Dot me sacó del trance en el que me había sumido la mirada de Mario con un codazo.
—Parece que has causado una gran impresión —dijo con un tono burlón.
Seguí la mirada de Dot hasta encontrar una sonrisa amistosa. Teo me saludó con entusiasmo cuando nuestros ojos se encontraron. Le devolví la sonrisa, luego volví a ver a Mario, nerviosa. Él me fulminó con la mirada antes de volverse para decirle algo a Teo.
—Te referiste a Mario como el novio de Teo. ¿Eso es cierto? —le pregunté a Dot, tratando de no sonar demasiado interesada.
—He oído rumores al respecto —se encogió de hombros—. Teo es muy coqueteo y definitivamente no se opone a estar con hombres. Mario no tolera a mucha gente, pero tiene una debilidad por él. De hecho, no creo que nadie haya logrado hacer que Mario sonría aparte de Teo.
—Bueno, una cosa es segura, y es que Mario ya me odia —resoplé.
Llevaba unas horas en la academia y ya me había ganado un enemigo… ¡genial!
—Mario odia a todo el mundo, no te lo tomes como algo perso