Zeke Karras es CEO la Corporación Kappa, muchos opinan que tratar con él es como lidiar con una bestia, su aura dominante, su mirada predatoria y actitud arrogante combinan perfectamente con su aspecto impecable hombre negocios exitoso. Nadie le dice que no. En especial porque esa percepción no es solo un eufemismo. La familia Karras tiene profundas y antiguas raíces, un oscuro secreto que controla sus vidas, e incluso puede convertirse en su perdición.Nohemi Lund es una especialista en química farmacéutica, que va por su segundo doctorado en farmacocinética, en una de las universidades más prestigiosas del país. El laboratorio en el que trabaja está patrocinado por la división farmacéutica de la Corporación Kappa, dirigida nada más y nada menos que por la famosa “Bestia Karras”, como es conocido su CEO. Sin siquiera proponérselo, sus vidas se verán interconectadas, la casualidad quiso que se encontraran, el destino pretende unirlos; y no podrán hacer nada para evitarlo.Él la necesita para continuar viviendo. Ella es la única que puede salvarlo.Código SafeCreative: 2206181406770
Leer más«Bastardo» pensó con la cólera bullendo en su torrente sanguíneo.
Él sabía que corría peligro en ese instante, pero era todo un logro hilar dos pensamientos coherentes; su cuerpo ardía de deseo, hormigueaba con la necesidad, y toda su fuerza se iba en contener esas emociones viscerales que lo estaban consumiendo.
―Debo salir de aquí ―se dijo a sí mismo en un minuto de claridad que se desvaneció tan rápido como una exhalación.
Su vista era torturada, sentía como si estuviesen clavando agujas ardientes en sus ojos; la música sonaba con tal el fragor que creyó que se le iban a reventar los tímpanos; el más leve roce se replicaba en cada poro de su piel, desencadenando una corriente de placer doloroso.
En lo único que podía pensar era en atacar, morder y… aparearse. Bullía con una exasperante necesidad de encontrar a una hembra.
«Concéntrate.»
El estimulante que dejaron en su bebida estaba especialmente diseñado para hombres como él, para exacerbar sus más básicos instintos y despertar a la bestia que se encontraba bajo su piel.
«Un espacio privado» pensó durante el segundo en que sintió que su visión se oscurecía, perder su sentido de la visión humana era una clara señal de que se hallaba al límite, pronto sus ojos pasarían a ser los de un depredador. «Uno de los cubículos VIP del tercer piso» recordó «es el mejor lugar».
Sus pies se movieron con dificultad, dentro de su ser se libraba una guerra en el sentido más literal de la palabra, una parte de él deseaba soltar todas las inhibiciones y lanzarse como un depredador salvaje a cazar en ese mar de personas que bailaban al son de la música sensual; la otra, procuraba contenerlo con todas sus fuerzas.
―¡¡Encontraré al bastardo que hizo esto y lo mataré!! ―musitó entre dientes.
La excitación se mezclaba con el dolor; podía sentir la increíble y casi incontenible necesidad de estar con una mujer, al mismo tiempo que cada músculo de su cuerpo se expandía y contraía preparándose para cambiar, haciendo que el corazón le latíiera con fuerza, de forma tan estruendosa.
Logró alcanzar el tercer piso, pero sus rodillas cedieron a su peso; muy rápido iba desapareciendo el placer y solo quedaba atrás el dolor. Se tomó la cabeza con fuerza mientras se doblaba sobre su estómago, conteniendo así el gruñido animalesco que pugnaba por salir.
«Solo un poco más» rogó a los cielos. Nada más necesitaba llegar a uno de los cubículos privados y encerrarse allí. «Un par de metros, solo dos metros hasta la puerta…»
Cerró la puerta tras de sí, desplomándose en el suelo, solo para enrollarse en posición fetal a los pocos segundos, justo en la entrada. Si empezaba a transformarse allí, no habría problemas, nada más tendría que concentrarse en surfear las olas de adrenalina para volver a la normalidad sin perder la cordura.
No perdería el control, no asesinaría a nadie…
En especial no arruinaría su imagen, ni la de su familia.
―¿Estás bien, guapo?
Era la voz más dulce que había escuchado, abrió los ojos de inmediato, se incorporó con rapidez y se alejó la más que pudo hasta el extremo más lejano de la habitación.
«No había nadie aquí, lo comprobé cuando entré» pensó con preocupación.
Aspiró el aroma del cuerpo femenino, una fragancia suave que sintió como una brisa primaveral. La mujer frente a él vestía con un disfraz de ninfa, una túnica de oscura seda transparente que dejaba ver las curvas de su cuerpo, sus partes más delicadas estaban disimuladas bajo el bordado de perlas del atuendo.
Una larga cabellera roja caía alrededor de sus hombros, en hermosas y cuidadas ondas; sus pies estaban descalzos pero en torno a ellos y subiendo alrededor de las pantorrillas se anudaban largas cintas de color dorado que contrastaban contra la tela negra de la falda que estaba hecha jirones. Ese mismo estilo corría por sus manos, muñecas y brazos, confiriéndole un aspecto algo salvaje.
«Una ninfa oscura… una bruja salvaje de la noche...»
Ella se acuclilló frente a él, su sonrisa era diáfana y la mirada denotaba un profundo entusiasmo.
―¡Waaoo! Tus ojos brillan ―remarcó la joven mujer―. Son sensacionales.
«Más hermosos son los tuyos» respondió en su cabeza.
―¡Gracias! Aunque el color marrón es muy común ―respondió ella.
No tuvo tiempo de preguntarse qué estaba pasando; el therion volvió a la carga con mayor fuerza, aullaba, gruñía y se desesperaba. Pudo sentir su deseo y necesidad, esa mujer frente a él era todo lo que estaba esperando, incluso antes de nacer. Estaban destinados a estar juntos, su sola presencia hizo que respirar fuese más fácil. Incluso aclaró un poco sus pensamientos, permitiéndoles racionalizar la situación.
Apretó los puños con fuerza, haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban y lanzó una advertencia.
―Vete ―ordenó con voz clara y profunda―. Es peligroso… ―explicó, convirtiendo su tono en un susurro ronco estrangulado―. No quiero hacerte daño… si no te vas, yo…
―¿Tú? ―inquirió ella con curiosidad.
―Podría lanzarme sobre ti… ya no puedo contenerme más… márchate… ―Se sostuvo la cabeza con una mano mientras lanzaba esas afirmaciones. Todo dolía demasiado, incluso el leve roce del aire acondicionado hacía escocer su piel.
―Entonces no te contengas ―ofreció la mujer, estirando su mano para acariciar el mechón de cabello que caía sobre el dorso de la mano masculina―, podemos hacer lo que tú quieras… ―invitó con una voz dulce y divertida.
―Podría lastimarte… ―negó con fiereza, sin embargo, el therion gruñía de frustración, la bestia rasgaba con sus zarpas la poca cordura que le quedaba, en ese instante luchaba contra él para estar con aquella mujer―. Incluso matarte…
―No lo harás ―aseguró ella, él levantó la vista confundido y la observó, era como si un halo dorado surgiera alrededor de su cuerpo, su sola presencia apaciguaba a la bestia, y eso conseguía que se aliviara el dolor.
El therion aulló, era el sonido que cada uno de ellos esperaba…
Su corazón se detuvo exactamente un latido.
«Ama…» susurró la bestia dentro de su cabeza.
―Bashert ―musitó él, con una voz cargada de anhelo.
―Incluso si llegaras a hacerme algo ―dijo la mujer pelirroja inclinándose hacia a él― nada pasará. ―Lo besó en los labios, él solo soltó un gemido lleno de alivio, el dolor desapareció como si una suave ola hubiese lavado todo su cuerpo con agua tibia. Sus labios eran aterciopelados, su aliento embriagador similar una copa del vino más dulce, y su lengua escondía promesas ardientes una vez que se enroscó alrededor de la suya. La mujer se separó solo un poco llevándose con ella la voluntad de vivir, necesitaba más, deseaba mucho más… Con la boca aún encima de él, musitó―. Porque esto es solo un sueño…
«Solo un sueño…» repitió él en su cabeza.
―Sí, solo un sueño…
Nohemi observó las ampollas que descansaban en sus respectivos empaques de seguridad; había una docena de ellas, el color dorado traslucido contrastaba contra el fondo de color negro. Tres años atrás por fin había conseguido resultados, el Suero ATh vio la luz una mañana de invierno cuando la pelirroja por fin encontró la fórmula perfecta para reforzar el poder anti mágico del extracto de moly. Aren fue el primero en acceder a ser sujeto de prueba, los intentos anteriores habían demostrado que el proceso podía ser particularmente doloroso, y considerando que era injusto someter a los theriones más afectados que permanecían en HD Med en la isla, decidió de manera unánime que él lo probaría. Por suerte, tras una noche de horrorosos dolores, al amanecer, el menor de los Karras abrió los ojos y miró a Nohemi con profundo agradecimiento. ―Ya no hay oscuridad ―musitó con voz ronca, una lágrima rodó por su sien―. Ya no voy a volver a la oscuridad… ―repitió como si estuviese rezando. El a
Las semanas pasaron sin grandes acontecimientos. Tras la aniquilación del clan Novikov, los theriones restantes de San Petersburgo se organizaron para reunirse en un nuevo clan.Los clanes antiguos se reunieron para tomar decisiones, después de todo, el negocio manejado por los Novikov era enorme, y todos esperaban tomar su tajada del mismo.―Creo que lo ideal sería poner todos sus negocios a nombre de la doctora Lund ―sugirió Huang Di Kun, las expresiones poco amistosas surgieron en todos lados.―Nohemi no necesita nada de eso, mi fortuna es su fortuna ―respondió Zeke con desagrado―. Estoy seguro de que mi basherte no querría nada que perteneciese a los asesinos de sus padres.―Precisamente lo menciono por eso ―cortón Kun―. Los Novikov deben compensar de algún modo todo lo que hicieron sufrir a la doctora Lund, no solo por la muerte del doctor Lund y su esposa, también todas las veces que Artyom hizo cosas que pusieron en peligro la vida de ella…»Además, no solo es el clan Karras qu
En la fría noche del desierto, una batalla sangrienta se llevaba a cabo. Cualquier persona que pasara por allí pensaría al verlos que todos los monstruos de los mitos y leyendas se habían materializado en ese lugar.Los gruñidos salvajes rebotaban entre las grandes rocas de las ruinas, bajo la luz de la luna la sangre teñía la tierra y las paredes derruidas de los antiguos templos.Zeke y compañía se movían con precisión entre los theriones enemigos, sus pelajes estaban manchados de sangre, en torno a sus bocas se podían ver los rastros rojos de cuando sus colmillos atacaron sin piedad las yugulares de los otros, entre sus uñas aún colgaban restos de pelajes.―¿Ya la encontraron, Calvin? ―preguntó con su voz de bestia, era un tono ronco y algo deforme.―No, señor… ―respondió el aludido―. No ha sido fácil revisar los templos en pie, la gente de Novikov no nos deja.―Acaben con todos, entonces… ―ordenó―. Que no quede ninguno en pie.Un rugido aterrador atrajo la atención del lobo, su ca
―Los rumores son ciertos… ¡impresionante!Nohemi giró la cabeza en dirección a la voz, Volva la observaba a cierta distancia, sus ojos brillaban debido a la excitación.―¿Qué rumores? ―preguntó la pelirroja, poniéndose de pie con dificultad.―Los de tu origen, por supuesto.En ese momento, Volva no tenía la apariencia tétrica de la isla, delante de ella se hallaba una mujer seductora, de hermosas formas, ojos vibrantes, labios carmín, ataviada con un largo vestido negro.―¿Origen? ―Nohemi frunció el ceño―. ¿Cuál origen?―El de tu divinidad, querida… ¿cuál otro? ―le dijo. Sacudió su cabellera en un gesto sensual y caminó justo hasta ella―. Al principio lo dudé, pues mi magia funcionó en ti, pero luego de ver que las restricciones funcionan, eso confirma la hipótesis de tu origen divino.Carcajadas discordantes brotaron de la garganta de Nohemi, sus convulsiones eran tantas que las cadenas tintineaban por los espasmos.Así como empezó la risa se detuvo, los ojos fríos y llenos de hostil
Nohemi abrió los ojos muy despacio, su cuerpo se sentía pesado y parecía que su cerebro estaba entumecido. Debajo de ella sintió la roca dura y tibia, a medida que sus ojos se iban acostumbrando a la tenue luz que la rodeaba. No sabía dónde estaba, tenía sed, hambre, los oídos le zumbaban y deseaba llorar. ―¿Dónde estoy? ―preguntó en voz baja, el sonido rebotó en la roca, el eco reverberó de una forma tenebrosa. Arriba de ella había un techo alto de roca, movió la cabeza a la derecha y luego a la izquierda, todo a su alrededor estaba hecho de roca sólida. El espacio era amplio, el tono ocre de las paredes daba una sensación antigua, incluso el aire le daba una sensación seca y caliente, como si estuviese en medio del desierto. Con mucho esfuerzo se puso en pie, sus piernas se tambalearon y luego cedieron al peso, el dolor agudo en sus rodillas consiguió que soltara un quejido lastimoso. Desde esa posición y a pesar del mareo y la confusión, pudo apreciar mejor el lugar, no había
La principal prioridad de los Karras era encontrar el paradero de Nohemi; todos creyeron que sería sencillo por los vínculos que existían entre Daria, Kun y ella; Zeke detestaba aquello, no solo lo hizo sentir frustrado si no inútil; pero en cuestión de veinticuatro horas comprendieron que algo inaudito estaba sucediendo.Nohemi era una poderosa mágissa que poseía dones tan excepcionales que era increíble que alguien pudiese restringirla en contra de su voluntad, por eso, al principio, más que encontrar a la pelirroja, Zeke estaba más enfocado en exterminar a los Novikov que otra cosa; pero cuando no regresó, y los tres theriones vinculados a ella no lograron percibirla, comenzaron a preocuparse.Para ese momento, todo el equipo táctico de los Karras y los Huang Di se hallaban en la búsqueda de la mágissa; tres personas de gran importancia estaban en peligro, si la pelirroja fallecía, con ella morirían Zeke, Daria y Kun.―Esto no tiene sentido ―se quejó Daria llena de frustración―. Pu
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