Mundo ficciónIniciar sesiónLouisa (Lou) ha tenido una vida que parece empeñada en verla quebrarse. La enfermedad de su madre, la muerte de su hermana y la crianza de su pequeño sobrino Edward la obligaron a ser fuerte. Con un modesto trabajo como señora de limpieza en un hotel, sobrevive día a día aferrándose a la esperanza de que todo algún día mejore, hasta que un hombre irrumpe en su puerta y lo cambia todo —a peor. Dante Ferrari, un poderoso y temido CEO paralítico, aparece dispuesto a reclamar a su hijo para obtener una herencia que solo podrá conseguir si el niño vive bajo su techo. Lo que Dante no esperaba era enfrentarse a Louisa, la tía protectora a quien su hermana, le pidió que jamás permitiera que su hijo terminara solo en manos de su padre. Tras fuertes amenazas en las que Dante promete destruirlo todo y una jugarreta del destino donde termina haciendo un trato con él, Louisa se ve obligada a mudarse con Edward a la gélida mansión del magnate. Una casa tan fría, o quizás más, que su propio dueño. Lo que nadie imaginaba era que la actitud extrovertida, terca y excéntrica de Louisa comenzaría a romper poco a poco las paredes del hombre que juró no volver a sentir. Entre secretos, heridas y una atracción imposible, ambos deberán decidir si lo hacen todo por el bien de Edward o si están destinados a amarse, aun cuando ambos juraron no volver a amar.
Leer másEn la puerta, agarrando un ramo de flores con rosas rojas, se encontraba Dante. Miraba de reojo hacia varios lados, como si no supiera qué decir o qué hacer. Me mostró la sonrisa más nerviosa que tenía y, mirándome a los ojos, susurró:—Yo… —mostró una sonrisa algo rota.Durante unos segundos se quedó en un silencio que no sabía cómo terminar. El sonido de unos grillos afuera era lo único que se escuchaba. Estaba impecable con su traje de diseñador, pero aun así se veía más alcanzable que otras veces. Alzó el ramo de rosas que tenía en sus manos, carraspeó y, tras esto, me miró a los ojos.—Buenas noches, Louisa —mostró esta vez una sonrisa más segura—. Escuché que te mudaste, así que traje algo para celebrar —su voz se arrastraba en un tono provocativo mientras, con su otra mano, levantaba un pastel.Pude notar que revisaba la casa con la mirada. Crucé los brazos, mirándolo fijamente. En ese momento sentí que yo estaba en un interrogatorio y que Dante era culpable de algún pecado. Él
Entre nosotros comenzó una energía imposible de descifrar. Mi cuerpo se movió hacia atrás, intentando alejarse. Nickolas, con esos ojos acaramelados, intentaba interpretar mi acción. A pesar de haberme alejado un par de centímetros, estábamos cerca…Demasiado cerca…Nuestros ojos se sostenían y entonces todo pasó muy rápido. Un brazo femenino se coló entre nosotros dos, tapándonos la visión. Un vaso de café fue puesto de manera brusca sobre la mesa. Era una forma indirecta de obligarnos a alejarnos. Con detenimiento, elevé la vista siguiendo ese brazo, buscando a quién pertenecía, y entonces la vi.Su cabello rubio recogido en una coleta, sus ojos tan coloridos como los de Edward y su hermano, un mandil con el logo de la cafetería y una sonrisa que usualmente era juguetona, pero que en estos momentos era diferente. Una frialdad capaz de provocar una tormenta invernal buscaba crear espacio entre nosotros.Aurora, con ese brillo en los ojos de una reina congelante. Era totalmente lo con
POV Dante FerrariEstaba frustrado, no, más que eso. Quería romper el mundo en miles de pedazos. Los vi desaparecer a través de la entrada del tren subterráneo. Tuve una necesidad enfermiza de seguirlos.¿Qué?Fruncí el ceño. ¿Desde cuándo yo pretendía seguir a una mujer? Respuesta corta:Nunca.Era todo lo contrario, las mujeres me perseguían a mí. Nunca tuve esta necesidad de marcar territorio como mi cuerpo me pedía hacerlo con ella. Me convencía a mí mismo de que todo esto era para que mi pequeño hijo, Edward, no fuese alejado de mí, de que era su padre. Me molesté. Si no hubiera tenido esta maldita silla de ruedas sería más fácil seguirlos. Me golpeaba mentalmente. Debía detener esa necesidad. Apreté mi mano hasta hacerla un puño. Mis nudillos se tornaron blancos mientras intentaba hacer una lista de todo lo que me acomplejaba de estar con Louisa.Tenía a Isabella con un maldito contrato que parecía más una jaula. Mi hermano moviendo hilos, listo para quitarme lo que me había gan
El aire entre nosotros tres parecía convertirse en una tormenta silenciosa. Dante observaba a Nickolas con la mirada de un cazador. Por otro lado, Nickolas, con semblante tranquilo, llevó sus brazos hacia los bolsillos. Su aura era la de alguien que no buscaba problemas.—Señor Ferrari —habló con voz relajada—, muy buenos días. ¿Se va a trabajar?Los ojos de Dante posaron en Nickolas y en mí. No necesitaba hablar para que su rostro hiciera surgir miles de preguntas mentales sobre quiénes éramos y por qué esa cercanía. Su mandíbula se tensó. Sus manos sujetaron con más fuerza los brazos de su silla de ruedas.—Sí, ¿y tú a dónde se supone que vas con Louisa? —mordió cada palabra mientras hablaba—. Que recuerde, ustedes no tienen nada en común como para estar relacionándose juntos.Sus palabras cayeron sobre nosotros como un mantra pesado. Los dedos de Dante aprisionaban el brazo de su silla como si la tensión de su cuerpo debiera salir por algún sitio o explotar. Nickolas, por otro lado
Un mensaje que podía hacer que incluso yo, que tenía una mentalidad fuerte, se doblegara. Era un mensaje de Dante con la imagen de una luna. Por el modo en que estaba tomada la foto, se notaba que era desde su despacho. A pesar de que su despacho siempre expresaba un ambiente gélido, en la foto transmitía calidez, pues se podían ver en su escritorio unos dibujos que Edward le había hecho enmarcados y unos papeles sobre un curso de inscripciones para fútbol.***Dante*** No sé si estés viendo la luna. No soy bueno para esto, pero imaginé que debías verla.***Dante**** ¿Sabes dónde también se ve preciosa? En una casa que me pertenece cerca de la ciudad.***Dante*** ¡No me pertenece! Quiero decir, es de mi familia.****Dante*** Puedes preguntarle a mi nonna (abuela), que es una casa de los Ferrari que estoy seguro te agradará.***Dante*** Nadie la está usando y es suficientemente grande. ¿Te interesa?***Dante*** No es como que me preocupe, es solo que imagino que te gustaría verla en per
El atardecer comenzaba a pintar de anaranjado el cielo y los edificios. A pesar del caos interior que estaba atravesando, mi pequeño se mantenía hablando de lo que quería ser al día siguiente y de cómo podría jugar con sus amigos. Para él, lo único complicado sería decidir entre jugar en el área de pintura o hacerlo con los instrumentos de su clase.A veces, me hubiera encantado volver a ser una niña y no tener que vivir de nuevo en este caos.Tras un viaje moderado, terminamos en un hotel que gritaba ser costoso. Miraba de manera precavida; todo esto sería difícil de superar. Lo malo era que estábamos viviendo una vida en otro país, por lo que estaba encerrada en solo valerme por mí misma.Nos detuvimos en el parqueo. James nos ayudó a bajar y, aunque le pedí que me diera las mochilas, se negó. Llevó nuestro equipaje hacia recepción, donde fuimos atendidos sin problemas. Gracias a mis clases, ya podía seguir la conversación en italiano mientras no hablaran de manera acelerada. Pensab
Último capítulo