabas dando el discurso de mi funeral— Sí, ese es mi papá, que viene del brazo de mi madre y con la cantarina de Violeta revoloteando—. Felicidades, hijo. No sabes lo orgulloso que estoy de que hayas cumplido tu sueño.—Gracias, papá. No lo hubiera logrado sin ti, sin ustedes— digo abrazándolos y besando sus coronillas, sí, había salido como mi papá Romeo, era más alto que papá y que la mayoría de mis tíos y primos, pero eso ¿A quién
Es difícil cuantificar lo que puede pasar en la vida de una persona trasplantada que no tiene nada más que a él mismo, o eso era lo que él pensaba.Nathan Malory, ese rubio oxigenado como le llamaban sus amigos, que él no los consideraba como tales, o era lo que él creía. Un médico excepcional, un amigo como nadie lo puede imaginar, un gran padre, esposo e hijo. En todo eso y más se traduce mi padre— Veo las lágrimas de mi mamá y ya sé que voy por buen camino, aunque el nudo en la garganta no se me quita, son tantas cosas las que tengo que decir de él que creo que jamás podré terminar de hacerlo, limpio la lágrima que cae por mi mejilla y continuo.Un Hombre maravilloso que me enseñó el valor de vivir la vida a cada segundo, por que la vida es una y lo que ya pasó se fue y no volverá.Cuando decidí estudiar medicina, creo que no tenía más de seis o siete años, estaba obnubilado con todo lo que había pasado a mi alrededor, pues mi afección cardiaca me mantuvo en hospitales desde el mom
Un corazón enamorado.Es difícil cuantificar lo que puede pasar en la vida de una persona trasplantada que no tiene nada más que a él mismo, o eso era lo que él pensaba.Nathan Malory, ese rubio oxigenado como le llamaban sus amigos, que él no los consideraba como tales, o era lo que él creía. Un médico excepcional, un amigo como nadie lo puede imaginar, un gran padre, esposo e hijo. En todo eso y más se traduce mi padre— Veo las lágrimas de mi mamá y ya sé que voy por buen camino, aunque el nudo en la garganta no se me quita, son tantas cosas las que tengo que decir de él que creo que jamás podré terminar de hacerlo, limpio la lágrima que cae por mi mejilla y continuo.Un Hombre maravilloso que me enseñó el valor de vivir la vida a cada segundo, por que la vida es una y lo que ya pasó se fue y no volverá.Cuando decidí estudiar medicina, creo que no tenía más de seis o siete años, estaba obnubilado con todo lo que había pasado a mi alrededor, pues mi afección cardiaca me mantuvo en h
¿Creen que el el novio me pudo secuestrar y llevarnos a nuestra luna de miel?¿Creen qué esta historia ya se acabó?O peor aún ¿Creen qué todo lo que ha pasado fue producto de mi imaginación?Pues les diré que no a todas las preguntas anteriores y porque se los digo, pues porque en este momento estamos reunidos en la sala de la casa de los Scott y no por buenas razones.—Ahora si que nos puedes decir ¿qué mierda pasa, Paolo?—pregunta Enzo un tanto o más molesto que yo.—Mejor siéntense y les explico.—Ay, ya Paolo, estamos lo suficientemente molestos para seguir con este teatrito dime ¿Qué pasa con Lorenzo?—Pasa que en estos momentos hay una insubordinación en la camorra de Roma y Lorenzo no hace nada al respecto.—Pero no me ha dicho nada, de hecho ni siquiera el consejo ha manifestado ninguna situación extraña.—Y no te lo dirán, pues técnicamente quién está moviendo los hilos de todo es Costia Carlone.—¿El Consiglieri?—Y padre de Giordana.—Paolo, no estoy entendiendo absolutame
—¿Qué está pasando?Esa es la gran pregunta que todos nos hacemos en este momento e intentamos que Paolo nos explique, aunque se muerde la lengua varias veces antes de hablar.—Ese también es uno de los motivos por los que he venido, necesito hablar contigo y con Enzo.—¿Puede esperar unas horas por lo menos? Déjame disfrutar de mi boda— le digo un tanto molesto, pues me imagino que debe pasar algo con el idiota de Lorenzo.—Por supuesto, no me iré hasta la próxima semana, cuando esta bella mujer y sus hijos se vayan conmigo.—¿Tan rápido?— la cara de todos es un poema, por supuesto que sí, perder a Ágatha será complicado, sobre todo para mí porque traabaja codo a codo conmigo, pero todo se compensa, de alguna forma u otra ese hospital funciona y no sé cómo, pero somos los mejores.Aunque a regañadientes de mi mafiosa, dejamos un rato al grupo para por fin poder dar nuestro primer baile como marido y mujer.Tomo de la cintura a mi hermosa mujer, esposita y maravillosa mafiosa y comie
Comienzan a sonar los acordes de a thousand years de Christina Perry y veo como mi preciosa mafiosa camina del brazo de George en la pequeña alfombra que los chicos armaron para nuestra ceremonia.Se ve tan linda, el vestido le quedó perfecto y el ramo de flores azules hace destacar su hermosa piel, antes de llegar a mi lado, Val y Vannah se acercan a ella y después de abrazarla le colocan un pequeño velo y una hermosa gargantilla.—Ya tienes algo azul, te falta qlgo nuevo — le dice Vannah, mientras le arregla la gargantilla en su cuello.—Y algo prestado— esa es mi Val, que termina de colocar el velo— . Ahora, estás lista, ve por él.Una risita cómplice se escucha de los presentes y George con mi amada mafiosa retoman el camino hasta mí.Al llegar frente a mí y mi padrino, que mide a penas un metro de estatura y se ríe como si nunca hubiera estado enfermo, George toma su mano y besa su dorso y sonríe como un chiquillo.—Esta vez, que espero no sea la última en que tenga que entregar





Último capítulo