No puedo exponernos.
El doctor que está atendiendo a mi hijo me estaba haciendo demasiadas preguntas, ya me sentía ahogada frente a él y estaba a punto de mandarlo por un tubo, pero me contuve, él no tenía por qué saber mis motivos, pero lo peor de todo es que no me dejó llevarme a mi pequeño a casa ¿Qué haría con Niccola hospitalizado? Era un riesgo que no podíamos tomar, de sólo saber que alguien de la gente de mi padre nos pudiera encontrar aquí en Nueva York era peligroso.
Había cambiado mis apellidos y huido de Ventimiglia pocos días después de la muerte de Romeo. Gracias a Doménico, pude salir del país sin que se notara mi ausencia en ese momento, pues mi padre se encontraba en un concilio con sus capos para dar la noticia de mi matrimonio con Franchesco, pero no lo podía permitir. En esos momentos detestaba a mi padre y a todo aquel que fuera de su sequito, incluso le reclamé a Doménico que no hiciera nada y dejara morir a su hijo, pero él con sus cánones y lealtades me recordó que el vivir en la c