Luego de perder a su bebé, Evana descubre la traición de su esposo, quien le pide el divorcio, e intenta acabar con su vida. Destrozada, Evana es salvada por un hombre misterioso que resulta pertenecer a la familia de su exesposo. Lo que ella no espera es que, al despertar, Marcus Ford le proponga un buen negocio, ser su esposa por contrato para que él pueda dirigir la empresa familiar, y vengarse del hombre que tanto la hizo sufrir. Sin embargo, el amor no estaba en su perfecto plan, cuando se interponga en sus planes, ¿Podrá terminar su venganza, o renunciará a todo por el amor de su nuevo esposo?
Ler mais—Lo siento mucho, señora Monet, su bebé murió horas después de nacer, nació muy enferma, no pudimos hacer nada por ella. Aún estamos tratando de localizar a su esposo, no sabemos nada de él, desde hace tres días.
Evana se quedó en silencio, fue como si hubiesen arrancado una parte de su corazón, lloró por un largo rato estaba destrozada, pero quería irse de ahí, volver a casa, se preguntaba por su esposo Álvaro, era raro que no estaba a su lado, pensó que pronto iría a verla.
Hace tres días dio a luz a su pequeña hija, y después tuvo una fuerte infección que la mantuvo en cama casi inconsciente por unos días más.
Fue dada de alta, pero su esposo no fue por ella, lo que le pareció extraño, intentó llamarlo, nunca respondió.
Salió de ahí y tomó un taxi a casa, al llegar él no estaba ahí, se quedó dormida luego de rezar y llorar, por la noche recibió su llamada, diciendo que estaba en un viaje de negocios, eso la tranquilizó un poco.
—Ya lo sabes, querida, el tío Marcus me envió a una junta en la playa. ¿Puedes creer lo desconsiderado que es? Volveré la siguiente semana —dijo, pero su voz era tranquila, Evana sabía que el trabajo era importante para Álvaro.
—Quiero saber donde enterraste a nuestra hija, quiero visitarla, por favor —dijo Evana
—En el cementerio de Nova Luz, en la tumba de tus padres.
—Gracias, iré a visitarla y llevaré rosas.
Colgó la llamada.
Durante días, Evana lloró desconsolada por la memoria de su hija, hasta que, por fin pudo tener fuerzas para levantarse e ir a verla.
Decidió ir al cementerio, llevó rosas blancas, y encontró la tumba de su pequeña hija en la de sus padres muertos; su madre murió cuando ella era aún una niña, pero su padre volvió a casarse pronto con una mujer que tenía una hija, su hermanastra Nicol, nunca fueron las mejores amigas, siempre las alejó la competencia que Nicol parecía tener contra ella.
Luego de dejar las rosas y rezar, volvió a casa, su salud mejoró, pero su ánimo seguía por los suelos.
Al llegar, vio el auto de su esposo estacionado afuera de casa, se sorprendió al ver ahí también el auto de Nicol; su hermanastra y ella se habían vuelto cercanas luego de la muerte de sus padres cinco años atrás, en un accidente de tránsito, ella solía visitar su casa, pero no a menudo, supuso que vino a dejar sus condolencias luego de lo ocurrido.
Entró y no vio a nadie en el salón principal, lo que le resultó extraño, sin embargo, al subir la escalera, escuchó esos sonidos. Su piel se erizó, sus manos temblaron, sintiendo un nudo en su garganta, esos ruidos eróticos eran inconfundibles, eran aberrantes.
Sintió que temblaba, pero debía enfrentarlo.
Subió despacio, casi sin hacer ruido, abrió la puerta, entonces los vio, estaban en la misma cama que solía dormir.
—¡Álvaro! ¡Nicol! —gritó con rabia, sus ojos se volvieron llorosos, pero resistió antes de romper en llanto.
Aquel par de amantes casi saltaron de la cama, alejándose, la observaban con ojos grandes e incrédulos.
—¡Evana! Yo… —exclamó Álvaro.
—Qué pena me das, y con mi propia… ¡Ahora puedo ver que eres una gran zorra Nicol! —sentenció con odio.
La mujer solo agachó la mirada, incapaz de mirarla.
Evana salió a toda prisa, no quería seguir viendo a ese hombre, él bajaba la escalera tan rápido como ella, solo vestía pantalones.
Ella estuvo por salir, cuando él la detuvo, tomando su brazo con fuerza.
—¡Evana!
Ella alejó su brazo, ahora sentía que su piel la quemaba.
—¿Cómo pudiste? ¡Eres asqueroso! Me divorciaré de ti, no quiero volver a verte.
Él la empujó contra el suelo, haciéndola caer, ella se quedó perpleja, ahora no tenía idea de quién era ese hombre, durante tres años fue su esposo amado, ahora era un traidor descubierto.
Álvaro parecía fuera de sí, caminó a un mueble, tomó unos papeles y los puso sobre la mesa.
—¡Es el divorcio! ¿Quieres que esto acabe? Te lo pongo tan fácil.
Ella se levantó, estaba incrédula, miró esos papeles, sin dudar los firmó, tenía rabia y odio, incluso el mismo Álvaro se sorprendió de ver que los firmara con tanta facilidad.
—¡Sé lo diré a toda tu familia! Les diré la clase de porquería de hombre que eres, y también a la prensa, todos se enterarán de la clase de basura que son ustedes dos —dijo al mirar a la mujer bajar la escalera.
Nicol sonrió con cinismo.
—¡Nadie te quiere, nadie te va a creer, Evana! Para todos solo eres una loca y ya, los Ford te detestan por casarte con Álvaro, nadie va a creer en tu palabra. Y sobre tu herencia, ahora es toda mía —dijo Nicol.
—¿Qué? —exclamó con voz titubeante, no podía creerlo.
—¿Acaso no le firmaste un acuerdo a Álvaro para que manejara tu dinero, ¡Pobre tonta! Ahora es nuestro dinero, ahora tú no tienes nada.
Evana miró al hombre con rabia, le encestó una fuerte bofetada, pero él se la regreso con el doble de fuerza, de pronto, sintió que cayó al suelo, él golpeó su mejilla tan fuerte que casi se desmaya, se sintió mareada.
Incluso Nicol se sorprendió, luego rio satisfecha.
Evana sintió la sangre escurrir por su nariz, cuando se levantó y vio a ese hombre, sintió rabia.
—¿Crees que te dejaré ensuciar mi nombre cuando obtendré la presidencia de la empresa Ford? No permitiré que te interpongas en mi camino, Evana.
Ella lo miró asustada, esta vez le pareció que era una fiera dispuesta a atacarla, debía ser lista, no podía enfrentarlo, al menos no de esa manera violenta.
Se echó a correr hasta llegar a la cocina, intentaba salir por la puerta trasera.
Álvaro fue tras ella, Nicol gritó que se detuviera, pero él no la obedeció.
Evana estaba por irse, cuando ese hombre haló sus cabellos, la detuvo, asustada de que volviera a golpearla, ella tomó un cuchillo.
Él se quedó quieto, ella lo amedrentó con ese cuchillo.
—¡No te atrevas a golpearme una vez más! —exclamó
—¿Qué harás? ¿Vas a lastimarme? ¡Mujer, te faltan agallas! —exclamó burlón.
Evana sintió que de verdad le faltaba fuerza para hacerlo, su mano temblaba como una hoja al viento, y él podía notarlo.
De pronto, se abalanzó contra ella, Evana sostuvo el cuchillo con fuerza, comenzaron a forcejear, él queriendo quitarle el cuchillo, queriendo calmarla, ella luchando por resistir.
Evana fue vencida por su fuerza, y sintió un dolor quemante en un costado, tan repentino que la impactó, cuando se dio cuenta él había clavado el cuchillo en su piel, la sangre comenzó a salir a borbotones, se miraron a los ojos, incrédulos de lo que pasó, no era la forma en que Álvaro quería acabar con ella, en realidad, solo quería echarla de su lado, no llegar hasta ese extremo, ahora había cruzado el límite, no había retorno.
Sacó el cuchillo de su piel, lo lanzó al suelo. Retrocedió un paso, mirándola con terror.
—¡Nicol, llama a la ambulancia! —exclamó
POV Evana Ford. Siete años después. Despierto, observo los rayos de sol que se cuelan por nuestras cortinas, es un precioso día, estoy emocional, es fin de año, siempre que es este día me pongo nostálgica y sensible. Observó a mi esposo a mi lado, me gusta verlo dormir, hace un ligero sonido al respirar, y su ceño está fruncido, hace que dos arrugas enmarquen su frente, las tocó para hacer que ablande el gesto, lo logro luego de una caricia. Lo amo, ni siquiera sé si lo amo como el primer día o lo amo más, los recuerdos suelen venir a mí en una cascada, pero ya no son tristes, es como si fuesen dorados por nuestro amor. Como nació y creció en mí esta relación que me transformó en alguien mejor, nunca tuve tanta suerte en mi vida. Me abrazó a su pecho, escucho el latido de su corazón, que es mi mejor canción de cuna. Luego de un rato me despierto, él sigue durmiendo. No lo despierto, quiero que descanse. Entro al cuarto de baño, hace frío en Barza, dejó correr el agua hasta que
Al día siguiente. Marcus bajó del auto, y abrió el primer auto, ayudó a Margaret a bajar, sonrió al verla. —Te ves hermosa, cariño. Margaret sonrió emocionada. Luego, Marcus fue a abrir la siguiente puerta, su hija bajó, sus ojos se humedecieron, sonrió. —Te ves como una princesa, te amo. —Papito, no me hagas llorar. Él asintió. —¿Están listas? Margaret y Evangelyn tomaron sus manos, se miraron nerviosas, emocionadas, felices. —Muy listas, papá, es hora de entrar. Marcus se situó en medio de ellas, y las chicas tomaron sus brazos. —Muchas gracias por acompañarme al altar en un momento tan importante para mí. Marcus sonriò. —Yo estoy agradecido porque me permitas esto, cariño, después de todo, ahora ya eres mi querida hija también. Margaret sonriò dichosa, era cierto, los Ford la trataban como si ella fuese una más, tomaron su brazo. —Quiero que sean felices, que sepan que siempre que Dios me lo permita estaré aquí para ustedes, para apoyarlas o cuidarla, siempre pueden
Margaret y Bennet fueron los primeros en presentar a su pequeña, el sacerdote mojó su cabecita tres veces, mientras ella sollozaba. —Yo te bautizo con el nombre de Eva Luna, en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. Cuando finalizó, Margaret cargó a su hija, y la alejó ya que lloraba. Luego, Natalia y Andrés se acercaron, el sacerdote cargó al pequeño niño, y este mojó su cabecita tres veces, angelito primero lloró, luego se calmó, mirándolos conmocionado. ——Yo te bautizo con el nombre de Àngel; en el nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo. La misa finalizó. Los padrinos se acercaron, de ambos fueron Oscar y Evangelyn, aunque fue raro, no querían a nadie más. Evangelyn puso dos pulseras de oro en las manos de los bebés, tenían un trébol de cuatro hojas y era de esmeraldas. —Cuando crezcan, hare que esta pulsera sea reemplazada para que puedan siempre usarla. Natali y Margaret estaban emocionadas, era tan bonita. —Gracias. —Mis sobrinos ahijados serán con
Dos meses después. Jonathan manejó su auto, hasta llegar a ese estacionamiento, detuvo el auto, mirò a su mujer. —¿Estás segura de querer hacer esto? —exclamó aún algo preocupado por su respuesta. Ella sonriò. —Sì, sé que mi propuesta te dejó atónito, pero he pensado mucho, esto es lo que necesito para cerrar con esto, seguir adelante juntos, amor, confía en mí. Ella tomó su mano, Jonathan sonriò, besó sus labios. La pasión había aflorado en ellos como una suave brisa de verano que se sentía eterna. Eran felices, la intimidad era cada vez mejor, Danielito llegó a sus vidas para revivirlos en su labor paternal y su nieto era como un regalo de paz, eran felices, realmente lo eran. Bajaron del auto, Jonathan tomó su mano y caminaron hasta ese edificio, tenían una cita que habían obtenido con la ayuda del abogado Lazcano, era un permiso especial. Les dejaron pasar, y un celador los dirigió al lugar donde era la sala de visita. —Estarán protegidos, no hay nada que temer —dijo el ho
Al día siguiente. Evana y Marcus fueron hasta el lugar que los chicos les indicaron, era un hermoso jardín, adornado con globos y rosas que Evana amaba. Natalia y Angelito estaban ahí, junto a Andrés, Evana abrazò a su hija, cargó a su nieto. —Mami, no te pudimos celebrar, pero hoy sì. Evana sonriò feliz. Pronto llegaron Sabrina y Jonathan, Margaret al lado de la pequeña Eva Luna y Bennett. Tomaron asiento, y la niñera llevó a los niños a un pequeño corral donde jugaron junto a Danielito. Los adultos se sentaron en una sala. —Bueno, ¿y qué estamos esperando? —exclamó Marcus. Bennett sonriò al ver a su hermana Evangelyn llegar de la mano de Oscar, y su padre venía con ellos. Marcus se levantó para saludarlos. —Bienvenidos. Todos tomaron asiento. Los hermanos se levantaron. —A ver, trillizos fantásticos, ¿Qué tienen que decirnos? —exclamó Marcus intrigado de lo que sus hijos querrían decirles. Los tres se miraron, Natalia tomó la palabra. —Bueno, lo primero que deben sabe
Evangelyn, Bennett y Natalia estaban en el salón platicando. —Entonces, ¿Qué haremos? —exclamó Evangelyn —Después de todo, nuestros padres merecen su propio espacio y tiempo de calidad, sabemos cual es el plan de papá, siempre lo supimos, irse a un lugar lejos de la ciudad, disfrutar de la naturaleza y del amor de nuestra madre, no les hemos dado su gran regalo —dijo Natalia. Los chicos sonrieron. —Cuando lo sepan serán muy felices —dijo Evangelyn. —Es cierto, pero, la empresa siempre fue algo importante para papá, debemos pensar que hacer con eso —dijo Bennett —Yo propongo que Bennett sea el nuevo presidente Ford. Los ojos de Bennett se abrieron enormes. —¿Qué? Pero ¡enloqueciste! Tú eres mejor que yo, tienes mejor liderazgo, tú debes ser la presidente. Natalia sonriò. —Eso no importa, tú lo mereces, has pasado por mucho, eres heredero de papá, y, además, aprenderás como ser un buen presidente, estoy segura, no voy a dejar a mi hijo a un lado, al menos no ahora, hasta que se
Último capítulo