El hijo Bastardo de mi Esposo

El hijo Bastardo de mi Esposo ES

Romance
Última actualización: 2025-10-23
Natasha Robles   Recién actualizado
goodnovel18goodnovel
0
Reseñas insuficientes
7Capítulos
139leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

Por orden de su tío, Summer se casó con Martín King, un hombre mayor, rico y enfermizo. Después de su muerte se esperaba que toda su fortuna pasara a sus manos. Pero nadie contaba con que un joven misterioso aparecería en plena lectura del testamento diciendo ser hijo del fallecido señor King. Los intereses de Summer y en especial de su tío se ven afectados cuando descubren que aquel joven también fue nombrado como uno de los herederos de la fortuna King, pero su tío no está dispuesto a permitirlo y comenzará un plan para intentar deshacerse del hijo bastardo mientras que Summer, podría empezar a sentir una atracción prohibida por su hijastro, pues aunque al principio ninguno de los dos se tolera, mas tarde la convivencia y el trato diario hará que Summer y Alessandro se sientan atraídos el uno por el otro con algo mas que deseo. Sin embargo, algunos secretos ocultos por ambos pondrán a prueba sus sentimientos.

Leer más

Capítulo 1

Capítulo 1

✶SUMMER✶

La Toscana. Región Italiana.

«Es una arribista. Es una interesada. Se casó con el buen Martín King por su dinero. Ahora que el pobre hombre ha muerto, heredará una gran fortuna».

Seguí caminando detrás del féretro de mi difunto esposo, dejando que las viejas chismosas del pueblo cuchichearan a mis espaldas. Ya se me había hecho costumbre oírlas hablar mal de mí.

—Toma esto —susurró Julián, caminando a mi lado rumbo al cementerio del pueblo.

Lo miré de reojo. Él extendió su mano en un gesto sutil para entregarme un pañuelo.

—¿Qué es ese olor? —acerqué el pañuelo a mi nariz para olfatear y los ojos me empezaron a picar.

—El pañuelo está roseado por un liquido especial hecho a base de cebollas, te ayudará a llorar.

—¿Y en verdad funciona? —cuestioné, viéndole con incredulidad.

Desde pequeña perdí la capacidad para llorar, no podía hacerlo bajo ninguna circunstancia. No importaba lo triste que fuera una situación. Todo se lo debía a los maltratos de mi madre y a las constantes amenazas que me hacía desde que era prácticamente una bebé. Yo no podía llorar en presencia de mi madre y si lo hacía, una terrible paliza me esperaba.

«No soporto a las débiles y dramáticas». Solía gritarme en sus noches de ebriedad.

Después de tantos años evitando llorar, se ha vuelto una característica propia de mí y ahora es imposible que las lágrimas broten de mis ojos. Es como si estuviera ceca por dentro.

—No perdemos nada con intentar. Ya suficiente se la ha pasado hablando mal de ti el pueblo como para que ahora anden diciendo que ni siquiera mostrarte un atisbo de dolor o pena por tu difunto marido.

En realidad me importaba un bledo lo que la gente de este pueblo dijera. Solo era cuestión de días para que yo no volviera a verles las caras.

—El abogado estará aquí mañana temprano para dar lectura al testamento —murmuró entrando a otro tema.

—¿Mañana? ¿Margaret está de acuerdo?

—Me importa un pepino si está de acuerdo o no.

Busqué a mi cuñada Margaret con la mirada. Iba unos pasos mas adelante junto al cura del pueblo sosteniendo un rosario y diciendo sus oraciones.

—Tal vez debimos esperar un poco, uno o dos días.

—Ya esperé más de veinte años a que llegara este día. Mañana finalmente tendré la fortuna King en mis manos y tú podrás irte de este pueblo tanto como deseas, querida sobrina.

—Shhh —miré a mis lados, esperando que nadie lo hubiera escuchado.

Nadie sabía que Julián, el mayordomo de mi difunto esposo, era mi tío.

Llegamos al cementerio donde le daríamos el último adiós a mi esposo Martín King. Le devolví el pañuelo a Julián. Lo único que hizo fue irritar mis ojos, pero no pude derramar una sola lágrima.

A veces era bueno, lo veía como mi mayor virtud, pero otras veces lo odiaba, porque no me permitía mostrar mis verdaderas emociones.

⊰᯽⊱

✶Alessandro✶

Chicago. Estados Unidos.

—No puedes quedarte aquí, hijo, tienes que irte.

—Lo siento, madre, pero no iré a ninguna parte. No voy a salir huyendo de aquí como un cobarde.

Mi madre se tapa la cara con una mano y echa a llorar desconsoladamente. No soporto verla así, me siento como un canalla por ser el causante de las lágrimas que derrama.

—Mamá... —la abrazo—. Por favor, entiéndeme. Si me voy les estaré dando la razón.

—Y tú entiende que si no te vas, te mandarán a la cárcel o peor aún terminarán matándote —dice apartándose de mí—. ¿Piensas que quiero ver a mi único hijo pudriéndose en una cárcel o muerto?

Ella niega, llena de desesperación.

—Mamá, yo...

—No —me mira con severidad—. Te irás, Alessandro. Te irás a buscar a tu padre.

—¿Mi padre? —pronuncio con desagrado.

Un tipo al que no he visto nunca en mi vida porque no tuvo los pantalones suficientes para luchar por mi madre cuando sus padres los separaron ya que mi madre era una mujer humilde.

Según lo que mi madre me contó, llegué a la conclusión de que mis abuelos eran una m****a de personas y dudo que mi progenitor sea distinto.

—Ese hombre no me conoce ni yo a él. Ni siquiera sabe de mi existencia.

—Alessandro, hace unas semanas yo... le escribí y le hablé de ti.

—¿Pero por qué? —exclamo.

—Porque estaba preocupada por ti, porque no me gustaba lo que estabas haciendo ni en lo que te estabas metiendo.

—No debiste hacerlo, madre.

—No voy a seguir discutiendo esto, Alessandro. Si me quieres y te importo, harás tu maleta sin cuestionar nada y te irás a buscar a tu padre.

Le doy la espalda y pego mi puño contra la pared.

—Tu padre, él es el único que puede protegerte, él tiene los recursos para hacerlo si la familia de Andrew quiere tomar acciones legales en tu contra. Esa gente no se quedará tranquila ya te amenazaron y quien sabe lo hagan después. El padre de Andrew está lleno de odio, no dejará de culparte por la muerte de su hijo, mira lo que le mandó hacer a nuestra casa. La destruyeron.

—Ese hombre tiene que entender que lo que le pasó a Andrew fue un accidente.

—Sabes que no lo hará —se acerca y toca mi hombro, me doy la vuelta y la miro—. Por favor, te lo suplico ve a buscar a tu padre. Él te recibirá con los brazos abiertos, cuando le hablé de ti él se mostró muy emocionado con la idea de conocerte.

Niego.

No es solo el hecho de que no me interese conocer a ese hombre lo que me detiene, si no también el tener que dejar sola a mi madre.

—Alessandro...

—Si voy, tú vienes conmigo, madre.

Ella niega con tristeza.

—Yo tengo que quedarme hijo, pero no te preocupes por mí, le pediré a tu madrina Rebeca que me deje quedar unos días con ella en lo que logro poner en pie de nuevo nuestra casa —acuna mi cara entre sus manos—. Voy a estar bien y sobre todo tranquila cuando sepa que estás a salvo.

—Madre...

Se aparta dejando un beso en mi frente.

—Aquí está la dirección de tu padre —me entrega un pedazo de papel arrugado con la dirección de mi progenitor—. Él vive en la Toscana, ve y búscalo en la hacienda Sierra Dorada.

Desplegar
Siguiente Capítulo
Descargar

Último capítulo

Más Capítulos

Novelas relacionadas

Nuevas novelas de lanzamiento

Último capítulo

No hay comentarios
7 chapters
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP