El primer día en la universidad marcó un giro dramático en la vida de Estrella, quien solo esperaba tener la típica experiencia universitaria, pero se vio arrastrada a un mundo sobrenatural lleno de pasión e intriga. Su guía en ese nuevo mundo no sería otro que su enigmático y terriblemente atractivo, director. Mientras Estrella aprendía a moverse en esa nueva realidad, se cruzó con cinco hombres de una belleza deslumbrante, cada uno poseía secretos y poderes propios, por lo que no eran solo un festín para la vista; desempeñaban roles cruciales en un peligroso juego de poder y atracción. Estrella debía aprender a dominar sus habilidades y enfrentarse a enemigos ocultos, haciendo malabares para equilibrar la química intensa que compartía con los hombres dominantes que la rodeaban. Su viaje sería uno de autodescubrimiento, resiliencia y una pasión innegable que amenazaba con consumirla.
Leer másSeguí a Lucas hasta la primera habitación y mi mandíbula cayó al suelo. ¡Era enorme! Y esa cama era casi del tamaño de toda mi habitación en casa. Debían haberle hecho la ropa de cama a medida porque ese tamaño no era estándar.—Bueno, esta obviamente es tuya —se rio Lucas al ver mi expresión.—¿Qué? No puedo dormir ahí, me voy a perder.—Entonces es una suerte que tengas muchos hombres cerca para encontrarte —murmuró inclinándose para besarme. Le seguí el juego por un momento antes de separarme para explorar más. Lucas me siguió mientras revisaba la siguiente habitación, era bonita, mucho más modesta con una cama tamaño King.—Me quedaré con esta, tú puedes quedarte con la otra —le dije.—No creo que eso vaya a funcionar —se rio.—¿Por qué no?—Porque, mi pequeña diosa —hizo una pausa para agarrar mis caderas por detrás y besar mi hombro—, no creo que todos quepamos en esta cama —se rio entre dientes.—¿Disculpa? No voy a tener a todos en mi cama al mismo tiempo —exclamé, sintiéndome
El señor Córdoba permanecía inmóvil al pie de la cama, con la mandíbula tensa y los puños apretados.—¿Damián? —pregunté, todavía un poco aturdida y sin estar segura si era un sueño o la realidad. Levanté la cabeza y miré el pecho desnudo que había estado usando como almohada. Lucas respiraba acompasadamente, todavía dormía con tranquilidad. Entonces, un pensamiento horrible me vino a la mente: estaba desnuda. —Mierda —exclamé, intentando arrancar las sábanas de debajo de Lucas y despertándolo en el proceso.—¿Qué pasa? —preguntó, repentinamente alerta. Luego se relajó cuando notó al señor Córdoba. —Veo que el grupo de búsqueda nos encontró —refunfuñó. Mi mano encontró una camisa y me la puse rápidamente. Por el tamaño, debía ser de Lucas, lo cual estaba bien porque cubría un poco más de lo que me cubriría la mía.—¿No has oído hablar de tocar la puerta? —pregunté, con mi voz cargada de veneno. El señor Córdoba seguía congelado y empezaba a darme miedo.—Esa no es la forma en que u
Moví mis caderas al ritmo de la música mientras comenzaba a desvestirme lentamente. Los ojos de Lucas destellaron con un brillo azul mientras me observaba, completamente cautivado.—Creo que lleva demasiada ropa, Sr. García —le dije cuando me quedé solo con mi ropa interior negra. Lucas reaccionó rápido. Se puso de pie y se quitó los zapatos para dejar caer sus pantalones y bóxer. Se sacó los calcetines antes de empezar a desabrochar los botones de su camisa, revelando un pecho tonificado y un abdomen firme; era perfecto. Una vez desnudo, me miró expectante. Estiré mis brazos hacia atrás y desabroché mi sostén, lanzándolo a través de la habitación. Luego bajé mis bragas, contoneándome para quitármelas y dejándolas caer al suelo mientras me acercaba a él. Sus manos se posaron en mis caderas y me miró desde arriba.—Eres tan hermosa —susurró antes de sellar mis labios con los suyos. Nos movimos hacia la cama, nuestras bocas no llegaron a separarse mientras lo empujaba hacia abajo y me
Cerré la puerta de mi habitación de un portazo y me lancé sobre la cama, hundiendo mi cara en la almohada mientras gritaba para sacar toda mi frustración. ¿Por qué Mario tenía que ser mi lazo? Él me odiaba casi tanto como yo a él. ¡No podía creer que casi sentí lástima por él! Pensé que tal vez lo había malinterpretado, que detrás de esa fachada dura había un hombre asustado y herido.—¡Jódete, Mario! —grité contra la almohada, dejando que toda mi rabia fluyera en mis palabras. Estaba harta de todo y quería irme a casa.—¡Julia, detente! —escuché mientras unas manos tiraban de mí, levantándome de la cama. Luché contra quien me estaba sujetando.—¡Suéltame! ¡Solo quiero ir a casa! —grité. De repente, me invadieron unas náuseas tremendas, por lo que me alejé de los brazos que me sostenían y me doblé sobre mi misma, agarrándome el estómago mientras las arcadas me sacudían.—Shh, tranquila, ya pasará —me consoló la voz de Lucas, dibujando círculos lentos en mi espalda.—¿Qué está pasando
Los hombres se movieron en silencio, era un grupo de aproximadamente 12, parados hombro con hombro. Mi corazón latía salvajemente en mi pecho. Aquí vamos. Divisé a Teo en la fila de hombres; me dedicó una sonrisa tranquilizadora e hizo un gesto para que respirara. La Sabia caminó a lo largo de la fila, se detuvo frente a Teo y colocó una mano en su hombro con un asentimiento, luego continuó avanzando. Teo tenía la sonrisa más grande que le había visto, se notaba que se moría por correr hacia mí. La Sabia se detuvo de nuevo y ambos volteamos para ver a quién más había seleccionado. Era el hombre de cabello cobrizo con la sonrisa tímida. Álex, creo que ese era su nombre. Me miró con ojos algo desorbitados y sus mejillas se pusieron rojas, me pareció que estaba en shock. La Sabia se alejó sin decir palabra y la seguí, mientras Teo y Álex se alineaban detrás de mí para recolectar silenciosamente al resto de mis vínculos. Esto era muy extraño.La Sabia nos condujo al edificio principal de
Me desperté por la mañana, 5 minutos antes de que sonara la alarma. Los nervios revoloteaban en mi abdomen al pensar en lo que me traería el día. Practiqué algunas de las técnicas de respiración que Estrella me había enseñado, antes de que un ataque de pánico pudiera apoderarse completamente de mí.—Puedo con esto. Todo será más fácil después de hoy —me dije a mí misma en voz alta. Pasé más tiempo del habitual en la ducha, disfrutando de la soledad e imaginando cómo sería mi vida después de conocer a mis lazos. Me pregunté si Lucas se uniría a mí en las duchas matutinas y si Teo me abrazaría cada noche mientras dormía. Tal vez Damián... ¡no! Detuve ese tren de pensamiento de inmediato. Puse un poco más de esfuerzo en mi apariencia que los días anteriores. Si me iban a obligar a descubrir quiénes eran mis almas gemelas ese día, al menos quería verme bien haciéndolo. Un golpe en mi puerta llegó demasiado rápido, aun no estaba lista.—Amiga, abre, soy yo —la voz de Dot llegó a través de
Estrella me enseñó algunos ejercicios de respiración y técnicas para calmarme, que consistían en desviar mis pensamientos de situaciones desencadenantes hacia recuerdos felices. Hicimos algunos ejercicios grupales que implicaban mucho contacto físico, lo cual resultó ser un poco incómodo frente a Estrella, pero los chicos no parecían nada afectados por ello. Al final de la sesión me sentía mucho más segura, por lo que ella programó otra sesión con nosotros para dentro de unos días, cuando todos mis lazos pudieran participar. También nos asignó tarea que consistía en que los chicos probaran algunas formas sutiles de distraerme si me veían luchando con mis emociones. Después, nos despedimos y fuimos a encontrarnos con Dot. César abrió la puerta, invitándonos a pasar, pero me quedé boquiabierta al ver su ‘habitación’. Eso no era una habitación, era un apartamento completo, con cinco dormitorios, dos baños, una sala enorme y una cocina totalmente equipada. Cuando Dot me vio, corrió a salu
Nos sentamos en la mesa de Dot para cenar. Daniel se unió a Sol y otro grupo en la mesa de al lado. Sol me saludó con la mano y le devolví el gesto. Elegí un plato tipo carbonara con pan de ajo y pastel de chocolate como postre. Dot estaba inusualmente callada, además, evitaba el contacto visual conmigo, por lo que comencé a preocuparme. ¿Habría hecho tanto el ridículo en la asamblea que ya no quería que la vieran conmigo?—Dot, ¿está todo bien? —le pregunté, nerviosa.—Sí —respondió demasiado rápido.—Lo siento si yo... —comencé a decir, pero ella levantó la mano, deteniéndome. Luego se tocó la oreja y miró alrededor de la sala. Fruncí el ceño causando que repitiera el gesto.—Está bien, Julia, si alguien merece el último pedazo de pastel de chocolate hoy, eres tú. Estás perdonada —dijo alegremente. ¿Qué? Miré mi pastel confundida, luego volví a mirarla. Ella puso los ojos en blanco y exasperada, sacó su teléfono. Segundos después, mi teléfono vibró en mi bolsillo y lo saqué para lee
Rápidamente, cerré los ojos de nuevo e intenté mantener mi respiración uniforme, fingiendo estar dormida. No quería enfrentarme al Sr. Córdoba en ese momento, ya que todavía estaba dolida y demasiado avergonzada por mi reacción ante su artimaña. Él había ganado esa ronda y me había quebrado. Sin embargo, no le permitiría verme débil otra vez, así que necesitaba tiempo para recomponerme.—La Sabia llegará mañana después del desayuno, no obstante, ustedes dos no pueden estar cerca de ella cuando se realice la lectura, ya que si tienen un lazo, no queremos que opaque a sus otros lazos. Voy a hacer que la vidente la busque en su habitación. Mantengan a Marcos, César y Daniel aquí con ella, mientras que ustedes dos asisten a sus clases matutinas normalmente —les informó el Sr. Córdoba a los chicos.—Bien —Teo estuvo de acuerdo, con un tono poco amistoso.—¿Algo más? Si no, creo que debería irse antes de que ella despierte —agregó Lucas, pude sentir las vibras hostiles desde donde estaba. M