La traición es la peor arma contra amor, es que realmente quien ama no traiciona, por eso Erika Del Pino no podía creer que tras cinco años de feliz matrimonio o eso creyó ella, el hombre que amaba la traicionara de manera miserable y no con cualquier mujer, sino con su hermana, como confiar en un ser capaz de semejante bajeza. Julián Del Pino, no tenía idea porque lo hizo, lo único que sabía es que desde que ella se fue de su lado nada volvió a ser como antes, es que ni siquiera tener el hijo que tanto anheló llenó el vacío de haberla perdido, sin embargo, la vida le estaba dando otra oportunidad y él estaba dispuesto a lograr su perdón, costara lo que costara. Amada esposa ¡Perdóname! Registrada en Safe Creative en fecha 27/02/2023 bajo el número 2302273627181
Ler mais—Señora Del Pino, está usted embarazada —expresó el doctor y Erika pasó en un minuto por diferentes expresiones, primero, sorpresa y luego una explosión de alegría.
—Pellízqueme doctor, necesito saber que esto es real — dijo Erika emocionada ante la noticia del médico.—Sin necesidad de hacer aún el eco, puedo decirle que es real, la prueba lo confirma y por la fecha que dice que tuvo su última regla, tiene usted un embarazo de ocho semanas… más bien me pregunto cómo fue que usted no se dio cuenta antes.—Es que siempre he sido irregular y aunque me hice unas pruebas caseras, no quería ilusionarme hasta estar segura. ¿Sabe lo feliz que me siento? Después de cinco años de matrimonio, por fin voy a darle a mi esposo el hijo que tanto ansía.—Sí, me imagino que su esposo, el señor Del Pino, estará feliz.—Sí, tomaré esta prueba y la colocaré en un sobre que voy a colorear y decorar de mi propia mano para dársela de regalo de cumpleaños, es hoy. Estará feliz.—Si quiere a eso, puede agregarle un ultrasonido que pienso hacerle en este momento.—Gracias, doctor, en verdad no tengo cómo agradecerle por esta noticia y por su atención médica durante todo este tiempo.Le hicieron el eco y al terminar le dieron la imagen, de inmediato se fue a su casa, o mejor dicho a la de la familia de su esposo, donde estaba la madre esperando como una arpía.—¿De dónde vienes? —preguntó la mujer en tono grosero, sin siquiera saludarla, cómo si Erika tuviera que darles explicaciones.—Buenas tardes, señora Pierina, espero esté bien, yo también me encuentro muy bien —dijo la más joven con una sonrisa.—¿Te hice una pregunta? —exigió.—Discúlpeme, pero no tengo por qué darle explicaciones de donde he estado, en su momento se lo diré a mi esposo.—Eres el peor error que cometió mi hijo, debí oponerme a esa boda, no eres más que un vientre seco… cinco años de casados y ni siquiera has podido quedarte embaraza… no sé qué vio mi hijo en ti… debió fijarse en tu hermana, ella si es una chica decente, sana y mucha más mujer que tú —la insultó la mujer dejando en evidencia su resentimiento.Erika se sonrió como si las palabras de la mujer no le afectaran en lo más mínimo, solo esperaba sentarla de nalgas cuando supiera que iba a darle un bebé a Julián.Sintió un poco pesar en su corazón, porque desde que su esposo y ella se casaron su suegra había sido como una piedra en el zapato, la insultaba cuando estaban a solas y mientras estaban en presencia del hijo se comportaba espectacular, aunque también cada vez que tenía oportunidad, sembraba la duda en su hijo porque no había podido dar a luz.Bordeó a la señora que estaba atravesada como un mojón, pensó sin poder contener la risa, mientras la otra rabiaba del enojo.—¿Acaso te estás riendo de mí? —espetó furiosa.Y Erika para hacerla rabiar más le dijo con un suave tono de voz.—Hay una diferencia querida suegra —expresó con sarcasmo—, entre reírme de usted areírme con usted.Sin esperar respuesta subió la escalera cuando recibió un mensaje del celular de su esposo.“Mi amor, aunque el cumpleañero soy yo, te invitaré por hoy a una cena para dos en el Hotel Imperial, en la habitación 503, te espero a las ocho sin falta”.Ella no pudo evitar reírse de la felicidad, le pareció que ese sería el momento perfecto para darle las buenas nuevas de su embarazo, luego recibió otro mensaje aclarándole algunos puntos y suspiró feliz.Buscó materiales, hizo el sobre y metió la prueba casera, la de sangre ambas positivas y el primer eco de su bebé. Luego se dedicó a una sesión de belleza mientras esperaba ansiosa la hora de la cita.Faltando media hora aún, decidió adelantarse a la cita, no podía con la ansiedad.Salió con el porte de reina y elegancia que sabía que tenía, aunque su suegra no quisiera reconocerlo, para su alivio durante su salida no la vio, subió al auto y como el hotel estaba cerca de la casa en cinco minutos estaba allí.Bajó del auto y sin anunciarse se dirigió al ascensor, con los dedos temblorosos, mirando el teclado de los pisos. Estaba nerviosa, pero también impaciente.El mensaje de su esposo, Julián, decía que la estaba esperando para celebrar su cumpleaños. Este día era especialmente feliz para ella, porque quería compartir con él después de años de tratamiento médico: que estaba embarazada, justo después de un mes de haber regresado de su viaje a Europa.Su corazón latía aceleradamente cuando el ascensor comenzó a subir. Inhaló profundamente intentando calmarse. Era el momento que ella había esperado tanto tiempo. Todo era perfecto.Cuando llegó al piso, caminó hacia el pasillo con pasos firmes. El mensaje de Julián decía que la puerta estaría abierta. Erika asió la perilla, y al abrir enseguida escuchó unos gemidos. Se sobresaltó, frunciendo el ceño. ¿Qué estaba pasando ahí?Cuando caminó de la sala a la habitación, sus ojos casi salen de sus órbitas, vio a su propia hermana, de rodillas, en la cama, acostada encima de Julián, su esposo.Se quedó paralizada, su corazón dejó de latir. Era como si el mundo se hubiera detenido, y todos sus sueños se hubieran desvanecido. Había sido traicionada.Su hermana se giró y solo sonrió con malicia, ni siquiera intentó cubrirse. Julián permanecía allí solo gimiendo mientras Elisa se movía encima de él.Una arcada vino a su garganta, los miró fijamente una vez más por un momento, tratando de comprender lo que pasaba. Pero no había nada que entender, todo estaba tan claro.Una lágrima solitaria cayó de sus ojos. Algo dentro de ella cambió para siempre. Entonces se giró, cerró la puerta detrás de sí, sin decir una palabra, salió de allí y desapareció por el pasillo, sin mirar ni una vez atrás mientras sentía su mundo derrumbarse encima.«Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos». William Shakespeare.Julieth quedó en silencio sin dejar de observarlo, quería hacerse la dura, pero verlo allí, pidiéndole casarse con ella, y haberla sacado de la iglesia era un indicio del profundo amor que sentía, no podía cerrarse a esa verdad, por eso no pudo controlar esa masa de emociones que la invadían.Miró a los ojos de Salomón, y se dio cuenta de que irradiaba no solo esperanza, sino un profundo amor. Su corazón latía con fuerza, luchando contra la confusión y la sorpresa que embargaban su mente, después de momentos de silencio se arrojó sobre él llorando.—Sí, si un millón de veces sí, pero entiendes que después de este momento no habrá vuelta atrás ¿Está claro verdad? —dijo entre sollozos en medio de un beso.—Por supuesto que lo sé, y eso espero, que nuestro amor sea para el resto de nuestras vidas.Julieth sonrió, estaba emocionada ante la respuesta que Salomón le dio. Observó todo a su alrededor, asimilando cada detalle de la cabaña decorada como un improvisado altar de bodas y lo guardó
El murmullo de los presentes era ensordecedor, Julieth sentía su corazón latir con fuerza en su pecho y las lágrimas se intensificaron en su rostro, por un momento se quedó muda, no sabía que hacer ni decir, todo parecía sacado de un sueño. Siempre había esperado escuchar esas palabras de los labios de Salomón, y ahora ahí estaba el hombre que siempre había amado frente a ella, suplicándole que no se casara con otro hombre.Es que si alguien le hubiera dicho que eso pasaría ella no lo habría creído ni en decenas de años, pero vio a Daniel viendo la escena y le dio lástima hacerle eso y humillarlo delante de todo el mundo.—Yo lo siento, Salomón. Pero tu confesión llega demasiado tarde —declaró con firmeza.—¡No es tarde! Aún no te has casado, estás a tiempo de venir conmigo —pronunció Salomón extendiendo la mano hacia ella.—Debiste decirlo antes de estar aquí, porque ahora he tomado mi decisión y voy a casarme hoy.Todos se dieron cuenta cuando Daniel respiro aliviado, como si le hub
“Entonces es verdad, va a casarse”, se dijo mentalmente, mientras no podía contener la angustia que se anidaba en su pecho, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo podía ser que Julieth estuviera a punto de casarse con otro hombre? Él tenía que hacer algo para detener eso, tenía que hablar con ella y hacerle entender… que no podía hacerlo, por qué ella… no podía enamorarse tan deprisa de otro.Sin pensarlo dos veces, Salomón tomó sus cosas, dijo adiós a su familia y se fue directo hacia el lugar donde Julieth vivía. Cuando llegó, ella salió a recibirlo, sin embargo, no quiso que entrara a la casa.—¿Por qué te vas a casar de manera tan repentina? ¿Cuándo lo conociste? ¿Por qué estás tomando esta decisión de manera precipitada? —preguntó sin poder entenderla.Ella alzó la cara y sus miradas se encontraron, él levantó la mano y acarició con suavidad su rostro.—No te cases… no me hagas esto, por favor —le dijo en un tono triste.Julieth suspiró mientras cerraba los ojos, disfruta
Salomón no podía creer lo que escuchaba, el mundo se le venía abajo. Había perdido a Julieth, la persona más importante en su vida. Todo su cuerpo se tensó y la ira comenzó a apoderarse de él.—No puede ser cierto, tú estás mintiendo —dijo con voz entrecortada.Salomón miró fijamente a Julieth, buscando una señal de que todo era solo una mentira. Pero la expresión de ella en su rostro confirmó sus peores temores. El corazón de Salomón se rompió en mil pedazos, y la ira que había sentido momentos antes se convirtió en tristeza, al darse cuenta de que ella había hecho cosas sin contárselas, o eso era lo que pensaba, sin sospechar que la semilla del amor se había instalado hace mucho tiempo en su corazón y era ahora cuando comenzaría a germinar.—Lo siento, Salomón. Julieth es mi prometida y espero que puedas respetar nuestra relación —respondió Daniel con una sonrisa en su rostro.Julieth permaneció en silencio, sin darle ninguna explicación.—¿Por qué? ¿Desde cuándo? —pero ella se mant
Al día siguiente Salomón estaba ansioso, porque ya eran más de las ocho de la mañana y Julieth no lo había llamado, ni en la noche, ni en la mañana, cuando siempre lo hacía de seis a siete, antes algunas veces se había molestado con ella, diciéndole que lo dejara dormir, pero ese día que por primera vez no lo hacía lo tenía de mal humor, confundido.Bajo al comedor y allí estaban sus padres desayunando, lo vieron sentarse serio y con una actitud hostil. —Buen día a todos.—Buen día, ¿Qué te ocurre hijo? ¿Parece que te tragó un ogro? —bromeó su madre.—No me pasa nada, solo amanecí de mal humor.Por un momento Erika y Julián se miraron a los rostros y una leve sonrisa se dibujó en ellos.Salomón estaba tan inquieto que marcó el número de Julieth, después de varios repiques por fin le atendió la llamada.—¿Dónde estabas metida? ¿Por qué no me atendías las llamadas? Tampoco me llamaste a primera hora del día —cada palabra que salía de su boca era un reclamo.Sus padres se dieron cuenta
Salomón frunció el ceño, desconcertado ante las palabras de su amiga, tuvo la impresión de que estaba molesta, pero no entendía sus razones, por un momento se detuvo a pensar que quizás lo había escuchado hablar con sus hermanos, pese a ello, pensaba que no tenía motivo para molestarse, porque realmente ella era su amiga, y para él entre una amiga, una amante y una conquista, una amiga estaba por encima porque aparte de las relaciones familiares, era la única relación duradera que había tenido en la vida y por eso la apreciaba.La vio caminar, subirse al auto y alejarse, y de pronto tuvo un mal presentimiento, uno donde la perdía. Negó con la cabeza.—No pienses en estupideces, Judith siempre será tu mejor amiga y nunca va a apartarse de su lado —pronunció metiéndose las manos en los bolsillos y deshaciendo el camino andado hasta donde estaba su familia.Por su parte, Julieth se fue pensando en lo que acababa de suceder, quizás ella debería dejar de ilusionarse con ese hombre.—Eres u
Último capítulo