Nueva York, en la actualidad…—Niccola apresúrate que debo ir a trabajar.—Mami, tengo sueño…—Oh, no, no, no señorito, usted debe ir a la escuela y yo a trabajar con Lucía, lo sabes cariño.—Es que me duele el pechito.—me volteé de inmediato a verlo, su salud era mi motor de vida y sabía que cualquier cambio que tuviera podría ser un problema para su estado.—Mi cielo, te tomaste tú medicina.—Upsi, se me olvidó.—¡Nicola!—Voy, voy, mami.Hoy había soñado con él, nuevamente en mis sueños estaba mi Romeo, mi príncipe azul y el amor de mi vida, pero eso era solo un sueño o el vivido recuerdo de lo que alguna vez fue. A mis veinticuatro años, era una feliz madre soltera de un pequeño maravilloso. Mi Niccola y con él lo tenía todo.Terminé de ordenar mis cosas y el almuerzo de mi hijo, cuando mi pequeño llegó a la mesa y tomó su cereal y la leche, comió rápido porque sabía que estábamos retrasados y pronto estaría el transporte que lo llevaba a su escuela.Vivíamos en un barrio tranquil
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