Angelica Miller una mujer de clase alta, destacada y modelo digna de admirar siendo hija única de sus padres, quienes comandan la presidencia. Estiven Ramírez un joven de clase media, becado, vive solo con su padre y ama el periodismo. Un día estos dos jóvenes tropiezan en la calle, dándose cuenta de que encontraron al amor de su vida. Sin embargo, son de clases diferentes, ocasionando que sea rechazado por el padre de Angelica, pero Estiven no se dará por vencido hasta conseguir su amor, porque sabe que ella es el pedazo de cristal que le hace falta a su diamante para florecer. ¿Qué sucederá? ¿Ganará el amor o la ambición?
Leer másAngelica siempre ha sido una mujer digna de admirar debido a que es la única hija femenina de la familia, tiene dos hermanos mayores quienes la consienten, pero al mismo tiempo la sobreprotegen por ser la menor. Su madre da la vida por ella, debido a que en el momento del parto estuvo a punto de fallecer por dificultades en el procedimiento, siendo un milagro para la familia. Por eso mismo, siempre han buscado darle los mejores estudios, clases y objetos con tal de que sobresalga sobre las demás dejando en alto el apellido Miller; ya que su padre era el alcalde de la ciudad de Nueva York; teniendo el sueño de ser el gran presidente quien estaba a punto de lograrlo.
― Hija muévele, no podemos llegar tarde a las elecciones ― Ordenó su padre, quien sabía que estaba a punto de ganar ― No podemos llegar incompletos ― Sentenció con seguridad, Angelica solo rodaba los ojos ante su angustia porque sabía los potenciales que tenía su familia.
Angelica se miraba por última vez en su espejo admirando sus ojos color celeste, su piel blanca como un copo de nieve, su bella y sensual sonrisa, destacando al mismo tiempo que su cabello largo hasta la cintura color anaranjado, con su cuerpo delgado pero adecuado tamaño de senos y glúteos. Bajó corriendo las escaleras, para sonreírles antes de entrar al vehículo como cuando era pequeña y hacía alguna travesura. Llegaron al gran salón, todos como familia apoyándolo desde los asientos traseros; igualmente que los familiares del otro candidato donde se encontraba Andrew Brown, el hijo favorito pero fastidioso para Angelica quien siempre que lo observaba sentía que se amargaba su día, debido a su inmadurez.
― Vamos a rasgar el sobre, para saber quién será nuestro próximo presidente de Estados Unidos ― Afirmó la concejal, ocasionando que todos se colocaran de pie ―, El señor Leonardo Miller, felicitaciones ― Exclamo, donde Angelica sentía que su corazón saldría de su interior, abrazando a su padre sin importarle la opinión o comentarios de la gente, porque sabía que era su principal sueño.
Después del acontecimiento, se decidieron a celebrar en la mansión de los Miller más porque el mismo pueblo lo hacía, pero en los alrededores. Angelica sonrió a todos los invitados, incluso quienes no le caían bien sintiéndose una diosa, porque al mismo tiempo había ganado el casting de la mujer más hermosa de su universidad. Al finalizar, se quedaron los familiares del otro candidato Brown para terminar de culminar una decisión que favorece a ambas familias, donde Angelica y Andrew no tenían la menor idea de que trataba.
― Celebraremos la próxima unión entre mi hija Angelica y su hijo Andrew ― Sentenció su padre, ocasionando que botara el trago que había adquirido de la copa ―, Ellos tendrán un compromiso formal, como se había establecido ― Prosiguió donde ambos implicados voltearon a verse.
― ¿De qué hablas? nunca me has consultado ― Intervino Angelica lo más educada posible ―, No puedo comprometerme con alguien, solo porque tú quieres ― Manifestó, siendo detenida por su madre quien sabía cómo actuaba cuando se alteraba.
― Esta vez estoy de acuerdo con ella, no nos pueden obligar ― dijo Andrew dejando su copa de vino en la mesa central ―, No estaré con una mujer como ella, ¿me miran? no se compara para nada a mi ― Sentenció dando una vuelta, Angelica solo rodó los ojos.
― No se les está preguntando a ninguno de los dos ― Afirmó sorprendiéndolos a ambos ―, Es una decisión que no tiene vuelta atrás ― Ordenó con una sonrisa, Angelica no podía creer como el triunfo de su padre se había vuelto en su peor pesadilla; lanzando su copa de vino a Andrew llamando la atención de todos, para salir corriendo por fuera de su propio hogar sin importar la hora, ni donde se encontraba.
De sus ojos solo salían lágrimas, sin creer como su padre había jugado con su propia autoestima comprometiéndose con alguien más solo por negocios o hasta para obtener la presidencia; porque realmente no sabía la razón principal. Corría y corría sin ningún rumbo fijo, cuando sintió unas luces en frente de ella ocasionando que cayera al suelo.
― ¿Señorita? ¡señorita! ― Manifestaba una voz mirándola después de haber detenido su carro ―, ¿Cómo se encuentra? Respóndeme por favor ― dijo con nervios, cogiéndola para ponerla en el asiento trasero.
― Te odio papá ― Susurro antes de perder totalmente el conocimiento, sin saber que ese trágico accidente sería el comienzo de su vida; más si se trataba del verdadero amor de su vida.
Por otro lado, Estiven era un joven hijo único de sus dos padres campesinos quienes tuvieron que escapar a la ciudad de Nueva York; por amenazas además buscaban un mejor futuro para su hijo al que ellos tuvieron. Sin embargo, un terrible cáncer arrebató la vida de su madre, quedando solo con su progenitor paterno buscando la forma de salir adelante juntos.
Flash back
― Hijo necesito que me prometas algo ― Mencionó teniendo agarrada la mano de Estiven ― Debes honrar y cuidar a tu padre, porque siempre hemos dado lo mejor para ti ― Afirmó con las leves fuerzas que aún conservaba.
― No digas bobadas, porque tú estarás con nosotros mucho tiempo más ― Afirmó con dolor, mirando y sonriendo a su madre ―, Ya verás cómo saldremos de aquí, estaremos en casa riendo y burlándonos de lo sucedido ― Mencionó con angustia, su madre negó con la cabeza.
― No podemos mentir, tu padre se querrá ir detrás mío algo que no puedes permitir ― Confesó, ocasionando que derramara una lágrima ―, Agradezco a Dios la oportunidad de tener un hijo como tú y recuerda siempre perseguir tu felicidad sin importar los obstáculos presentes ― Afirmó antes de cerrar los ojos, empezar a sonar la máquina para dar a entender que eran sus últimas palabras en este mundo. Estiven se recostó llorando a su lado, porque era el motor de su vida quien se había ido de este mundo.
Fin del flash back
Era un joven muy estudioso, dedicado, simpático que atraía miradas de sus compañeras, pero solitario; especialmente desde que había terminado su relación con Luna, su ex novia con quien duró cuatro años después de enterarse que le estaba siendo infiel con su mejor amigo Jhon de toda la vida, desde el colegio. Actualmente, se encontraba estudiando periodismo en una de las mejores universidades de la ciudad debido a media becada por sus excelentes notas; la otra mitad del semestre debía obtenerla por medio de trabajos de medio tiempo, en el día ayudando de domiciliario en sus tiempos libres entre clases y en la noche como mesero de un bar sexual.
No se sentía orgulloso, pero sabía que era por sus estudios además de llevar recursos a su hogar; ya que su padre se encontraba enfermo por la diabetes y su madre falleció hace cinco años. Era hijo único, pero feliz de todas las recompensas que Dios había traído a su vida; ya que era un hombre creyente y que sentía que por medio de su bendición podría salir adelante. Se encontraba en el bar, atendiendo cuando llegó su mayor dolor de cabeza, Luna quien estaba buscándolo después de darse cuenta que su amante no la quería como ella pensaba.
― ¿Qué deseas tomar? ― Pregunto decentemente, porque era una cliente más ―, El show principal inicia a media noche, para que lo tengas en cuenta ― Manifestó, esperando su respuesta, pero solo tenía agarrado su delantal rojo.
― Quiero tomar buenas decisiones, por eso quiero que volvamos ― Confesó mirándolo fijamente, pero él solo negaba ―, También un vodka, pero que tú me lo gastes ― Manifestó mordiéndose el labio, Estiven solo rodo los ojos logrando que lo soltara para ir por la bebida.
Allí, se encontró con su nuevo mejor amigo Claudio quien trabajaba como mesero también, teniendo más experiencia además conocía la historia con Jhon quien fue el amante de su amada. Claudio sabía toda la historia que ellos habían vivido, aconsejando que debía dejarla atrás porque solo sería un dolor de cabeza para su vida; por eso mismo se ofreció a llevarle el vodka, el cual se lo tiraron encima al ver que no era su ex novio quien estaba allí. Llamaron a seguridad, para que la lograran sacar mientras gritaba que no se daría por vencida, Estiven suspiro porque sabía que no sería la única noche que la tendría allí.
― Que chica más loca y cínica después de lo que te hizo venir a buscarte ― Manifestó Claudio, suspirando con locura ―, Espero no vuelva a entrar, ¿cómo haces para ganarte mujeres tan complicadas? ― Preguntó en tono de burla, mientras recibía los tragos.
― No sé, pero me ha dañado la noche ― Susurro resignado, dejando su delantal ―, Nos vemos mañana ― Manifestó saliendo del bar, el jefe sabía el buen empleado que era donde lo dejaba irse temprano al menos tres veces al mes; esta vez era necesario porque después de sus cambios de humor y ánimos sabía que no atendería con agrado a sus clientes, quienes sabía que no tenían la culpa de sus asuntos personales.
Se subió al vehículo, empezó a andar cuando decidió acomodar la música desde la radio; perdiendo de vista la carretera por diez segundos. No creía que fuera un peligro, cuando volteo a ver observando una bella dama al frente frenando con brusquedad, logrando tocarla para que cayera al suelo o al menos eso creía. Sentía su corazón a mil, saliendo del vehículo para auxiliarla, pero quedó plasmado ante su belleza, porque no había conocido una mujer tan bella como ella, asustándose cuando no reaccionó ante sus palabras dirigiéndose al hospital. Caminaba de un lado a otro, esperando no tener problemas sintiéndose que era el día que peor suerte tenía. Sin embargo, se sentía feliz de haber chocado con una mujer que había logrado palpitar su frío corazón por primera vez después de ocho meses.
― ¿Sabes cómo se llama la señorita? ― Preguntó la enfermera, pero negó con su cabeza ― Está bien, buscaremos entre sus objetos personales ― Prosiguió dirigiéndose hacia la habitación, Estiven se sentó en la sala de espera esperando tener noticias de aquella bella dama desconocida pero interesante.
― Papá, papá cuéntame la historia de nuevo ― Decía Mercedes de dos años, bajo el canto de Estiven ―, ¿Cómo fue que Anastasia fue el ángel guardián en nuestra vida? ― Preguntó con orgullo, a pesar de ser más de las diez de la noche para irse a dormir. ― Eres una dulzura, pero debes ir a dormir y será la historia para mañana ― Dijo arropandola para darle un suave beso en la frente ―, Alicia ya está dormida, debes aprender de ella ― Prosiguió con una sonrisa de oreja a oreja, la pequeña Mercedes lo cogió de la mano. ― Es que ella se aburre, por tener cinco años ― Afirmó cómo excusa, pero no era así ―, Los amo ¿Iremos este fin de semana a visitarla en el cementerio? ― Preguntó con entusiasmo y Estiven acertó, saliendo de la habitación con la luz apagada para cerrar mientras sonaba la puerta principal, había llegado.Se acercó con una sonrisa mientras Angélica corría hacia sus brazos como siempre dándole un suave beso en los labios mientras lo abrazaba, había tenido un viaje intenso de s
Se encontraban en este momento en el cementerio observando cómo habían colocado el ataúd para rellenarlo de tierra, el silencio reinaba en el momento porque ella había terminado siendo una persona especial para todos; ya que con su bien corazón cautivo y los unió, entendiendo que existían segundas oportunidades y que el amor era primordial ante todo. El sacerdote dió sus últimas palabras, bendiciendo el cuerpo para terminar de mandar las flores y dejar todo cubierto, su cuerpo había muerto pero sabían que su alma viviría entre ellos para siempre, más porque era la madrina de la pequeña Alicia teniendo un espacio importante en la vida de todos. ― Lo siento mucho, me siento culpable ― Dijo Angélica acercándose a Estiven por la espalda ―, Si no hubieran ido por mi, ella estaría con nosotros ahorita ― Susurro pero aquel negó con la cabeza, porque sabía que el destino les tenía preparado un tiempo específico a cada uno. ― Puede ser, pero entonces estarías muerta tú o nuestra hija ― Menci
Estiven llegó deteniendo el vehículo a unos metros, salió disparado pero fue detenido por Claudio sin entender qué estaba sucediendo; cuando vio una patrulla detrás de ellos mirándolo con desprecio pero no tenían tiempo para discutir había una vida que salvar. La policía se fue adelante, pidiendo que se quedaran quietos para no dañar el operativo pero evidentemente Estiven no podía hacer caso, sacando el arma que tenía guardada para matar el presidente en su debido momento pero no se presentó la oportunidad, agradeciendo porque sabía que Angelica nunca iba a perdonarlo a pesar de todas las maldades que cometiera. En ese momento, Angelica iba a disparar a Andrew cuando escucharon que tumbaron la puerta de la bodega, cayendo al suelo ante los disparos observando como todos empezaban a disparar sin control; sentía su corazón a mil donde Estiven también se unió al ataque mientras Claudio esperaba en el vehículo porque no quería morir después de sentir como la vida lo había premiado con to
Andrew se acercó a Angelica mostrándole el video donde la niña había sido dejada en la puerta de su departamento sintiendo tranquilidad, porque al menos su pequeña estaría bien recordando que en un momento de imprevisto de su ex esposo logró colocar un pequeño papel que ya había escrito con anterioridad dentro de su ropa; esperando que entendieran y lograran dar con ella pronto. Sigue las instrucciones de Andrew comiendo, porque necesitaba energía para poder escapar sola o con ayuda de alguien, pero no iba a morir sin haber dado todo de ella aprendiendo eso de su padre, presidente pero al final de cuentas un ejemplo en algunos conceptos; como este.― Todo sería tan diferente, si hubieras abandonado ese hombre ― Mencionó Andrew llamando su atención ―, ¿Qué tiene él que yo no tenga? No entiendo, porque no me supera en nada ― Afirmó encogiéndose los hombros, Angelica no logró aguantar riéndose en su cara.― ¿Qué tiene? Todo, porque él es un verdadero hombre ― Confesó sin importar, ganand
Angelica había llegado al punto de encuentro sintiendo nervios, porque no sabía cómo actuaría Andrew pero sí tenía claro que era capaz de entregar su propia vida sólo porque su pequeña hija estuviera a sano; recordaba cada momento de su vida desde que se enteró de su embarazo entendiendo como esa dulzura bebe se había convertido en la razón de su ser y ahora sufría por ella, por sus errores y por la familia que le había tocado. Salió de sus pensamientos, cuando sintió la vibración del celular contestando para mirar hacia todos lados intentando descifrar donde se encontraba la persona que le estaba hablando.― Va a llegar un auto negro, te vas a subir y te van a tapar la cara ― Manifestaba esa voz, no era Andrew ―, No vas a usar la fuerza, porque la vida de Alicia es la que esta en peligro ― Menciono, donde cologo y Angelica suspiro, solo podia hacer caso.Sintió a los segundos como se cumplian las palabras de aquel hombre al estacionarse un vehículo en frente de ella, bajar dos hombre
Paso dos días donde no habían obtenido respuestas todavía sobre el paradero de la pequeña Alicia, Angelica se sentía deprimida porque sentía que su vida pierde sentido sin la presencia de su hija; la nona busco al presidente en la cárcel porque sabía que él podría tener alguna idea de su paradero, por los negocios que tenía con Andrew. ― ¿Crees que soy capaz de hacerle daño a mi propia nieta? ― Comentó pensando en Andrew y las diferentes posibilidades ―, No soy tan mala gente, puedo ser ambicioso pero créeme que no sería capaz de meterme con ella ― Afirmó serio, mirándola fijamente.― Eso espero, porque a tu propia hija has sido capaz de venderla al diablo por poder ― Mencionó colocándose de pie, sin quitarle la mirada ―, Alicia no tiene la culpa de los errores y sueños de todos, ¡es un alma inocente! ― Exclamó golpeando la mesa, llamando la atención del guardia. ― Vuelvo y te repito con ella no me meteré, porque es de mi sangre además Angellica se ganó lo que le ocurrió pagando los
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