Cecil Jones—¿Qué haces aquí? ¿Para qué has venido?—Yo solo quería darte una sorpresa, amor… ¿No estás feliz de verme? —pregunté, acercándome a él con una sonrisa temblorosa. Lo abracé y rocé sus labios con los míos, pero él se quedó inmóvil, sin responder ni al beso ni al abrazo.Su mirada era fría. Distante. Lo sentí como un balde de agua helada. Luego, sin decir una palabra, se alejó de mí y se acercó a una mujer que estaba a unos pasos. Extendió la mano, entrelazó los dedos con los de ella y la envolvió en un abrazo cálido, dejando un beso en su mejilla… justo como solía hacer conmigo.—¿Amor, qué pasa? ¿Quién es ella? —pregunté, incapaz de ocultar el temblor en mi voz mientras mis ojos saltaban entre él y esa desconocida.—Soy su esposa. ¿Quién eres tú? —respondió la mujer, con una sonrisa que parecía afilada, estirando la mano hacia mí como si no acabara de destruirme con esas dos palabras.Y en ese instante, todo comenzó a desvanecerse. Sus rostros. Sus voces. El lugar. Todo s
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