Una sed de venganza unirá sus caminos, desatando en él una obsesión enfermiza por el increíble parecido de ella con su primer amor; ese que tuvo que dejar ir por la crueldad del destino. (...) Huyendo de los fantasmas del pasado que la atormentan, Ada Sloan se refugia en su profesión, logrando mantener su vida en perfecto orden hasta que, como un huracán que se lleva todo a su paso, aparece en su vida Vlad Vólkov, un importante capo de la mafia rusa, para poner su mundo de cabeza y consumar el deseo que siente por convertirla en su mujer. Ajena a los planes de Vlad y creyendo que se trata de una casualidad del destino, entregará su alma y corazón, viéndose envuelta en un juego de obsesión, control y peligro. Pero los fantasmas del pasado volverán para demostrarles que, a veces, las historias de amor no tienen un final feliz.
Leer más•Vlad Vólkov•
Un gemido de dolor se escapa de mi garganta sin que pueda detenerlo, el dolor punzante en mis costillas me hace retorcerme en la silla en la que me encuentro sentado en contra de mi voluntad y gruesas lágrimas corren por mis mejillas sin parar. La adrenalina y el dolor no me permiten pensar ni actuar con claridad, sé que debo salir de este sitio, sé que tengo que ir a protegerla a ella, pero también sé que la traición en este mundo se paga con muerte y más si se trata de mi propio padre. —¿Quedó claro o necesitas que te lo explique con peras y manzanas? —tomó mi quijada entre su gruesa mano y me obligó a mirarlo directamente a los ojos, mismos que no reflejaban más que rabia y maldad pura. Él no tenía corazón y se estaba encargando de demostrarlo con acciones. Asentí al recordar su pregunta y no pasaron muchos segundos hasta que mi cara giró a un lado por la fuerte bofetada que me propinó. Mi mejilla comenzó a arder al instante, acto que me hizo apretar los puños con fuerza por la impotencia que sentía de no poder hacer absolutamente nada. Maldita sea. Maldito seas, Pavel Vólkov. —Sí. —¿Sí qué? —Sí, padre. —Bien, repasemos entonces la lección del día antes de aventurarnos a nuestra próxima parada, ¿Te parece? Levanté la mirada al escucharlo y no supe qué hacer. Sus órdenes habían sido claras, pero también sabía que si llegaba a decir una palabra sin su consentimiento, el castigo sería peor. —Comencemos —rodó una silla que se encontraba cerca de ambos, la puso frente a mí, se sentó en la misma y sonrió con maldad —. En este mundo no se tiene corazón ni piedad, ¿Por qué? —Porque lo utilizarían en nuestra contra. —Muy bien, ese es mi muchacho —dejó suaves golpes en mis hombros que me dolieron como el infierno, pero me controlé y tragué grueso dándole a entender que su plan no estaba funcionando. Él amaba causar dolor en las personas, era un fetiche que tenía desde siempre y estaba seguro de que nada ni nadie lo haría cambiar. —¿Por qué alguien como tú no puede amar ni ser amado? —en su tono de voz había satisfacción infinita, lo que me hizo apretar los dientes y los puños con fuerza. Conocía sus intenciones a la perfección y me enfurecía saber que, por más que lo intentara, nada podría salvarme de lo que él tenía planeado. —Porque amar y ser amado es una debilidad que se paga con muerte —repetí las frías palabras que me dijo cuando me trajo a este lugar y me amarró a la silla en la que me encontraba sentado. —¿Y por qué no puedes siquiera pensar en un futuro con Ava Smirnova? Escuchar ese nombre saliendo de su boca provocaron en mí sensaciones difíciles de reconocer en el momento, mismas que derivan de la rabia y la impotencia al no poder hacer nada para que no le haga daño. —Porque en este mundo ella no es bienvenida —solté con voz raposa por el nudo en mi garganta y me obligué a no llorar más, no delante de él. Hacerlo era como darle dulces a un niño. Mientras más le dabas, más quería y se emocionaba. —¿Y qué más? —insistió y quise tener el poder de soltarme por arte de magia de la silla y estrangularlo hasta su último maldito aliento. Lo odiaba con todas las fuerzas de mi ser. —Y una bestia como yo no puede amar y ser amado —repetí las palabras que desde que tenía uso de razón él se había encargado de repetirme todos los días para convencerme de las mismas. No era una bestia. No. No lo era. No me convencería de ello. Jamás. —Así es, una bestia como tú no puede amar y ser amado, jamás te olvides de eso, ¿Quedó claro? —Sí, padre. —Buen chico —se levantó de la silla, tomó su teléfono, tecleó algo en el mismo y posteriormente me miró con una siniestra sonrisa en el rostro. —Tu vuelo para Ucrania sale en menos de dos horas, así que es mejor te vayas preparando física y mentalmente para todo lo que tengo preparado para tí. Fruncí el ceño al escucharlo. —Espera, ¿Ucrania? ¿Por qué nos vamos si los negocios están aquí? Eso no tenía sentido. —¿Nos vamos? —me miró con burla —. Entendiste mal, aquí el que se va eres tú. No, no, no. Maldita sea. Estaba tramando algo, lo sabía. Tanta tranquilidad de su parte parecía demasiado bella para ser cierta. —No, no me puedes hacer esto, papá —intenté soltarme de las cuerdas que me tenían amarrado a aquella silla para poder pararme y tratar de convencerlo. —Sí puedo, ya lo hice. En unas horas estarás en otro país recibiendo el entrenamiento que una bestia como tú necesita para pulirse como un diamante en bruto. No, no, no. —¿Y qué pasará con mi vida en este lugar? ¿Es que acaso no piensas en todo lo que tengo aquí? Vivimos en este país desde que nací, no me puedes mandar a otro sitio solo porque sí. —Oh, me veo en la obligación de corregirte —se acercó nuevamente hasta donde me encontraba, tomó mi quijada entre sus manos y me hizo mirarlo a los ojos —. Te vas a Ucrania durante un tiempo indefinido por tu desobediencia. Sabías las reglas y aún así las rompiste, ahora asume las consecuencias de tus actos. —¿Y qué pasará con Ava? —me atreví a preguntar aunque sabía que podía ser mala idea nombrarla en esta turbia conversación, pero no me podía quedar sin saber qué pasaría con ella; mi gran amor. —La voy a desaparecer del mapa, ¿Contento? Palidecí al escucharlo y él rió al ver mi cara. Esperaba que me dijera que se trataba de una broma de mal gusto o que solo me quería ver asustado, pero al notar como seguía riendo durante varios minutos de la misma manera, entendí que detrás de sus palabras no había más que verdad pura. —No te atrevas a tocarle un solo dedo —amenacé con voz dura. —Y tú no te atrevas a amenazarme de la manera en la que lo estás haciendo —advirtió —. Sabes perfectamente que si quiero te puedo hacer arrepentirte por el resto de tus días de todo lo que has hecho a mis espaldas. —Todo lo hice por amor, porque la amo —intenté justificar mis actos a ver si lograba derribar los muros de su podrido corazón y conseguía un poco de compasión de su parte. —¡El maldito amor no existe y menos para una bestia como tú! —me gritó en la cara y tragué grueso al oírlo. No. No era una bestia. Era un chico que merecía amar y ser amado. Sus palabras habían dolido como el infierno, pero no se lo daría a demostrar. Intenté ocultar las lágrimas que comenzaron a correr por mis mejillas al instante y él sonrió al verlas. —Te odio con todo mi ser, Pavel —escupí con rabia sabiendo que podría arrepentirme de mis palabras por la reacción que las mismas pudieran causar en él. —Gracias, es bueno saber que en tu corazón hay sentimientos por tu padre, para bien o para mal. Encendió un cigarrillo, me dió una calada y expulsó todo el humo en mi cara. —Aquí el que no merece ser amado eres tú, no tienes corazón —escupí con rabia y él me miró durante unos segundos en completo silencio, tiró el cigarro en el suelo, lo pisó con el pie y luego me miró con el rostro completamente serio. —El corazón me lo arrancaron el día que murió tu madre, nadie merecía mi amor y devoción más que ella, la única capaz de amarme con mis demonios.*Este mensaje se repetirá en todas las historias publicadas con el fin de que todos los puedan leer*(...)Extrañaba con todo mi corazón posar mis dedos sobre el teclado y dejar volar mi imaginación, extrañaba sus comentarios que siempre me hacen llorar de la alegría al saber que lo que hago les gusta y que su cariño sigue siendo el mismo a pesar de mi larga ausencia. Han sido meses donde me he sentido realmente mal por no poder escribir en lo absoluto, pero mi mente simplemente se quedaba en blanco a la hora de querer escribir algún capítulo. La emoción que un día sentí creando las historias, se fué y no sabía cómo recuperarla. Para quienes están aquí desde el principio, saben que aproximadamente desde abril del 2023 entré en un bloqueo de escritor que no me permitió continuar con los proyectos que tenía en mente, siendo esta la razones principales de mi ausencia y la pausa de de todas las historias en actualización. Dos años me tomó poder salir del bloqueo y recuperar la inspiraci
Ada Sloan Solté un largo suspiro y finalmente me atreví a hablar luego de varios minutos en silencio. —Lo siento, Vlad —susurré con un nudo en la garganta.Nos encontrábamos sentados a un lado de la carretera desde que me atreví a ser sincera con él y conmigo misma. Porque sí, debía reconocer que mi actitud no había sido la más madura a pesar de todo lo que había pasado. Debía actuar como la mujer que era y no desde mi niña interior; ésa que aún pedía atención a gritos y a la que le estaba complaciendo el capricho de llamar la atención de Vlad. Él por su parte guardó silencio y no respondió, por lo que entendí que me estaba dejando expresarme con respeto y se lo agradecía.—Reconozco que la actitud que he tenido contigo desde hace algunos días no ha sido la más correcta ni madura y por ello te pido disculpas. —Nunca pidas disculpas, siempre ofrecelas —fruncí el ceño al escucharlo y él al entender mi gesto, continuó hablando —. Cuando te quieras disculpar con alguien, jamás le pida
Ada SloanMordí mi labio con nerviosismo al terminar de escuchar las palabras de Dasha, quien se encontraba sentada frente a mí.Junto a ella se encontraba su esposo y a mi lado se encontraba Vlad, quien desde que habíamos llegado acariciaba mis piernas con la ñema de sus dedos. El acto lograba calmar mis nervios, por lo que no le había pedido que se detuviera. —De verdad lamento todo esto, Dasha —rompí el silencio de la habitación disculpándome enseguida —. No ha sido mi intención causarte molestias con respecto a este tema, sé lo difícil que debe ser para tí recordar todo eso —confesé con un nudo en la garganta. Desde que habíamos llegado a la mansión del menor de los Vólkov, mis emociones parecían haberse montado en una montaña rusa y estar atravesando la curva más grande que pudiera existir. Comenzando por el hecho de que Vlad me presentó como su novia ante Dasha y su hermano; quién era un hombre que hablaba muy poco y tenía cara de pocos amigos. Aún así, había sido muy amable
Ada SloanLe di un sorbo a mi café mientras leía las historias médicas que tenía en mis manos e intenté concentrarme en otra cosa que no fuera Vlad. Desde el incidente que había ocurrido en el departamento con él y Sergei, no lo había vuelto a ver. Él por supuesto me había buscado en reiteradas oportunidades y me había mandado ramos de flores que, por supuesto, había tirado a la basura. Aún seguía sin poder creer que se hubiera prestado para la idiotez que había cometido su hermano con Dasha. Seguía sin poder creer que por su culpa la habían secuestrado y torturado no sé por cuánto tiempo, lo que me hacía comprender que eran más peligrosos de lo que yo creía. Aunque claro, al saber a lo que se dedicaban era más que obvio, solo que yo me hacía la vista gorda por la atracción que sentía por él. Solté las hojas con fastidio al no entender absolutamente nada de lo que estaba leyendo y de un solo sorbo me tomé el café que quedaba en mi taza. Necesitaba concentrarme porque estaba trabaj
Ada SloanAl escuchar la voz de Sergei, me alejé rápidamente de Vlad y le di la espalda para ver la silueta de mi hermano aparecer en nuestro campo de visión. Había llegado desde la mañana y había pasado parte del día conmigo, algo que me había sorprendido un poco porque cada vez que venía avisaba, pero hoy había sido la excepción. No contaba con la visita de Vlad, lo que me hacía sentir un poco nerviosa al tener que presentarlos, sabiendo lo celoso que era mi hermano conmigo, pero supongo que ya era una mujer y debía aprender a afrontar las situaciones como tal. Con una sonrisa y los nervios de punta, volteé a ver a Vlad, me paré a su lado y le tomé la mano para poder presentarlos. Aún no sabía que éramos realmente, por lo que no podía presentar como mi novio, pero sí sabía que amigos del todo no éramos y eso solo lograba emocionarme.—Sergei, él es Vlad —lo señalé con una sonrisa en el rostro —. Vlad, él es mi hermano mayor; Sergei. Un silencio sepulcral inundó la habitación, ha
Vlad VólkovSolté el cuchillo que tenía entre mis manos y sonreí con malicia al ver el cuerpo inerte de mi víctima frente a mí completamente bañado en sangre. Le dediqué una rápida mirada a mi hombre de confianza y con una seña le pedí que terminara de acercarse hasta donde me encontraba, y así lo hizo. —Elimina todo rastro de lo que pasó aquí, quema el cuerpo y asegúrate de hacer parecer la desaparición de ese imbécil como una fuga de su parte, ¿Entendido? —Asintió al escucharme y satisfecho con su respuesta, comencé a caminar hasta la salida de aquel galpón en el que me encontraba. Estaba muy feliz ese día, pues afortunadamente esa víctima en particular antes de morir me había develado información que necesitaba para poder llevar uno de mis planes a cabo, razón por la que su muerte no fue tan dolorosa como lo tenía planeado. Me quité la camisa y comencé a limpiar mis manos cubiertas de sangre una vez estuve frente a mi coche y mi guardaespaldas abrió la puerta trasera para mí. Su
Último capítulo