Él sin duda es un tiburón en los negocios, el típico hombre audaz, rico y arrogante. El CEO más codiciado de Los Ángeles. Un hombre posesivo, guapo y muy sexy, acostumbrado a tener a las mujeres más bellas de la ciudad. Pero le gustan los retos y ninguna de ellos supone uno para él. Ella una chica humilde, criada en un hogar tradicional, casada por obligación con un maltratador del que tuvo que huir para proteger su vida. Una chica de un pueblo pequeño que llega a Los Angeles con el único propósito de comenzar una nueva vida, con la falsa identidad que se había creado para que su ex esposo no la allara nunca. Sin esperarlo capta la atención del CEO frío y dominante. Que lo querrá todo de ella al precio que cueste. Kaleb Monahan será una tentación para ella, un hombre con postura de Dios griego, tan seguro de si mismo, el tipo de hombre con que no debería involucrarse. Pero allí estaba ella caminando directo hacia la cueva del lobo feroz, pero que podría perder? Y si este lobo feroz quería ayudarla a explorar lugares que ella desconocía?
Leer másKALEB
Cuero. Cadenas. Esposas. Sonidos estridentes de música, palmadas y chasquidos llenan el aire. Gemidos, jadeos, ojos lujuriosos y lenguas que humedecen labios excitados, exposición de cuerpos desnudos o en atuendos mínimos; sexo en sus infinitas variantes.
El club vibra con luces y sonidos y las escenas que se desarrollan en los distintos espacios son un poderoso afrodisíaco. Jaulas, tarimas y rincones destacan con distintos shows y escenas tan decadentes como eróticas.
Kaleb observa con atención, posando su mirada en cada sitio, recostado contra uno de los mostradores, mientras sorbe su whisky con calma. Hacia el sitio que mire puede distinguir castigos consentidos, parejas follando con juguetes variados, dominantes y sumisas disfrutando del juego y la sexualidad sin tabúes.
El Club Belt, al que solo se accede por invitación especial, es uno de los mejores de Los Ángeles y de la Costa Oeste en general. Un refugio para los amantes del bondage y la sumisión sexual, un lugar donde las fantasías pueden hacerse realidad.
Un sitio que él disfrutaba de manera especial, o solía hacerlo, al menos. Había ido perdiendo el entusiasmo en el último tiempo. Encontraba que el intenso interés que lo había atado a este club durante más de cuatro años se diluía.
Era un habitué y, hasta hacía por lo menos cuatro meses, uno de los Amos predilectos por hermosas mujeres que elegían entregarle su sumisión por unas horas para someterse a la dulce tortura del BDSM.
Había sido invitado a participar en algunas de las sesiones privadas que los miembros de mayor jerarquía solían ofrecer en sus mansiones, lo que se consideraba un honor. Mas algo lo había detenido cada vez.
Este lugar era diversión, sitio de relax en el cual canalizaba su forma de entender el sexo. Libre, irrestricta, sin atarse a las normas habituales del coqueteo, sin la agotadora pérdida de tiempo de las citas.
Quienes acudían aquí y se sometían a las reglas tenían muy claro lo que querían y cómo lo querían. Él lo disfrutaba en cápsulas, podría decirse. No le interesaba vivir en el estilo todo el tiempo.
Sus viernes y sábados habían estado religiosamente reservados al placer que obtenía aquí, y creyó que así sería por mucho, mucho tiempo. Una vez que él encontraba un refugio y un desagote para sus necesidades, no lo abandonaba, y este club lo era. O al menos eso era lo que había pensado hasta hacía un tiempo.
Desde temprana edad había entendido que el sexo era una necesidad más de los hombres, que podía y debía ser satisfecha sin pudores. Alcanzar el éxtasis y la satisfacción era más plausible para él cuando lo tradicional se complementaba con técnicas y elementos que elevaban el placer, combinándolo incluso con dolor controlado y graduado.
Dentro de las reglas y el consenso entre hombres y mujeres libres y deseosos, todo era posible y aceptable. Kaleb no era un hombre de relaciones formales e incluso sus ligues no solían superar los dos o tres encuentros. Esto en el caso de que la candidata en cuestión fuera excepcionalmente dotada.
Detestaba las presiones que emanaban de los encuentros reglados y las formales citas en las que normalmente había demasiadas expectativas por parte de las mujeres. No tenía otra aspiración más que follar, no estaba dentro
de sus planes de vida el permanecer junto a una.
Su experiencia le mostraba que las relaciones degeneraban
rápidamente cuando se mezclaban deseos a largo plazo e intereses que superaban lo sexual. Y esto era muy común cuando el interesado, o sea él, pertenecía a una familia millonaria y de prestigio, de la cual se podían colgar muchos para cumplir aspiraciones de ascenso social o de vivir a lo grande. Le había pasado más de una vez y era la tónica en los círculos en los que se movía.
Tenía por evidente que su cínica forma de encarar a las mujeres, además de los ambientes en los que las buscaba, hacían imposible el
encuentro de esa que Violet, su hermana, solía llamar la media naranja, con romántico estoicismo.
Hasta no hacía mucho había creído que esas majaderías y tramas de telenovelas que vendían la falsa imagen del felices para siempre eran producto de mentes calenturientas. No obstante, las historias de Milo y Aidan lo habían ido convenciendo de que esos raros unicornios, las parejas locamente enamoradas y felices, existían. Había mujeres naturales y encantadoras que querían a sus amantes y los hacían felices sin vueltas, sin exprimir sus tarjetas o contratar decenas de personas para atender sus necesidades egoístas y tontas.
Regina y Sharon le habían mostrado que había generalizado al poner a todas las mujeres en la misma bolsa. Su cinismo y moverse en la misma burbuja podían hacerle eso a un hombre, vamos. Esa era la primaria explicación que su mente daba a la sensación de vacío y desasosiego que lo rodeaba los fines de semana y que le impedía disfrutar del club y sus placeres como era habitual.
No es que estuviera demasiado convencido de que él pudiera encontrar una mujer con similares características a las de sus cuñadas, pues estas eran únicas y complementaban a sus hermanos de forma extraordinaria.
Eran amigas y esto tenía que ver. Compartían la forma de ver el mundo, lo que aspiraban, lo que deseaban. Se habían retroalimentado por años y eso las había convertido en un combo de impacto.
¿Qué posibilidad había de encontrar a alguien similar? No es que envidiara a sus hermanos, por el contrario, se sentía contento por ellos.
Ambos merecían ser felices. Pero debía confesar que un secreto y pequeño anhelo lo abrazaba de tanto en tanto. Era la sensación de sentirse incompleto, y esta horadaba su pensamiento, arruinando la necesaria diversión y relax que su cuerpo necesitaba después de una semana intensa.
Hoy era uno de esas noches de indeciso estupor en el que no lograba que la explosión de estímulos que provenían de todos lados y atosigaban sus sentidos lo conmoviera. La que hasta entonces había sido su sumisa favorita, Ludmila, se arqueaba en una de las jaulas mientras Fred, uno de los dominantes más nuevos de local, hundía su miembro monumental en ella. Amordazada y con clips
en sus pezones, ostentaba marcas de vigoroso spanking en sus glúteos. Una imagen que hasta hacía bien poco lo habría puesto a cien,
excitado. Podría ser él y no Fred quien estuviera sumergiendo su miembro en la que disfrutaba sin inhibiciones, observada por un pequeño público.
DESENLACE.El mesero los condujo hasta la mesa y ambos contuvieron la respiración al apreciar la vista genial a la Bahía Hulopoe. Vestidos con comodidad y relajados, habían logrado sortear las invitaciones de los demás a una cena conjunta, argumentando que lo harían los siguientes días.Las chanzas de Kaleb y Aidan no se hicieron esperar, pero Jace ni siquiera los miró, y Tina no sintió más que ganas de reír al notar la decepción de Kaleb al ver que Jace ya no se tomaba sus comentarios a pecho. Su hombre solo la miraba a ella y le hacía ver que la tenía en el centro de sus atenciones.Tomaron el consejo del maître en lo concerniente al vino y ordenaron frutos del mar cocinados de acuerdo a tradiciones locales, que les fueron explicadas con calidez y colorido. Jace se regocijaba con conocer las costumbres locales y no dudó en averiguar datos de los verdaderos conocedores de la zona. Le había dicho que lo mejor cuando viajaba era acudir a la población más que a las agencias. Permite con
De ahí la importancia de este tiempo de vacaciones para desconectar y retomar fuerzas, para aliviar el estrés que inevitablemente el circo mediático había traído.Afortunadamente el equipo de Matt había estado a la altura y había blindado toda posibilidad de que paparazis y periodistas llegaran hasta Tina, y solo habían existido mínimos incidentes. La fuerte presión de los abogados y la constante atención a publicaciones indeseadas y la amenaza de juicios por injurias habían hecho que los medios perdieran interés. Siempre había otras noticias trágicas que convocaban al morbo, lamentablemente.Las limusinas los condujeron al Four Seasons, lujoso complejo vacacional de Hawái que les había sido altamente recomendado. Y vaya si era impactante, pero ¿qué lugar podía no serlo con los paisajes impresionantes de ese paraíso que era el archipiélago del Pacífico? La Naturaleza en su más perfecto estado y colorido. Era el lugar perfecto para el romance, y Jace había planificado al detalle el pri
—No podría pedir algo mejor. Destino, gracias—gritó, y ambos rieron.—Estás loquito.—Sin dudas. Por ti. Quiero que sepas que voy a apoyarte siempre, en lo que elijas. Estudio, trabajo, la dinámica de esta relación…— Jace, gracias. Sé que lo harás. He pensado en retomar la carrera, tengo que definirlo. Pero la dinámica de esta relación la vamos a establecer entre los dos, amor. No tengas recaudos, no creas que debes plegarte a lo que quiera yo. Me voy a equivocar muchas veces. Tiendo a pensar las cosas demasiado. Puedo ser porfiada, algo torpe a veces.—No creo esta última parte. Mis defectos los vas a ver pronto.—No puedo esperar, Jace. Mi tía Meg solía decir que no hay amor más bonito que aquel que se brinda limpio y que no aspira a la perfección. Que amar es brindarse en la justa medida, aceptar al otro, potenciarlo, pulirlo. Sería tan bonito que podamos amarnos así.—Una mujer sabia. Me hubiera gustado conocerla.—Sí, la extraño. Pero sus recuerdos son dulces y me hacen bien.—M
Él escuchó un buen rato y Tina sintió que el tiempo se detenía, hasta que lo observó distender sus músculos y aflojar la mandíbula, mientras la miraba y ofrecía una sonrisa.—Lo atraparon. Funcionó tal y como lo previeron.Ella sintió que las piernas se le aflojaban y se tomó de una de las sillas altas, donde se apresuró a sentarse. Habían atrapado al maldito bastardo. Lo tenían. Se tapó la boca con ambas manos para contener un sollozo, y Jace corrió hacia ella y se hincó entre sus rodillas, mirándola con preocupación.—Matt, voy a cortarte, Tina no se siente bien. Hablamos luego—tiró el teléfono sobre la alfombra y sus manos envolvieron el rostro femenino.—Salió bien, tienen lo necesario. Está en custodia policial, pero vapuleado. Se resistió a ser detenido y arrestado. No hay más amenaza, Tina. No llores.Había cierta preocupación en su tono, y ella acercó sus labios y lo besó con ardor.—Es el alivio que siento el que me hace verter estas lágrimas.Probablemente tensión y preocupa
—Así es—avanzó hasta ella y la tomó por la cintura— me voy a asegurar de ello. tengo varias ideas que pueden parecerte interesantes.—¿En verdad? ¿cómo cuáles?—inquirió con curiosidad.—Podemos navegar. pienso enseñarte a surfear. vamos a caminar mucho por la playa, tomar sol, nadar.—Suena muy bien. De acuerdo con todo.—Claro que eso será en el tiempo que nos quede libre. Planeo hacerte el amor en todas las habitaciones y lugares disponibles de la casa.Ella miró la casa y luego a él, con una ceja levantada.—Es una casa grande.—Ajá, exacto—le guiñó un ojo y le besó la nariz.—Sugiero que no perdamos tiempo, entonces—le indicó, y lo tomó de la mano para avanzar hacia la mansión, y él la siguió riendo.Mientras bajaban el equipaje y abrían la casa Tina observó movimiento en la playa y se pegó a él. Jace giró para observar, y luego hizo un gesto de saludo.—Es uno de los hombres de Matt. Estamos seguros aquí. La acción va a transcurrir en otro lado, Tina. Todo está dispuesto para que
Pronto estuvieron en una carrera hacia el clímax, y cuando ella sintió que su orgasmo estallaba desde su centro, echó la cabeza atrás y casi sollozó de placer, uno que se volvió frenético cuando sintió que él se corría en su mano y su semilla bañaba su bajo vientre. Agitados, saciados, se abrazaron, y él tardó poco en levantarla y llevarla en andas hasta el lecho, donde la tendió. Sentado a su lado, la miró y sonrió.—Te voy a dar un respiro breve, considéralo un cese al fuego temporal. La conquista final será en este escenario y tendrá varias batallas…—Dame tu mejor ataque—contestó, y luego estallaron en risas, besándose y abrazándose.Con los ojos cerrados Jace escuchó por primera vez la voz de Heston, y el tenor de sus términos y frases lo llenó de tal furor que tuvo que hacer gala de toda su entereza para no estallar en aullidos. No tuvo duda de que si alguna vez lo tenía enfrente lo agrediría sin piedad ni remordimiento.La muestra de su verdadera personalidad se hizo clara a tr
Último capítulo