Estrella me enseñó algunos ejercicios de respiración y técnicas para calmarme, que consistían en desviar mis pensamientos de situaciones desencadenantes hacia recuerdos felices. Hicimos algunos ejercicios grupales que implicaban mucho contacto físico, lo cual resultó ser un poco incómodo frente a Estrella, pero los chicos no parecían nada afectados por ello. Al final de la sesión me sentía mucho más segura, por lo que ella programó otra sesión con nosotros para dentro de unos días, cuando todos mis lazos pudieran participar. También nos asignó tarea que consistía en que los chicos probaran algunas formas sutiles de distraerme si me veían luchando con mis emociones.
Después, nos despedimos y fuimos a encontrarnos con Dot. César abrió la puerta, invitándonos a pasar, pero me quedé boquiabierta al ver su ‘habitación’. Eso no era una habitación, era un apartamento completo, con cinco dormitorios, dos baños, una sala enorme y una cocina totalmente equipada. Cuando Dot me vio, corrió a salu