Nos sentamos en la mesa de Dot para cenar. Daniel se unió a Sol y otro grupo en la mesa de al lado. Sol me saludó con la mano y le devolví el gesto. Elegí un plato tipo carbonara con pan de ajo y pastel de chocolate como postre. Dot estaba inusualmente callada, además, evitaba el contacto visual conmigo, por lo que comencé a preocuparme. ¿Habría hecho tanto el ridículo en la asamblea que ya no quería que la vieran conmigo?
—Dot, ¿está todo bien? —le pregunté, nerviosa.
—Sí —respondió demasiado rápido.
—Lo siento si yo... —comencé a decir, pero ella levantó la mano, deteniéndome. Luego se tocó la oreja y miró alrededor de la sala. Fruncí el ceño causando que repitiera el gesto.
—Está bien, Julia, si alguien merece el último pedazo de pastel de chocolate hoy, eres tú. Estás perdonada —dijo alegremente.
¿Qué? Miré mi pastel confundida, luego volví a mirarla. Ella puso los ojos en blanco y exasperada, sacó su teléfono. Segundos después, mi teléfono vibró en mi bolsillo y lo saqué para lee