La Luna Que Rechazó y Ahora Anhela

La Luna Que Rechazó y Ahora AnhelaES

Pixie  Atualizado agora
goodnovel18goodnovel
0
Avaliações insuficientes
100Capítulos
7leituras
Ler
Adicionado
Resumo
Índice

Serena no fue la primera compañera del Alfa Elías; más bien, se convirtió en su compañera de segunda oportunidad, una rara bendición otorgada por la Diosa. Aunque era una Omega huérfana que nunca había podido transformarse, Serena se encontró casada con el Alfa Elías, quien la convirtió en su Luna. A pesar de que su relación era un poco complicada por el anterior amor de Elías, Serena se aferraba a la esperanza, ya que el frío y despiadado Alfa comenzó a ablandarse con ella. Sin embargo, su vida idílica se rompió cuando la primera compañera del Alfa regresó a la manada. Elías rechazó a Serena, destrozándole el corazón, por lo que ella no tuvo más opción que partir, llevando a su bebé en su vientre. Poco después, Elías empezó a descubrir la verdad sobre su primera compañera y se dio cuenta de la profundidad del amor que sentía Serena hacia él, por ende, lamentó profundamente haberla rechazado. A pesar de los errores cometidos, anhelaba su regreso, sabía que ella siempre había estado allí para él, amándolo incondicionalmente. Por otra parte, el mismo día del rechazo de Elías, Serena se encontró con el Alfa Carlos, quien le ofreció una oportunidad para iniciar de nuevo. Atrapada en una lucha de poder entre dos Alfas y con un futuro incierto, enfrentaba una decisión difícil. Mientras unas fuerzas oscuras conspiraban contra ella y sus seres queridos, incluido el hijo que llevaba en su vientre, debía descubrir la verdad sobre su propia herencia, ya que podría cambiar su destino por completo. ¿Podrá Serena proteger a su familia y encontrar la felicidad junto al hombre de su elección? ¿O perderá todo lo que ama? ¿Elías podrá recuperar el amor de Serena y al hijo que inconscientemente rechazó, o sus acciones lo llevarán por un camino de arrepentimiento y autodestrucción?

Ler mais

Capítulo 1

Capítulo 1

Serena

—Rena, quiero rechazar nuestro vínculo y separarnos —la voz de Elías no contenía ni una pizca de emoción, se encontraba sentado frente a mí en la sala tenuemente iluminada.

Había estado esperándolo para celebrar nuestro tercer aniversario de bodas. Pero cuando llegó, pude notar la frialdad en él. Pensé que estaría cansado por el trabajo, sin embargo, me pidió que me sentara y me hizo pasar un mal rato.

—¿Por qué? —parpadeé con incredulidad.

Debía estar bromeando, ¿verdad? Pero, la intensidad en su mirada minó mis dudas y las reemplazó con una creciente preocupación. Sabía la razón, la misma que temía desde hacía tanto tiempo; su primera compañera había regresado a la manada.

Elías era el Alfa de una de las manadas más poderosas de Fenrisa, la Manada Garra de Hierro. Yo era su esposa y su compañera. Uno pensaría que, por ser compañeros destinados, nuestra relación sería buena, pero eso estaba lejos de ser verdad.

La verdad era que yo era su compañera de segunda oportunidad.

La primera compañera de Elías lo había dejado justo antes de la ceremonia de apareamiento. La razón era desconocida, no obstante, todos asumían que no quiso una relación con él porque amaba a otro. El mismo día de su separación, Elías me encontró y afirmó que yo era su compañera de segunda oportunidad.

Encontrar una compañera por segunda vez es raro, y puede considerarse un milagro que la Diosa le diera a Elías una segunda oportunidad en el amor al unirnos. Aunque él no había rechazado a su primera compañera, es posible encontrar una segunda, sin importar si se formalizó el rechazo a la anterior. Es complicado y va en contra de las leyes del vínculo de apareamiento. Sin embargo, es una bendición para quienes pierden a su primer compañero o este los abandona.

Elías suspiró. —Sabes lo de Natalia. Ella quiere volver conmigo.

Apreté el puño. —¿Y tú quieres volver con ella? —mis labios temblaban y luchaba para evitar que mi cuerpo se estremeciera, pero fue inútil.

A pesar de ser la segunda oportunidad de Elías, él fue el primero para mí. Mi primer compañero y el único amor de mi vida. Sin embargo, no importa quién sea tu segunda oportunidad, el vínculo con el primer compañero es más fuerte, como el primer amor del que no puedes desprenderte. Sabía que Elías sentía lo mismo por Natalia, pero ¿podría simplemente aceptarlo?

Su rostro permaneció distante. —Natalia está enferma debido a la tortura que sufrió. Me necesita, Serena. Es mi compañera y mi lobo la necesita.

Natalia regresó hace una semana, alegando que fue secuestrada por una manada enemiga y retenida como rehén durante tres años. La manada que la capturó fue destruida en una guerra de manadas, y los rehenes fueron liberados. Así fue como ella escapó y volvió a nuestra manada.

—No puedo tener dos compañeras al mismo tiempo. Tenerlas a las dos me pone bajo mucha presión y debilita a mi lobo. Con el tiempo, será peor. Así que tendré que rechazar a una —añadió con voz calmada, mientras una tormenta crecía en mi pecho.

—Y la eliges a ella —repliqué, con las lágrimas asomándose en mis ojos.

Cuando entré en su vida, sabía que Elías no había superado a su primera compañera, pero creí que podría sanarlo y mostrarle que podía amarlo más. Hice todo lo posible por hacerlo feliz desde que nos casamos.

Sin embargo, la elegía a ella.

¿Y nosotros? ¿La relación que construimos durante todos estos años no significaba nada para él? Cuando entré en su vida, él estaba inaccesible emocionalmente y era grosero conmigo. No obstante, fui paciente y poco a poco comenzó a ablandarse. Desde entonces, trabajamos juntos en todo y prometió quedarse a mi lado para siempre.

Sabía que no podría darle un hijo sano porque no me transformé después de cumplir los dieciocho años y ya habían pasado cinco años sin que tuviese un lobo. Pero sentí el vínculo de compañeros cuando vi a Elías en el Baile de Apareamiento. También sabía que aceptó casarse conmigo porque su manada necesitaba una Luna, y era mejor tener una compañera de segunda oportunidad que no tener ninguna.

—Dijiste que nunca me dejarías, me lo prometiste —le recordé—. ¿Cómo puedes romper tu promesa por alguien que te dejó hace años?

Su presencia helada recorrió la habitación.

—Rena, cuida tus palabras, recuerda con quién hablas —me advirtió, su tono fue tan afilado como una daga—. ¿Acaso esperas que ignore que intencionalmente alejaste a Natalia porque querías estar conmigo?

Alcé las cejas. —¿De qué hablas?

Se levantó del sofá. —¿Crees que no lo sé? Natalia volvió a esta manada un año después de nuestro matrimonio y quiso verme. Pero tú la viste primero y la amenazaste para que no se acercara a mí y desapareciera, lejos de la manada.

¿Qué? ¿Volvió un año después de nuestro matrimonio? ¿Cómo podría ser posible si estaba atrapada en la manada enemiga?

Una sombra cayó sobre su rostro cincelado, haciéndolo parecer mortal y peligroso. Siempre admiré su lado despiadado, especialmente cuando se aseguraba de castigar a quien intentase hacerme daño. Pero en ese momento, me lanzó esa mirada como si le diera asco.

—Por tu culpa, Natalia no pudo contactarme ni explicarme lo que le pasó. No pude estar ahí para ella cuando me necesitaba. Todo por tu culpa —me acusó, y sentí como si me hubieran clavado un puñal en el pecho.

—¡No hice tal cosa! —exclamé.

Él ladeó la cabeza como si no hubiese esperado esa respuesta de mí.

Por más que quisiera tener a Elías solo para mí, sabía que él se sentía vacío sin Natalia, así que habría aceptado que estuvieran juntos, solo por verlo feliz. Pero, ¿cómo podría haber actuado al respecto, si no sabía que ella había regresado hace dos años? Pensaba que apenas se había escapado de la manada enemiga y se había unido a nosotros.

Él levantó una ceja. —Entonces, ¿no vas a admitirlo?

—¿Admitir qué? No tengo ni idea de qué hablas —protesté.

—Está bien, entonces lo llamaré —los ojos del color de la obsidiana de Elías se tornaron vidriosos mientras se conectaba por enlace mental. Segundos después, la puerta se abrió de golpe y Josué entró.

—¿Qué pasa? —preguntó mirando entre ambos. Josué era el Beta de Elías.

—Rena niega que echó a Natalia de la manada cuando regresó hace dos años. ¿Es cierto? —preguntó.

Miré a Josué expectante. Él le diría la verdad a Elías, así que me relajé un poco, esperando a que la verdad saliera a la luz. Pero, ¿por qué tenía un mal presentimiento?

—No, las vi hablar hace dos años —respondió Josué con calma y una leve sonrisa en el rostro—. La Luna la amenazó, luego le ordenó que se fuera de la manada.

—¡¿Qué?!

—Josué, ¿qué demonios estás diciendo? ¡Ni siquiera conocía a Natalia hasta hace poco! —me levanté de un salto, estaba en shock, mirándolo con incredulidad.

—Baja la voz, Rena. Josué solo está diciendo lo que vio y me sorprende que creas que mentiría por ti. Después de todo, él fue quien me mostró las fotos de tu encuentro con mi compañera —Elías lanzó las fotos sobre la mesa y sentí como si me hubieran arrancado el suelo bajo mis pies. Eran de otra época, además, estaban manipuladas.

Miré al Beta, que me hizo una mueca. Me había traicionado, aunque pensé que éramos buenos amigos.

Mis hombros se hundieron mientras miraba el suelo, eso no podía estar pasando.

—¿Tienes alguna prueba de que mi Beta miente? —preguntó Elías.

No tuve respuesta, mi cabeza daba vueltas intentando saber todo lo ocurrido.

—No —susurré. Si hubiera sabido que me traicionaría así, habría sido más cautelosa. Pero, ¿por qué lo haría?

Por unos minutos, el silencio espesó el aire hasta que Elías tomó suavemente mi barbilla, incitándome a encontrar su mirada. Su cabello negro azabache caía de forma desordenada sobre su rostro, recordándome lo suave que era cuando lo tocaba.

—Se acabó, Rena. Sabías cuánto amaba a Natalia y aun así, la alejaste de mí. Luego fingiste amarme cuando todo lo que querías era el poder y la riqueza que vienen con el título de mi esposa. No puedo dejar que nada de esto continúe así —dijo, su voz fue suave, pero profunda y escalofriante.

¿Fingir amarlo? Después de todos estos años, ¿pensaba que fue un acto? Sabía que no tenía pruebas para demostrar mi inocencia, pero ¿ni siquiera intentaría creerme al menos una vez? No pude evitar preguntarme si le habría creído a Natalia si estuviera en mi lugar. Probablemente la habría perdonado, porque los compañeros suelen ser posesivos con sus parejas. Sin embargo, conmigo no lo haría, porque según él, solo era su segunda oportunidad. No era nada comparada con su verdadera compañera, su primer amor.

Las lágrimas brillaron en mis ojos mientras el dolor me apretaba el corazón. —Elías, lo digo en serio. No me importa la posición de Luna ni el título de tu esposa, solo te quiero a ti.

Él gruñó, mostrando sus colmillos, sus ojos destellaron. —Ya dije claro. Deberías estar agradecida de que no te haya encarcelado por hacer eso. Así que, si no quieres vivir en una celda, te aconsejo que aceptes el divorcio y el rechazo —soltó mi barbilla y sacó el acuerdo de divorcio.

Lo estampó sobre la mesa de centro, haciéndome estremecer. —Fírmalo.

Observé los papeles con el corazón sangrando. Todos los buenos recuerdos que viví con él pasaron por mi mente. ¿Qué significaron todos esos momentos? ¿Fue mentira cuando dijo que yo lo hacía sonreír? ¿Que yo era especial para él? ¿Que nuestro vínculo no era menos que el de su primera compañera?

Me incliné lentamente hacia adelante, tomé el bolígrafo y firmé el papel conteniendo las lágrimas.

—Listo, está hecho —susurré sosteniendo el acuerdo de divorcio. Por un breve momento, el hielo en su mirada se derritió, reemplazado por sorpresa y dolor. Pero pronto, recuperó la compostura y aceptó el papel de mis manos.

—No quería que nos separáramos de esta manera, pero no me dejaste otra opción —comentó.

Una triste sonrisa curvó mis labios; así que se habría separado de mí de todas formas. Sin importar lo que hiciera, él solo necesitaba una excusa para rechazarme y recuperar a su compañera.

—¿Cuándo será la ceremonia de rechazo? —pregunté, viendo mis brazos temblorosos, temía quebrarme por completo si veía su rostro.

—Mañana. Espero que estés presente en el campo de entrenamiento a las ocho de la mañana. Una vez que termine el rechazo, podrás quedarte en la casa de la manada. Aunque preferiría que no te acerques a mi compañera, no quiero que causes un escándalo —respondió.

Me dolió que llamara a Natalia “mi compañera”.

Me levanté y di la vuelta. —No te preocupes, no estaré cerca de Natalia ni de ti después del rechazo, ese será mi regalo para ti. Feliz aniversario de bodas, Alfa Elías.

Mais
Próximo Capítulo
Baixar

Último capítulo

Mais Capítulos

También te gustarán

Nuevas novelas de lanzamiento

Último capítulo

Não há comentários
100 chapters
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App