Salimos de la habitación y cruzamos el patio hacia un edificio de ladrillo más moderno donde los estudiantes parecían llegar desde todas las direcciones. La gente me veía detenidamente y noté que se giraban para susurrarse cosas entre ellos.
—Hola, hermosa —escuché una voz profunda desde detrás de nosotras.
Me giré justo a tiempo para ver a Dot siendo levantada del suelo por un hombre alto, con una melena rubia hasta los hombros. Antes de que tuviese la oportunidad de responder, otro hombre se acercó, era más bajo y tenía la cabeza rapada al estilo militar, también envolvió sus brazos alrededor de ella, quitándosela al hombre rubio y plantando un beso en sus labios. Me quedo viendo la escena frente a mí con la boca abierta, esperando a que una pelea empezara o a que Dot protestara, pero no sucedió nada de eso.
—Bájame —Dot se rio y se retorció en los brazos del hombre hasta que él la soltó. Entonces, se enderezó la ropa y me miró—. Estrella, este es Marcos —señaló al rubio—, y este es César —palmeó el brazo del segundo hombre.
—Encantada de conocerlos —le sonreí torpemente a Marcos antes de girar mi atención para hacer lo mismo con César.
—¿Dónde están Joel y Max? —le preguntó Dot a los hombres que ahora caminaban a nuestro lado.
—Llegaron temprano para conseguirnos una mesa en la parte delantera —respondió César.
—Oh, qué bien —Dot juntó las manos con deleite, se inclinó más cerca y me susurró mientras entramos en un gran comedor—. Las mesas de la parte delantera son las primeras en la fila para las sobras.
Sentí que los ojos de todos los estudiantes estaban fijos en mí, por lo que mis pasos vacilaron ante la gravedad de la situación en la que me encontraba. Me sentí como un pez que había sido arrojado al tanque de tiburones mientras recordaba las palabras del libro que había leído; todos esos eran Grises, superhumanos con poderes con los que podrían hacerme lo que quisieran y yo ni siquiera tendría la oportunidad de hacer nada para detenerlos. ¿Cómo iba a sobrevivir allí?
—No te preocupes, solo tienen curiosidad. No es frecuente que tengamos nuevos estudiantes, especialmente a nuestra edad. La mayoría de la gente aquí ha crecido junta —me aseguró Dot, entrelazando su brazo con el mío y guiándome a una gran mesa.
El comedor no era tan impresionante como había imaginado; estaba esperando algo tipo Hogwarts, en cambio, era un comedor universitario estándar.
—Así que esta es tu nueva mascota? —preguntó un apuesto hombre con piel oscura y unos impactantes ojos azules, mientras se levantaba de la mesa y atraía a Dot a sus brazos para besar la parte superior de su cabeza.
—Sí, esta es Estrella. Estrella, este es Joel —nos presenta Dot.
Joel me dedicó una sonrisa de 1000 megavatios y extendió su mano para estrechar la mía. No obstante, dudé un momento, recordando lo que pasó con Theo.
—Hola —hice un pequeño gesto incómodo y rápidamente aparté la mirada.
—Cariño, te he traído un batido —nos interrumpió un hombre moreno con aspecto descarado, entregándole a Dot un batido de fresa.
—Si que sabes cómo tratar a una chica —exclamó Dot, parándose en la punta de sus pies para besar su mejilla, antes de volverse hacia mí—. Este es Máximo —me sonrió.
—Max —la corrigió él con un gesto de fastidio, seguido de un guiño.
—Soy Estrella —sonreí.
—Y, ¿qué me has traído a mí, Max? —preguntó César, dándole un codazo a Max en las costillas a modo de broma.
Los cuatro hombres empezaron a burlarse el uno del otro y a hacer bromas.
—Lo siento, pueden ser un poco exagerados, pero los amo —dijo Dot con cariño mientras observaba a sus hombres pelear—. Vamos a buscar algo de comida —añadió, guiándome hacia un gran mostrador de comida.
Me entregó una bandeja y un plato, luego tomó uno para sí misma antes de empezar a colocar comida en él. La comida estaba dispuesta bajo mostradores calientes en un bufé de autoservicio. Tomo una porción de pizza de queso y algunas patatas fritas mientras nos movíamos a lo largo del mostrador.
—Entonces, ¿con cuál estás saliendo? —pregunté, echando un vistazo a los cuatro hombres que estaban sentados en la mesa.
—Con todos ellos —me sonrió.
—¿Qué? —jadeé, luego añadí con una risita —. ¿Cómo te las arreglaste para conseguir eso?
Tomé una manzana, una botella de zumo y seguí a Dot de vuelta a la mesa.
—Así es como hacemos las cosas aquí, echa un buen vistazo a tu alrededor —se rio.
Tomé asiento a su lado y los hombres se levantaron para ir a buscar su comida. Observando a los otros estudiantes, noté distintos grupos en los que había una mujer con hasta cinco hombres en cada mesa.
—Nuestra población es pequeña y las mujeres son raras, así que se forman vínculos con varios hombres. Por lo general, hay cuatro hombres por cada mujer, pero a veces en vínculo se forma con tres o cinco hombres —me explicó.
—¿Y los hombres no se ponen celosos o pelean entre ellos? —pregunté, encontrando todo eso difícil de creer.
—A veces lo hacen, en especial al principio, pero lo resuelven. Nuestros vínculos no son nuestros para elegir. Hay un par de los nuestros que tienen el don de la vista, pueden detectar almas gemelas y unirlas. Cuando una mujer cumple 18 años, el buscador de almas la guía hacia sus vínculos.
—¿Y alguien tiene la opción de elegir en todo esto? —luché por evitar que el disgusto se notara en mi voz; eso se sentía sucio, como explotación.
—Por supuesto que la tienen, algunos se resisten a los vínculos, pero casi siempre ceden al final. No es fácil ignorar a tu alma gemela —se encogió de hombros.
Escaneé la habitación de nuevo, todo el mundo parecía feliz en sus grupos. Entonces, mis ojos se posaron en una mesa al fondo. Solo había hombres en esa mesa, y cada uno de ellos me estaba mirando fijamente.
—¿Quiénes son? —le susurré a Dot.
—Esos son los hombres que no están unidos, fueron declarados sin alma gemela viva dentro del reino y están resignados a llevar una vida solitaria. Les acabas de dar una segunda oportunidad a todos —dijo con emoción.
Mi corazón dio un vuelco cuando mis ojos se cruzaron con los de Mario, el pavor me invadió cuando vi al demonio en sus ojos mientras me observaba fijamente, con esa mirada asesina una vez más.