Una calma tormentosa.
—Ese Emery es un imbécil— sigo molesto por haber encontrado a ese idiota con Nicco y su mamá. Además, las miradas de Emeey a la bella mamá de mi paciente me tenían de un pésimo humor.
—Ay Nathan, bájale dos tonitos a tu discurso, solo di que te pusiste celoso porque Liam vino a ver a tu mafiosa.
—Deja de decirle así, idiota.
—No te pongas rojo mi rubio natural, recuerda tu corazoncito prestado.
—Me lleva… Ah, pero viste a Nicco como lo miraba, amé como ese niño defendía a ¿cómo es que le dicen ustedes a las princesas?
—¿Principessa?
—Eso, eso, principessa… Ah… hasta se escucha bonito.
—Estás realmente chalado amigo, Cupido te dio medio a medio.
—¿Tú crees? Es que yo de verdad no me lo explico.
—Te voy a hacer una pregunta y quiero que seas lo más honesto posible. Ah y no te enojes ¡Prométemelo!
—Okey, te lo prometo.
—¿Cuándo ves a la principessa de la camorra con qué cabeza piensas?
—¡¿Qué?! Es una broma ¿no?— digo en un tono más que molesto, es que ¿cómo a este bruto se le ocurre pre