Reacciona

Ese no es su problema, doctor…

—Doctor, doctor, ¿me está escuchando? — me habla la chica frente a mí y yo sigo mudo. Reacciona idiota, reacciona.

—Perdón, señora…—hago el ademán para que me diga su nombre y ella me mira con cara de ¿qué m****a? así que mejor sigo hablando— su hijo esta estable, le aplicamos esteroides, calmantes y seguirá intubado hasta que pueda manejar mejor la tos, pero tranquila, se recuperará.

—Oh, muchísimas gracias, doctor. No sabe lo asustada que estaba, sus crisis están siendo más seguidas y los fármacos no están funcionando— me dice apesadumbrada y con los ojos aún llorosos.

—Señora, ¿le puedo hacer una pregunta?

—Por supuesto, doctor. Que haya salvado la vida de mi príncipe lo hace una persona muy importante para mí. — wow, que lindo me habló, será que se enamoró de mi como… ¿qué m****a Nathan? ¿de qué hablas? Vuelvo a mi postura de médico y me animo a preguntar.

—¿Por qué no han operado a Nicola? — su cara cambia drásticamente y en sus ojos veo un dejo de ¿miedo?

—E… eso, perdón doctor, pero eso no es problema doctor.

—Por el contrario Señora, es absoluta y completamente mi problema, su hijo sufre una anomalía cardiaca que puede ser operable desde que se detecta y tener una expectativa de vida absolutamente normal. De hecho, está en la edad optima para poder operarse. ¿entiende la gravedad del asunto si sigue esperando? Aquí hay varios programas de salud a los que puede optar si sus recursos…

—Doctor, creo que no me está entendiendo, no es su problema, no es por dinero ni nada, ¿Cuándo me podré llevar a mi hijo?

—¿Perdón? — ¿dónde quedó la dulce mamacita que me trataba como su héroe?

—Necesito saber ¿cuándo me puedo llevar a mi hijo?

—Pues, por lo pronto no puedo decirle cuanto nos demoraremos, he solicitado una serie de exámenes para verificar su condición y darle un mejor trata…

—¿Y a quién le ha pedido autorización? Yo no he firmado absolutamente nada para que ustedes tomen como conejillo de indias a mi hijo. Necesito hablar con su jefe, esto es un abuso.— me grita en tono molesto y moviendo sus brazos.

—Veo que conoce bien el procedimiento de atención de un paciente señora, pero se le ha olvidado algo fundamental y es que usted entro por esa puertecita — le señalo la puerta de entrada de urgencias y ella abre los ojos como platos y creo que ya entendió—, así que hasta ahí llegó todo su poder señora. Por ende, me importa una m****a lo que me está preguntado. Su hijo es mi paciente y tenga por seguro que lo cuidaré muy bien.

Definitivamente, la mujercita puede estar más buena que el pan, pero con sus respuestas erráticas sobre la salud de su hijo y la forma en que trató de disimular que no lo cuidaba bien la cagó y todo lo que había pensado en mi cerebro de genio se había ido al tacho de la basura, pero ¿qué le pasaba? Yo que no soy padre si supiera de la situación de salud de mi hijo y que es primordial que sea operado ni siquiera chistaría, veneraría al profesional que sanará a mi hijo y me pondría en las manos del equipo médico.

Me di la media vuelta para volver a mi turno y aprovechar de ver a mi mini paciente, cuando ella me tomó del brazo y mi nuevo corazón se paralizó, ¿ qué me estaba pasando? Hasta pensé que me estaba muriendo.

—Perdóneme doctor, es que todo esto me tomó desprevenida, entiendo su preocupación, pero Nicola estaba controlado y según su cardiólogo no necesitaba operación.

—¿Quién es el cardiólogo del niño?

—Oh, perdón. Su cardiólogo está en Queens, es el doctor Seamus Jones, pero él está por jubilarse y me dijo que viniera acá con una interconsulta hacia el doctor Ethan Scott, él es amigo de mi jefa y yo vendría la semana que viene — me dice todo eso de corrido y casi le entiendo solo la mitad. Seamus Jones era una eminencia en la cardiología, pero también ¡era una momia! Estaba más viejo que mis suéter o que los pantalones del jefe George y ahí fue que entendí, el viejito no quiso operar pues ya estaba… viejito y había derivado el caso del niño a Ethan y ella no lo había traído todavía, pero qué esperaba ¿Qué le diera una crisis como esta? Era consciente de que la salud de su hijo estaba en riesgo ¿o no?

—Pues, desde ahora me encargaré yo, Ethan no creo que pueda tomar su caso, ahora se encuentra a cargo del hospital, pero en el departamento de cardiología infantil todos los profesionales que estamos acá podemos llevar su caso. Además, será más fácil para mí, pues ya conozco al niño y su afección.

—Gra… gracias y discúlpeme doctor, no quise ser mal educada, pero todo lo que nos está pasando me tiene mal.

—Lo entiendo, ahora volveré a la sala de urgencias, cualquier cambio se lo avisaré y cuando el niño pase a sala común podrá verlo, por ahora le pido que vaya a casa y descanse, tráigale alguno de sus juguetes favoritos o algo para que se entretenga, pues estos días serán complicados para él.

—¿En serio que no podré llevármelo?— ¿Por qué se lo quiere llevar tan rápido? ¿No entiende que este es el mejor lugar?

—Muy en serio, señora.

—Lo entiendo y nuevamente gracias, doctor.

—Lo otro señora, ¿me podría decir su nombre?

—Gianna Piaggio Castafiore…

—Pues es un gusto conocerla señora Gianna, soy Nathan Malory, el nuevo doctor de su hijo.

En todo ese rato que estuvimos conversando, no me había dado cuenta que ella no soltó su agarre desde que me detuvo, hasta que me dijo las últimas palabras, ella se veía tan desvalida y sola que me imaginé a mi hermana cuando buscaba ayuda para salvarme. Le hice un asentimiento y nuevamente me dispuse a seguir con mi camino, retiré su mano de mi brazo, con sumo cuidado y me alejé. Hoy no sería un día típico en urgencias, más bien sería un día que me marcaría por el resto de mi vida…

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP