Cecil mantiene una relación de un año con un hombre de 32 años que conoció usando una aplicación de citas. Cansada de estar sola, ya que el vive en el en otro estado, decide viajar a New York para que finalmente puedan estar juntos, pero cuando lo busca se entera de que el no es quien dice ser y además está casado, convirtiéndola a ella en su amante.
Leer másPOV Cecil Desde la puerta, observo en silencio cómo Alex deja con cuidado a Aurora en su cuna. Su expresión es tranquila, casi adoradora, mientras acomoda la manta alrededor de su pequeña y le acaricia suavemente la mejilla antes de apartarse de su cuna, revisa que Aria este bien y deja un beso en su frente, sabe que ella no se levanta por nada, ni por los gritos de Aurora. Él cree que yo no me levanto cuando Aurora llora en la madrugada, que duermo profundamente sin enterarme. Pero la verdad es que sí lo hago. Solo que me gusta verlo atenderla, ver la forma en que su voz baja y serena la calma en cuestión de segundos.Es un espectáculo que no cambiaría por nada. Las dos ganamos en esta dinámica, Aurora disfruta de estar en los brazos de su padre que tanto ama, y yo disfruto de la vista. No hay nada más atractivo en Alex que cuando está con nuestras hijas. Se ve tan natural, tan tierno, que me hace amarlo aún más, si es que eso es posible.Me muerdo el labio para no reír cuando él s
POV Cecil Estar en este lugar, aunque sea por primera vez, despierta en mí una oleada de recuerdos. Noches enteras hablando con él sin parar o simplemente observándolo dormir, ya que casi siempre él se rendía antes que yo.Tantos viajes y tantos momentos compartimos a través de llamadas desde este lugar. En estas paredes también quedaron atrapadas algunas de nuestras conversaciones más intensas, aquellas que aún logran erizarme la piel. Avanzo un poco más y me encuentro con las fotografías dispersas por las paredes de la habitación.No hay un orden aparente, están repartidas de forma caótica: algunas grandes, otras pequeñas. Pero una en particular atrapa mi atención. Es una tira de fotos nuestras, de esas que creí haber perdido, pero aquí está, intacta.La mayoría de las imágenes pertenecen a los inicios de nuestra historia, cuando aún no éramos pareja, cuando aún no habían sentimientos solo dos personas que coincidían casualmente.Mis dedos recorren cada fotografía con la misma deli
POV Alex Cuando estacioné el auto cerca del patio, mi corazón latía con fuerza. Apreté el volante por un segundo, respirando hondo. Todo tenía que salir perfecto. Miré a Cecil de reojo. Ella iba en el asiento del copiloto, sosteniendo a nuestra pequeña Aurora con delicadeza. Su cabello caía en suaves ondas alrededor de su rostro y aunque aún se veía cansada, su mirada estaba llena de ternura.Cuando sus ojos se fijaron en las decoraciones a través de la ventanilla, su labio inferior tembló levemente. Supe que estaba conteniendo un sollozo. Todo el patio estaba cubierto de guirnaldas en tonos rosados, globos perlados flotaban en las esquinas y un gran cartel con letras doradas colgaba sobre la entrada: “Bienvenidas a casa, Cecil y Aurora”. — Alex… —susurró porque nuestra pequeña estaba dormida. Sonreí con suavidad y me incliné hacia ella, acariciando la mejilla de nuestra hija con la yema de mis dedos. — Estamos en mi casa, Cecil —le dije en voz baja — sé que querías irte al depart
POV Alexandra Mi cuerpo tiembla al tenerlo tan cerca, pero no puedo dejar que mis emociones se apoderen de mí. Mario, el único hombre al que he amado, ha aparecido nuevamente en mi vida. Esta vez, parece que está aquí para quedarse, pero soy yo misma quien se está encerrando en la jaula que significa pertenecer a su mundo. No sé si lo hago por impulso, por el amor que le tengo a mi hermano, o simplemente porque quiero hacerlo.Su aliento choca contra el mío, y justo cuando siento que me pierdo nuevamente en su cercanía, un carraspeo me hace volver a la realidad. La realidad donde no somos solo nosotros dos. Mi familia está presente, y eso cambia todo.—Hija, ¿acaso estás loca? — pregunta mi padre, su voz llena de incredulidad. Pero mamá no dice nada. Ella es la única que sabe de Mario, de lo mucho que me enamoré de él, pero también sabe cómo terminó nuestra historia.Con una determinación que no sé si es valentía o desesperación, me giro hacia Mario.—No voy a dejar que Cecil se case
POV Mario Unos minutos antes Entré al hospital con el andar pausado y seguro que siempre me ha caracterizado. Venía a visitar a Cecil, mi futura esposa, mi tío me lo había pedido, o más bien, me lo había ordenado. Debía casarme pronto, esto estaba demorando demasiado. No me gustaba ser imprudente pero no tuve de otra, mi entrada ya estaba pautada por todas las flores que mi tío se encargó de comprar para ella, para su hija que acababa de nacer. Una pequeña que, eventualmente, sería mi hijastra.Al llegar, me encontré con sus padres en la sala de espera, son cordiales conmigo, eso no lo puedo negar. Me saludan con una sonrisa amable, me ofrecen un café, preguntan por mi tío por supuesto. Se ven sinceros, pero sé que no lo son, lo hacen por el dinero que mi tío les prestó. El mismo dinero que se utilizó para “comprar” a Cecil.Un trato limpio, frío, silencioso, aunque nadie lo quiera admitir, y yo estoy aquí para obtener nuestra parte del trato. La mujer que pronto llamaré esposa… n
POV Alex Ya estábamos en la habitación.Cecil yacía en la cama con nuestra bebé en brazos, su pecho subiendo y bajando con un ritmo pausado, agotado pero en paz. No podía dejar de mirarla. Tenía el cabello pegado a la frente, algunos mechones todavía húmedos por el sudor, pero para mí, se veía hermosa, más hermosa de lo que jamás la había visto. Con el rostro cansado, las mejillas sonrosadas y los ojos brillantes, sosteniendo esa diminuta vida contra su pecho.Yo estaba sentado a su lado, con la mirada fija en ellos. Nuestra hija dormía en sus brazos, con los puñitos cerrados y la boca apenas entreabierta, soltando suspiros minúsculos, perfectos.El latido en mi pecho seguía desbocado, todavía sin poder creer que era real. Que ese pequeño milagro era nuestro.De repente, la puerta se abrió.Me incorporé un poco, imaginando que serían mis padres o quizás los de Cecil. Pero no eran ellos.En su lugar, un desfile de enfermeras entró una tras otra, cargando arreglos de flores tan grand
Último capítulo